El pasado viernes 13 de marzo el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, decretó el cierre de los colegios para evitar contagios por el COVID-19. Una medida que llegó en medio de una gran expectación, a rebufo de otras comunidades autónomas, y que para muchos significó la prueba definitiva de lo que se venía encima. Después, ha habido un incremento paulatino en las medidas de confinamiento de la población para evitar la propagación de un coronavirus que, en Salamanca, ya supera el millar de contagios, según las últimas cifras oficiales.
La carencia de aulas, o la imposibilidad de reunión, sin embargo, no es óbice para que la educación siga su curso. No en los tiempos que corren. La carrera durante los últimos lustros para implementar en el sistema educativo las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, las conocidas TIC para abreviar, ha sido incesante. No en vano, la Junta de Castilla y León ha centrado buena parte de sus esfuerzos en este ámbito para incrementar las competencias de los centros. Y algunos han sido aventajados. Es el caso del CEIP Carmen Martín Gaite de Santa Marta de Tormes, en Salamanca.
Elena Pérez es su directora y celebra desde su hogar, ahora también puesto de trabajo, el camino recorrido en este tiempo. Y se lo cuenta a los lectores de NOTICIASCYL SALAMANACA. “Afortunadamente estamos medio preparados porque llevamos muchos años trabajado con las TIC. Tenemos una calificación de 4 sobre 5 dentro de la aplicación de las tecnologías en la educación y ahora nos está sirviendo de mucho”, valora. En la actualidad, el Martín Gaite tiene 189 alumnos, 18 profesores y todos, salvo un par de familias, están conectados telemáticamente.
Y es que ahora también se están revelando algunas carencias en lo que se refiere a la conectividad de la población, una competencia que también corresponde al ente regional. Algunas casas están sin wifi y otras solo cuentan con un ordenador, a repartir, pongamos, entre el papá, que teletrabaja, el hermano, que también estudia, etcétera... Excepciones que el centro está tratando de subsanar a través de la cesión de material y la propuesta de contratación, por parte de la Junta, de algún bono para dotar de conexión a los hogares que carecen de ella. Mientras tanto, monitorizan la actividad docente por vía telefónica. A la antigua usanza.
Un resquicio al pasado en medio de una efectiva metodología digital que se articula a través de tres vías. Con padres, profesores y alumnos. Los primeros, los papás, están conectados por medio de una aplicación de mensajería, parecida a whatsapp, aunque con mayor privacidad, que ya estaba en uso en el centro aunque con otros objetivos, también relacionados con el futuro. “Empezamos a utilizarla para mandar circulares a los padres por ahorrar papel y ahora nos viene fenomenal. Llevamos tres cursos usándola. Antes solo era para difundir avisos, pero ahora también sirve para que los padres planteen sus dudas y los profesores las resuelvan”.
Unos docentes que tienen varios años de experiencia en la aplicación de las tecnologías y que han recibido la formación pertinente durante los mismos. La propia Junta de Castilla y León distribuye la herramienta que utilizan para mandar y corregir tareas de los alumnos. Coser y cantar.
También para los propios estudiantes que llevan tiempo aprendiendo en el entorno del Proyecto TIC, del que el centro está “muy orgulloso”, como reconoce su directora. Con solo 3 años comienzan a recibir nociones de nuevas tecnologías, desde mover el ratón hasta trabajar por videoconferencia con plena operatividad en los últimos cursos.
Además, el Martín Gaite afronta su segundo año trabajando mediante una aplicación remota con alumnos de tercero a sexto, entre 9 y 12 años, que sirve para trabajar desde casa y con los mayores están con videoconferencias desde el propio 16 de marzo, solo tres días después del anuncio de clausura. El primero lectivo.
Una situación que, tal y como reconoce Elena Pérez, y comoe era de esperar, ha sido peor para los padres que para los estudiantes. “Los alumnos, en general, están encantados. Los padres sí pasaron una primera semana muy agobiados. Muy pendientes del desarrollo de la propia enfermedad, de sus empleos con los ERTEs... Pero ahora ven que los niños están entretenidos y continúan haciendo su labor", resume la directora.
Como es natural, la imposibilidad de reunirse en un aula conlleva un déficit en los procesos que obliga a rebajar las expectativas. “No es la exigencia diaria del trabajo del cole, pero son cursos muy bajos y son recuperables. Este año no alcanzarán los contenidos previstos, pero los mínimos de sobra. Tenemos claro que los alumnos que no promocionen no va a ser porque ahora no estén yendo a clase”, explica.
Una situación que, por el momento, no tiene visos de solucionarse a corto plazo. “En la Junta están a expensas de lo que haga el Gobierno. Nosotros nos ponemos en lo peor para estar preparados. Aunque tenemos muchas cosas hechas en el 'cole', tenemos que hacer más. Gracias a Dios tenemos muchas herramientas” reconoce. Cabe destacar que las sesiones de evaluación se han desarrollado online y que los alumnos van a tener sus informes en los plazos previstos. No se libran de las notas.
Mientras tanto, el centro intenta mantener arriba el ánimo de 'las tropas'. Por eso han promovido el montaje de un vídeo en el que los profesores salen bailando y poniendo al mal tiempo buena cara. También los papás se han animado y cada clase está haciendo los suyos. Una forma más de mostrar compañerismo y cercanía en la siempre complicada distancia. Aunque sea de seguridad.