El Mercado Central estrena iluminación artística
El Mercado Central de Salmanca ha estrenado este martes iluminación artística después de que el Ayuntamiento haya invertido más de 57.000 euros para su nueva instalación ornamental en las cuatro fachadas. Unos trabajos sobre 1.232 metros cuadrados para realzar su valor estético y arquitectónico como un atractivo más dentro de las visitas que se hacen por la ‘Salamanca Iluminada’.
La edificación, obra arquitectónica protegida con más de un siglo de historia, alberga el mercado central de abastos más antiguo de la ciudad, habiéndose convertido en el centro de referencia y lugar para la promoción y puesta en valor de los productos autóctonos que forman la base de la gastronomía salmantina.
El proyecto incluía la iluminación al detalle de los distintos elementos arquitectónicos de la fachada, a través de 113 proyectores de reducido tamaño y de tecnología LED, destacando las arquerías de hierro acristaladas (ventanales), los paños de ladrillo visto y el entramado de las columnas pareadas de fundición que serán resaltadas con distinta iluminación y distinto color. La portada principal, por otro lado, cuenta con iluminación especial proveniente de proyectores lineales de largo alcance con el objetivo de destacar los relieves de hierro.
Además, próximamente el Mercado Central tendrá vidrieras artísticas como las catedrales. Se instalarán en ventanas y puertas del edificio para ofrecer a salmantinos y visitantes una imagen más atractiva, que se potenciará asimismo con la instalación de iluminación artística. Las obras de puesta en valor incluirán otras actuaciones de conservación, como la restauración de cornisas y zócalos.
Cabe recordar, además, que recientemente en este entorno se ha instalado una escultura con la que el Ayuntamiento de Salamanca homenajea a las turroneras de La Alberca del artista Gonzalo Coello Campos, autor de exposiciones en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valladolid, París, Niza, Bruselas y en ciudades norteamericanas como Washington, Nueva York y Augusta.
Con unas dimensiones de más de 1,60 metros de alto y de 1,40 de ancho y un peso de 600 kilogramos aproximadamente, esta obra fundida en bronce a la cera perdida representa a una turronera del siglo XIX sentada sobre una caja de madera y una mesa panera en la que corta el turrón.