Salamanca acoge este fin de semana el tercer Encuentro Jornadas Turner sobre el síndrome de Ullrich-Turner, una afección genética rara, que afecta únicamente a las mujeres, provocada por la ausencia total o parcial de un cromosoma X. Promovidas por la Asociación Alejandra Grandes Salamanca, con la colaboración del Ayuntamiento de Salamanca y el Colegio de Médicos, tienen lugar en la Casa de las Asociaciones de la calle La Bañeza y el salón de la organización colegial en la calle Joaquín Montero, como se detalla en el programa adjunto a esta información.

Dos días de conferencias, talleres e intercambio de experiencias y conocimientos con la participación de la psicóloga Concepción Chamizo Romero, la trabajadora social Petri García de Arribas, el cardiólogo Agustín Martín García, la ginecóloga Carmen Belén de la Torriente Benito, la ginecóloga y embrióloga Paloma Duque Álvarez, y el psicólogo y pedagogo Esteban García Calvo.

La cantidad normal de cromosomas en los seres humanos es 46. Dos de estos cromosomas determinan el sexo. Las mujeres normalmente tienen dos XX, mientras que los hombres presentan uno X y otro Y. En las mujeres con síndrome de Turner, a las células les falta todo o parte de un cromosoma X, una afección que se genera prácticamente en el momento de la concepción y no es prevenible.

Los rasgos principales son baja estatura, piel del cuello arrugada, desarrollo retardado o ausente de las características sexuales secundarias, ausencia de la menstruación, ptosis palpebral, implantación baja de orejas y de cabello, cubito valgo, tórax ancho.

Las niñas con síndrome de Turner generalmente tienen una inteligencia normal, pero algunas pueden tener dificultades de aprendizaje, especialmente en matemáticas. Muchas niñas también tienen problemas con tareas que requieren habilidades especiales, como lectura de mapas u organización visual. Los problemas auditivos también son más comunes en niñas con el síndrome de Turner.

Por otra parte, es frecuente un retraso en su madurez emocional. Esta inmadurez está claramente relacionada con la sobreprotección que reciben de sus padres y familiares, que se debe en gran medida a que tienden a tratarlas sobre la base de su baja estatura, lo que las perjudica haciendo que se mantengan inmaduras y dependientes. También es habitual que las niñas tengan una autoestima baja, debido a los posibles signos físicos del síndrome, especialmente la baja estatura.