El meta Molina cabecea el empate de Unionistas sobre la bocina
Molina y Molina. Así podría resumirse el partido disputado este domingo por Unionistas de Salamanca en el feudo del Real Valladolid B. El meta blanquinegro, tantas veces héroe bajo palos, volvió a serlo aunque cambiando de traje. Se colocó el de goleador y salvo un punto in extremis, que sabe a gloria en el seno de Unionistas. Mágico, inesperado, oportuno, soberbio (1-1).
El partido en los Anexos de Zorrilla fue trabado y tosco como acostumbra a protagonizar el cuadro de Auguirre. El Pucel supo canalizar el juego hasta las bandas e inquietó con centros laterales. Unionistas reaccionaba a balón parado y el duelo tenía más tensión que fútbol. En el minuto 35', encontró premio el conjunto local gracias a un potente chut de Raúl Navarro que recortó hacia dentro y puso el balón lejos del alcance de un Molina que solo pudo rozarla.
Sin embargo, el guardameta estaba llamado a saborear las mieles este domingo y vaya si lo hizo. Tras una segunda mitad en la que su equipo no pudo materializar ninguna ocasión, cuando se certificaba la derrota, emergió desde los palos para cambiar de área, ganar el balón, cabecearlo en la última jugada y poner el as tablas para su equipo. Épico final para un partido que no pasará a la historia por su fútbol aunque sí por su desenlace.