Publicado el primer libro monográfico sobre el traje charro
El traje charro va unido a las raíces y la cultura tradicional de Salamanca, una vestimenta que ha pasado de generación en generación y que ahora protagoniza la última publicación del Instituto de las Identidades de la Diputación de Salamanca.
Esta nueva obra, que lleva por título 'El traje charro' y que cuenta con una tirada inicial de 500 ejemplares al precio de 18 euros, ha sido escrita por la experta Macu Vicente y cuenta con una importante base fotográfica que comienza desde los primeros retratos de salmantinos con esos ropajes hasta imágenes contemporáneas de Santiago Ochoa.
El Palacio de La Salina ha servido de escenario para su presentación pública, en la que han estado, además de Macu Vicente y Santiago Ochoa, el diputado provincial de Cultura, Julián Barrera, y el director del Instituto de las Identidades de Salamanca, Juan Francisco Blanco.
Se trata del "primer libro que trata monográficamente el traje charro", una "joya" que ofrece una contribución "indudable" al conocimiento de estas prendas, ha apuntado el delegado de Cultura, Julián Barrera.
Por su parte, Juan Francisco Blanco ha agradecido que Macu Vicente se haya centrado en la vestimenta tradicional, por ser "algo tan emblemático" de Salamanca y por ser un campo que abre "tanto por investigar" a partir de ahora.
La autora ha indicado que esta publicación es el "regalo" de su vida, una obra que ha sido posible tras diez años de trabajo y de numerosos viajes para datar, estudiar, conocer y ahondar en un traje que estuvo presente en todas las celebraciones salmantinas en siglos pasados.
Macu Vicente ha explicado que, debido a ser una indumentaria "enormemente rica" y que varía incluso dentro de la provincia, se ha centrado en la de Villavieja de Yeltes, un municipio considerado "el corazón de la charrería".
Ese municipio lo ha tomado como punto de arranque y ha querido centrarse en él, desde documentación del último tercio del siglo XIX hasta 1969, cuando murió "el último charro" y cuando la emigración provocó que su uso comenzase a "desmoronarse".
Los lectores podrán conocer cómo la agricultura y la industria floreciente de finales del XIX ayudaron a que creciese la identidad charra en Villavieja y cómo intelectuales de la época ayudaron a que perdurara.
Incluso, como anécdota, Macu Vicente ha contado que "todo el pueblo" de Villavieja se desplazó a Madrid en 1940, hasta allí fueron sus vecinos vestidos de charros para rodar una película dentro de un estudio, además de otros filmes que se grabaron en el propio municipio y cuyas imágenes se conservan.