Aún no se puede conocer el efecto de la Navidad en el número de contagios, que seguro que aumentarán, pero lo cierto es que Salamanca, tras pasarlo muy mal nuevamente en la segunda ola, ha logrado estabilizar en números bajos el coronavirus.
El descenso de Salamanca tras las medidas de octubre, en las que se impuso el toque de queda a las 22 horas, el límite máximo de reuniones en seis personas y el cierre de bares tuvo en la provincia el efecto deseado. Desde el inicio, la repercusión fue clara en Salamanca, no así en otras provincias que tuvieron que luchar más, y pasó de ser prácticamente la peor provincia en datos a la mejor.
Sin embargo, la apertura de los negocios justo antes del puente de la Constitución trajo consigo un aumento de contagios a los diez días que preocupaba. La incidencia comenzó a subir nuevamente y, lo que es peor, el número reproductivo básico instantáneo se disparó hasta por encima del 1,5, lo que implicaba que dos personas ya contagiaban a otras tres, con lo que ello implica.
Sin embargo, tras estos preocupantes días, lo cierto es que el toque de queda y las reuniones de hasta seis personas han vuelto a lograr contener el virus y, a falta de que se reflejen los datos de los primeros días festivos de la Navidad, llega en una situación envidiable a final de año.
Mientras en España la incidencia no para de crecer, en Salamanca se mantiene por debajo de 100 a los 14 días y de 50 a los siete días, un riesgo medio lejos de lo considerado como seguro pero que suponen apenas dos decenas de contagios diarios. Además, el número reproductivo ha vuelto a descender drásticamente y ha regresado al 0,68, casi un punto menos que hace diez días.