El American Institute of Architects (AIA) ha distinguido la Capilla de la UPSA, obra del arquitecto Pablo Guillén, con el galardón en los Faith&Form International Awards, que premia la mejores obras de arquitectura, diseño litúrgico y arte para espacios religiosos en todo el mundo.
El jurado ha reconocido a la Capilla de la institución académica, única obra arquitectónica española, con uno de los cinco premios de honor.
El jurado destaca "la sencilla elegancia en el uso de materiales naturales, nuevas superficies y exquisitos muebles; el diseño de la iluminación, que eleva el espacio; el arte bien integrado en el diseño, y los detalles que proporcionan calidez y armonía". También reconoce la usabilidad del espacio y la perfecta acústica que se ha conseguido con la obra realizada.
Las fotografías de la Capilla estarán expuestas en Nueva York, donde previsiblemente se entregará el premio.
Otros premios obtenidos
La Capilla de la UPSA también obtuvo el año pasado -en la categoría de 'Interior Design Award'- el prestigioso premio internacional The Architecture Masterprize 2018 (Los Ángeles. EEUU) conseguido solo por cuatro arquitectos españoles, así como un accésit en el X Premio de Arquitectura de Castilla y León, reconocido en 2018 por el Colegio Oficial de Arquitectos de León (COAL), el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla y León Este (COACYLE) y la Junta de Castilla y León.
Detalles técnico-arquitectónicos de la Capilla de la sede central de la UPSA
El proyecto partió de la decisión de realizar una intervención discreta, con tintes actuales que respetara el estilo singular del edificio donde se ubica. Las paredes de piedra de Villamayor contrastan con la piedra caliza, de Campaspero, con la que se creó un muro que articula todo el conjunto -acceso, sacristía y capilla- que reparte los espacios y recoge en su interior las necesidades de cada uno. Con esta piedra se creó también un zócalo perimetral corrido que organiza el espacio de la capilla, a modo de anillo abierto, donde la comunidad universitaria se coloca en forma de herradura, dirigida hacia el centro donde está ubicado el altar elevado. El espacio cuenta con elementos de madera maciza.
El altar, la sede y el ambón se han tratado como elementos exentos del suelo, como bloques de piedra natural apoyados, con sus imperfecciones y belleza natural.
El retablo se concibió con forma escenográfica, cuya pared del frente tuvo un tratamiento superficial rugoso que hace de fondo de escena y sobre la que se colocaron dos tallas de madera y el sagrario, obras del escultor Javier Martínez. Los tres elementos se unificaron en tres tablas de pan de oro que los realzan, obras del artista Francisco Orejudo. La tabla del Cristo cobra mayor protagonismo por su tamaño y por la policromía de la cruz realizada a través de la técnica del estofado. La cruz, al igual que el resto de piezas, tuvo una ubicación y proporción adecuada a la concepción espacial del conjunto de la obra. En el diseño del retablo se prestó especial atención a la escena representada, al tratamiento de la luz, a los materiales, a la proporción de sus elementos y al público universitario que actualmente lo frecuenta.
El arquitecto encargado de la intervención Pablo Guillén Llanos forma parte del estudio Amas4arquitectura, integrado también por los arquitectos Javier López de Uribe, Fernando Zaparaín, Fermín Antuña y Eduardo García.