Hace un mes, a comienzos de agosto, el Ayuntamiento de Salamanca eliminó casi todos los alcorques, pobres pero alcorques, que en los últimos años habían perdido su correspondiente árbol (normalmente por tala, aunque también por enfermedad y viento) y no había sido repuesto con la rapidez y eficacia que merece el mantenimiento del arbolado en el casco urbano, como así ha denunciado "Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio" en varias ocasiones.
En dos de esos alcorques ha sido plantado el correspondiente árbol mientras que, al menos, se han enlosado seis dejando otro sin árbol e incluso se ha retirado la totalidad de los bancos situados en el perímetro, cerca de una docena, junto a la calzada, cuyo paradero se desconoce. Esta actuación tiene como fin consolidar la pérdida del arbolado en esta histórica plaza: en tan solo treinta años, entre alcorques y parterres, ha menguado en un 40%. A la vez se ahonda en la despersonalización, iniciada con el traslado injustificado de un jarrón ornamental, y el desapego, al restar esos bancos que contribuían a facilitar la estancia y el descanso de todos los salmantinos y visitantes.
La plantación de dos jóvenes árboles, como no podía ser de otra manera, es bienvenida y se confía en que puedan desarrollarse con normalidad y alcanzar porte suficiente para contribuir a dar sombra y evitar la penosa imagen de abandono que padece esta zona verde. Si bien, se debe aclarar, el verano no está considerado como el mejor momento para estas labores.
Lo mismo ocurre con el árbol que había ante la sede de la Agencia Tributaria, en la Calle Rector Lucena, y que tras varios años había conseguido desarrollarse y sobrevivir a las exigencias del entorno. Desconocemos su paradero pero lamentamos que el proyecto no haya tenido en consideración la posibilidad de habilitar un nuevo alcorque en la misma calle o la de tratarlo en otra estación más favorable para su supervivencia.
Pero nada de esto es ajeno a la tendencia de fondo que considera el arbolado urbano como mobiliario, incluso las flores se nos muestran en extraños maceteros abigarrados, y que retira árboles de nuestras calles paulatinamente, como ha ocurrido en la Cuesta de Carvajal donde tan solo sobreviven, después de las talas de los últimos años, cinco terciados ejemplares que con dificultad nos recuerdan aquella postal en la que aparecían no menos de veinte.
La política del Ayuntamiento de Salamanca en materia de arbolado pronto se enfrentará a un nuevo invierno y debemos temer, según lo acontecido en las últimas temporadas, por las podas a destiempo, atroces, inconscientes e innecesarias en la mayoría de los casos.
Desde "Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio" entendemos que poco o nada de lo que se realiza con el arbolado de la ciudad de Salamanca es aceptable, y que el Plan de Infraestructura Verde no va a dotar de árboles a los alcorques vacíos de nuestras calles, ni va a proteger choperas, como la de la Aldehuela, reducida a un sinnúmero de árboles secos, ni tampoco va a evitar que se siga interviniendo en la naturaleza, que requiere atención pero no inversiones costosas.