Desde el Partido Comunista de los Trabajadores de España y los Colectivos de Jóvenes Comunistas, queremos denunciar la gestión de la vacuna de las personas dependientes y mayores de 80 años en la comarca de Vitigudino y, en general, del mundo rural salmantino.



La campaña de vacunación a dependientes y ancianos en esta comarca se está llevando a cabo en el centro de salud de Vitigudino, no en los consultorios locales o a domicilio, con el problema que esto conlleva en una zona tan envejecida. Una situación dantesca, ya que hablamos de desplazar varios kilómetros a personas que, por su condición, lo tienen especialmente difícil. Además, no se está teniendo en cuenta que no todos los cuidadores disponen de un vehículo particular, que muchos de estos cuidadores no pueden permitirse faltar un día al trabajo e incluso que muchos grandes dependientes y personas mayores no tienen cuidadores.



Denunciamos el abandono del mundo rural por parte de las administraciones y las autoridades, que en nuestra provincia se hace más evidente en cuestiones como la sanidad, con falta de medios y constantes recortes. Situación que en Las Arribes conocemos bien, ya que si aún disponemos de urgencias es porque hace 9 años lo peleamos en nuestros pueblos. Y no es un caso aislado, con otros ejemplos como el progresivo desmantelamiento del hospital de Béjar, incluso en tiempos de pandemia, que ha llevado a los bejaranos a movilizarse durante los últimos meses.



Para muchos de nuestros mayores la tan ansiada vacuna ahora mismo no es una alegría, sino una preocupación: no disponen de coche, sus familiares más jóvenes han tenido que emigrar fuera de Castilla y León para buscarse un futuro, y el transporte público en el mundo rural es casi inexistente.



Desde el PCTE y los CJC de Salamanca exigimos que se vacune a nuestros mayores y a las personas dependientes en sus centros de atención primaria o a domicilio, haciéndose cargo la Junta de asegurar los medios necesarios y, en el caso de ser necesario el desplazamiento, sea la Junta la que facilite los medios económicos y logísticos para que sea posible.



Por ello, se debe asegurar la protección de los sectores más vulnerables del pueblo trabajador, sin diferenciaciones entre el campo y la ciudad, sin desequilibrios entre el mundo rural y el mundo urbano. Cada vez queda más claro que la sanidad debe ser 100% pública y universal, y debe estar al servicio de la mayoría social, de la clase trabajadora.