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Apared, el reajuste social contra las consecuencias de las drogas

8 septiembre, 2018 11:44

Ferias y Fiestas en Salamanca, tiempo para la juerga y el desenfreno. Momento también agravar las adicciones al alcohol y las drogas, cada vez más presentes en la sociedad, que terminan derivando en problema de salud, familiares y sociales. Para ayudar a estas personas está la Asociación para la Prevención, Ayuda y Readaptación (Apared), protagonista hoy de nuestra serie dominical sobre los colectivos sociales de Salamanca. Además, esta semana ha firmado con el Ayuntamiento la puesta en marcha del Protocolo de Atención Coordinada a Personas Sin Hogar de Salamanca.

Ubicada en un local de la calle Toledo, 13, esta asociación cuenta con tres trabajadoras sociales, Charo, María y Carmen, que atienden los lunes, miércoles, jueves y viernes de 17:00 a 20:30 horas, mientras que los martes prestan terapia en la unidad de tratamiento del alcoholismo del paseo de San Vicente. Además, disponen de los correos electrónicos aparedsalamanca@gmail.com y aparedsalamanca@hotmail.com, y del teléfono 699545607.

La asociación surgió en 1985 en Salamanca desde el servicio de salud mental de la Diputación, a la par que la asociación de rehabilitados alcohólicos, a petición de los grupos de terapia para poder tratar también la adicción a las drogas. Entonces era el momento de mayor impacto de la heroína sobre la sociedad, cuyos efectos eran más visibles que ahora otro tipo de sustancias estupefacientes, cuyas principales consecuencias son los trastornos mentales.

En Apared ofrecen información, apoyo y seguimiento, tanto a personas con adicción como familiares que quieren sacarles de esa lacra. “Trabajamos con personas con un desgaste social importante, que abusan de las drogas”, destaca María. Así, abren su local “sobre todo para trabajar la motivación y el acompañamiento, que tengan un sitio donde pensar en su futuro”, orientándoles en su tiempo libre, que adquieran responsabilidades y hábitos de trabajo, e incidiendo en la inserción sociolaboral, además de prevenir recaídas y ayudar a que reconozcan sus esfuerzos.

Pero la asociación también reparte jeringuillas, unas seis mil al año, para intentar prevenir el contagio de enfermedades, y llevan a cabo un trabajo de voluntariado en el centro penitenciario de Topas cada quince días, con un grupo de terapia de unas diez personas para trabajar la prevención de las recaídas cuando salgan de prisión. Al mismo tiempo, se trabaja la dependencia como enfermedad, que adquieran responsabilidades y hábitos de trabajo.

Con un trabajo multidisciplinar y sinergias con otros colectivos e instituciones, están logrando la rehabilitación de quienes acuden en su ayuda. “No administramos tratamientos, pero sí los reforzamos. Les escuchamos, y si alguien tiene la firme decisión de dejar de consumir, derivamos a los centros especializados”, explica Charo. Y es que “sobre todo vienen policonsumidores, la mayoría de los participantes han pasado por diferentes tratamientos, algunos sustituyen unas drogas por otras sin ver el riesgo que conlleva”.

A ello se une un programa de acompañamiento personal para habitantes de los pueblos, no sólo personas drogodependientes. Por ejemplo, personas con discapacidad, enfermos terminales o personas con secuelas del consumo de drogas, es decir, quienes padecen un desajuste social. Así, se les acompaña a consultas de tratamiento para su adicción, a consultas médicas, o se realizan gestiones que requieran cierta dificultad o estrés para el usuario, principalmente en organismos públicos. Porque en Apared su principal objetivo es lograr la autoayuda y la rehabilitación y reinserción social de quienes tocan fondo pero pueden volver a la senda correcta de la vida.