“Quien sufre y se encuentra ante el final de esta vida necesita ser acompañado, protegido y ayudado a responder a las cuestiones fundamentales de la existencia, abordar con esperanza su situación, recibir los cuidados con competencia técnica y calidad humana”. Esta reflexión forma parte del documento ‘Sembradores de esperanza’, publicado por la Conferencia Episcopal sobre la etapa final de la vida.
En Salamanca, si existe un lugar donde se convive con el final de la etapa vital es en la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital de Los Montalvos, como recogen en el artículo de la Diócesis de Salamanca. Allí desempeñan su labor diferentes profesionales volcados en aliviar el sufrimiento en la última etapa, tanto el físico, el psicológico como el espiritual. Este último, de la mano de sus dos capellanes, los sacerdotes diocesanos Antonio Ruano y José María Morales.
El responsable de este servicio hospitalario es Francisco Vara, quien precisa que en Cuidados Paliativos trabaja un grupo de personas a los que les une una cosa en común: “El compromiso con el alivio del sufrimiento humano en los pacientes con una enfermedad crónica evolutiva, con una esperanza de vida corta, para que estén libres de dolor, con los síntomas bajo control, en el sitio que ellos quieran, bien en su casa o en el hospital, con su familia, y rodeados de los que ellos quieran”, argumenta.
Atención integral
La atención en esta unidad es integral, ya que comprende el tratamiento de síntomas físicos, psicológicos, sociales y espirituales, “tanto en el hospital como en su domicilio, con una unidad urbana y otra rural, para llegar a todos los pacientes de la provincia”.
El equipo está comprendido por 45 personas, “quienes abordamos a la persona como ser humano, y somos conscientes de que no solo es alguien que sufre físicamente, también comprende la espiritualidad, y hay que abordarla, porque genera sufrimientos, y aunque no tiene porqué ser religiosa sabemos que el 80% de las personas son católicas, sobre las dudas que tiene”, detalla el doctor Vara.
Este es uno de los motivos por los que se ofrece la asistencia religiosa a través de los capellanes, “que muchos demandan en las etapas finales de su enfermedad terminal, de intenso sufrimiento”. De este modo, destaca este responsable, “esa parte se cubre con los que saben hacerlo, los sacerdotes”, porque tiene claro que, abordando el sufrimiento espiritual, “mejora la calidad de vida del paciente, e incluso supone que necesite menos medicamentos”.
Francisco Vara asegura que si se tratan estos aspectos que influyen en el dolor, “necesitarán menos analgésicos, y sin atender los aspectos emocionales, “no vamos a tratar los síntomas físicos”. Además, precisa que para atender a un ser humano de manera global, “hay que trabajar en equipo, cada uno desde su conocimiento”, porque Vara considera que contar con un equipo multidisciplinar, “tiene mucho más impacto en la calidad de la asistencia”.
A la hora de hablar de la eutanasia, aclara que su especialidad, “no puede ser considerada como una alternativa a la misma, lo que exigimos es que exista una cobertura completa de cuidados paliativos, que ningún enfermo en el ámbito nacional no le lleguen estos cuidados”. Por lo tanto, para Francisco Vara, “el debate de la eutanasia, es ajeno a nosotros”. Él personalmente, como cristiano, “estoy en contra de ello”.
Si existe una definición de su Unidad de Cuidados Paliativos, este responsable crea la suya propia: “Tiene alma, y se compromete con el sufrimiento de las personas, en llegar a ellas”. En este servicio hospitalario su labor se extiende a las 24 horas de cada jornada y los 365 días del año, “también en coordinación con el médico de Atención Primaria”. Cada año, atienden a una media de 1.000 personas entre la atención domiciliaria (unas 480 personas) y la hospitalaria, con medio millar.