El diputado por Unidos Podemos Alberto Garzón ha defendido el comunismo como salida a la crisis que ha llevado a las clases bajas a "la más estricta de las precariedades".

Esta situación, según sus palabras, difiere a la de las "clases altas, adineradas y acomodadas" que "se han enriquecido" en este tiempo por, entre otras medidas, "los rescates financieros" promovidos desde el Gobierno.

Así lo ha señalado en su visita al Edificio FES, en el Campus Miguel de Unamuno de la Universidad de Salamanca (USAL), donde el máximo responsable de Izquierda Unida ha presentado su último libro 'Por qué soy comunista'.

En un encuentro con los medios, acompañado por el secretario general de IU en Castilla y León, José Sarrión, Alberto Garzón ha dicho que la presentación de su última publicación le sirve en actos como el de Salamanca para "reflexionar sobre los acontecimientos que están sucediendo no solo en el país, también en el marco de la Unión Europea y de las sociedades actuales".

Y, sobre esa crisis que ha hecho efecto en España, ha lamentado que las clases más desfavorecidos hayan sido las que han tenido que hacer frente a "conflictos de deslocalización" así como a "los recortes de derechos, de educación, de sanidad, de empleo".

A este mismo asunto, también se ha referido el líder de Izquierda Unida en Castilla y León, José Sarrión, quien, en presencia de Garzón, ha señalado que "ser comunista significa una apuesta por la clase trabajadora, por los desfavorecidos".

Asimismo, en referencia al acto de análisis sobre el comunismo, Sarrión ha dicho que quería dedicar el encuentro a los trabajadores del "privatizado" servicio de limpieza del Hospital de Salamanca, además de a los profesionales de lavandería y de cocinas del mismo complejo asistencial.

Y, finalmente, se ha acordado de los miembros de la plataforma 'Stop Uranio', que se oponen a la apertura de una mina de uranio a cielo abierto en Retortillo (Salamanca), a cargo de la empresa multinacional Berkeley.

Según José Sarrión, este proyecto de explotación minera en el oeste de la provincia y de Castilla y León, de llevarse a cabo, "supondrá la destrucción de la forma de vida de muchos pueblos de Salamanca".