La provincia de Palencia, en la zona norte de Castilla y León, tiene un encanto particular. Especialmente en la zona de la Montaña Palentina y ya casi pegando con la comunidad de Cantabria. Por eso hoy queremos hacer dar un paseo por el que creemos que es el rincón más bonito y escondido.

Esta área montañosa está repleta de belleza natural, rica historia y patrimonio cultural. Además, está salpicada de pequeños pueblos con encanto, donde la historia se mezcla con la tradición.

Palencia es conocida a nivel internacional por ser uno de los enclaves más importantes del arte románico en España, especialmente en la Montaña Palentina. También es un paraíso para los excursionistas con sus múltiples rutas y senderos.

Esta zona, como no, es famosa por su rica gastronomía. Aquí se pueden degustar platos tradicionales como el lechazo asado (cordero lechal), productos de caza como el jabalí o el venado, y los famosos quesos de oveja.

Pero el lugar que más nos ha gustado es un municipio con mucha historia: Brañosera. Este lugar se puede decir que es la esencia de los pueblos, de los Ayuntamientos y del municipalismo.

Brañosera es una pequeña localidad de 252 habitantes ubicada en la Montaña Palentina, concretamente en la Sierra de Híjar, que cuenta con la carta puebla otorgada más antigua del país y que le fue concedida en el año 824, cuando formaba parte del Reino de Asturias.

Un lugar de ensueño que conserva un buen número de casas tradicionales construidas de piedra y madera de roble, como buena muestra de arquitectura tradicional de montaña.

Se trataba de una zona estratégica por su ubicación, al borde de la Cordillera Cantábrica, en el proceso de repoblación y expansión que había emprendido el Reino de Asturias en una Península Ibérica que se encontraba casi en su totalidad dominada por los árabes.

Ayuntamiento de Brañosera Palencia Turismo

Precisamente es esa ubicación muy cercana de Cantabria la que le hace única. Está a tan solo 20 kilómetros de Reinosa. A 19 de Fontibre, donde nace el Ebro. Pero aún hay más.

En Brañosera nace el río Rubagón, que el invierno genera unas impresionantes cascadas de hielo que lo convierten en el paraíso del escalador.

Brañosera es paso también del GR1, sendero Histórico de unos 1600 km que atraviesa España desde Cataluña hasta Galicia por espectaculares paisajes de montaña en este idílico paraje de la Montaña Palentina.

También es considerada la puerta al Pico Valdecebollas, lugar idílico para aficionados a la alta montaña.

Casa nevada Palencia Turismo

Su pasado

Jesús María Mediavilla, su alcalde, explica que, hasta mediados de siglo pasado, Brañosera conformaba una cuenca minera, “yo diría que de las más importantes del país y del norte de Palencia”. Llegando incluso a ser un núcleo más importante que la propia capital actual.

A partir del cierre de las minas se provoca un declive de la población, gente que estaba bien preparada desde un punto técnico tuvo que irse.

El municipio de Brañosera, vinculado de forma irremediable a su vetusta historia, destaca a día de hoy por su arquitectura medieval y, especialmente, por la naturaleza que lo envuelve, en plena Sierra de Híjar.

Pero si algo prima aquí es el arraigo. "Los que se fueron nunca perdieron el contacto, volvieron en verano y ahora lo hacen de forma más continua", afirma el alcalde.

Entre sus potencias destaca "su historia antigua, visibilizar una zona con paisajes preciosos, y el patrimonio industrial que dejó la minería".

Aunque el alcalde reconoce que físicamente los vecinos de Brañosera parecen cántabros, "somo los más castellanos de Castilla, por pensamiento y por historia".

Qué ver

La localidad se encuentra rodeada de robledales y hayedos, atravesados por riachuelos y arroyos, que habitan animales como el oso pardo, el águila real o el urogallo.

En Brañosera, destacan sus casas de madera de roble y de piedra que fueron fabricadas con materiales procedentes de los bosques que rodean el municipio.

Tres torres de Valdecebollas Palencia Turismo

Además, sobresalen edificios como el Ayuntamiento de Brañosera o iglesias románicas como la de San Miguel, Santa Eulalia, Valberzoso o Salcedillo, además del puente romano conocido como de Rojaldillo.

Y por la comida no te preocupes, pues comer: sopas de ajo, carnes guisadas, adobos, piezas de caza como el venado o jabalí.

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