Ya se ha dicho en varias ocasiones que la evolución de la pandemia en Salamanca está siendo buena desde la implantación del toque de queda. Los contagios han descendido en gran medida y la incidencia a 14 días ha bajado en casi 400 casos en apenas dos semanas. La tendencia, además, sigue siendo al descenso por lo que parece que, de momento, la situación sanitaria tiende a mejorar.
Esto ha tenido su reflejo en el hospital, claro está, donde la presión en aumento de octubre ya ha disminuido. Los ingresos son menores y las altas siguen siendo muy importantes, lo que unido a la fuerte mortalidad de este mes por desgracia, está provocando un descenso de los pacientes ingresados por coronavirus.
Sin embargo, más allá de ello, donde la ocupación y los contagios siguen en nivel cuatro, el más alto de todos, hay dos indicadores también preocupantes que han comenzado la desescalada de nuevo. Por un lado, la trazabilidad, por debajo del 50% hace dos semanas y que ya ha logrado superar esa cifra. Sigue siendo muy baja porque hasta el 80% no se consideran cifras óptimas pero es un avance que le ha llevado de un nivel alto a uno medio. Quiere decir que la mitad de los contagios se conoce de dónde proceden.
Por otro lado, la positividad ha descendido. Se encontraba, incluso, por encima del 20% y ahora ya ha bajado del 15% lo que provoca que pase de un nivel muy alto a uno alto. Evidentemente, está lejos de cifras que se consideren buenas pero, a menos positividad, mejor situación. Ello va engranado con la propia trazabilidad y con los contagios, ya que recoge el número de positivos según las pruebas que se hagan.