El equipo de gobierno en el Ayuntamiento salmantino de Rágama, con el alcalde José Luis Moyano a la cabeza, lleva mucho tiempo denunciando e instando a la Junta una solución eficiente al lamentable estado en que se encuentra la travesía urbana de la carretera CL-610, competencia de la Junta, a su paso por dicho municipio.

Hasta en tres ocasiones ha solicitado en este último año el primer edil medidas y actuaciones en materia de conservación y mantenimiento que pongan fin a la multitud de baches, socavones, falta de aglomerado y asfaltado en la calzada y desprendimiento del mismo al paso de los vehículos, recibiendo la callada por  respuesta o alguna que otra intervención improvisada, chapucera y de forma salpicada que suele ser inútil y de nula eficacia, y que mantienen la citada travesía en un estado tan lamentable que la hacen peligrosa para el tránsito tanto de los peatones como de los conductores y los vehículos que transitan por ella.

A estas deficiencias en el mantenimiento y conservación de la calzada se suma la falta de actuaciones en materia de seguridad y señalización con una ausencia total de pasos de peatones, semáforos limitadores de velocidad y bandas sonoras o luminosas que advierta del peligro de la travesía y garantice la integridad de los peatones. Y sin que tampoco la Junta haya hecho nada en este sentido a pesar de que la Cortes de Castilla y León aprobaran por unanimidad el pasado mes de febrero una Proposición no de Ley presentada por el PSOE para dotar a este tramo de carretera de todos los elementos antes mencionados y dar solución a sus carencias a diferencia de lo que ocurre en otras travesías en los municipios de las provincias de Ávila y Valladolid por donde transcurre esta carretera. Una carretera con un gran volumen de circulación, cerca de 1.400 vehículos al día, de los que el 18% corresponde a tráfico pesado.