El viajero llega a Madroñal de la Sierra para participar en sus fiestas en honor de Santa Anta que, en la jornada de ayer, tuvieron su prolegómeno con la Fiesta de la Cereza. Llegar a Madroñal y encaminarse a Cepeda para hospedarse es también como sortear un peligro continuo. A punto estuvo de reventar una rueda en un primer bache en la carretera que une a estos dos municipios serranos, pero el sortear socavones llega en la distancia que va entre un pueblo y otro. Los vecinos de ambos municipios no comprenden cómo es posible esta situación de abandono, dejadez y peligro de la carretera, cuando el trayecto es un continuo ir y venir de automóviles dentro de la ruta turística de la Sierra de Francia. Sea de quien sea el problema, de los ayuntamientos o de la Diputación, da igual, porque ante todo debe prevalecer la seguridad de los ciudadanos. Porque, haciendo bueno el refrán, 'unos por otros y la carretera sin arreglar'.

Sorteados los socavones, el viajero llega, nuevamente, a Madroñal mientras los vecinos asisten a la misa en honor a su Patrona, Santa Ana. La imagen, una preciosa talla dorada cuya identidad es su miniatura, muy al gusto serrano tomando como ejemplo la Virgen de la Peña de Francia, es paseada en procesión por las mujeres del municipio, eso sí, con el acompañamiento de los hombres. También la gaita y el tamboril y los esbeltos trajes serranos preceden a la imagen. Ya en la plaza del pueblo tiene lugar el Ofertorio, sin grandes puestas en escena, pero sí intimista y recogido. Además, un convite en la Cooperativa de Frutas sirve de convivencia entre los vecinos.

La fiesta llega por la noche. En esta jornada de fiesta local, muy calurosa para estar entre montañas y valles verdes y laderas, será La Huella quien protagonice la noche. Y, mañana, para rematar las fiestas, nada menos que Pikante. Ambas verbenas tendrán lugar a las 00.00 horas y llegan de la mano de Espectáculos Guinaldo. No es por nada, pero es su pueblo y quién no desea lo mejor para su cuna? Pues eso, cachis!

FOTOS LUIS FALCÃO