El viernes pasado, en el Pleno, la concejala de Podemos votó en contra de una moción que fue aprobada por el resto de grupos municipales. Existen razones de peso para ello, la principal que en la moción no se contenían las garantías suficientes para que las intervenciones en la ribera no sean un desastre ecológico ni un atentado al río como vienen siendo hasta la fecha.
Y es que el principal punto de partida para intervenir en el río debe ser el respeto por el ecosistema de ribera. El río es como es y eso hay que aceptarlo. Si queremos respetar la biodiversidad, la mejor acción es intervenir lo mínimo posible. El río no se debe urbanizar.
Quien dice respeto por el ecosistema de ribera dice también respeto por el arbolado maduro y por la vegetación autóctona a la que erróneamente se califica como “maleza”. Nos empeñamos en domesticar la vegetación porque nos molesta sin tener en cuenta que juega un papel fundamental en ese microcosmos que es la ribera.
Acometer tareas de limpieza en la ribera del rio a su paso por la ciudad es necesario, pero hay que hacerlo de forma regular, con personas encargadas de ello que conozcan el río y las especialidades de su labor y de forma manual:
Basuras urbanas (plásticos, botellas, toallitas) preferiblemente en invierno y cuando las aves no crían y parte de la basura flota en el agua.
Ramas y arbolado arrastrado por la corriente que puede taponar el cauce.
En cuanto a las tareas de conservación también han de ser muy limitadas y en el marco de un previo plan de mantenimiento.
Es urgente e imprescindible revisar la forma en que llegan al río las aguas pluviales por los aliviaderos del Clínico Y Zurguén que llevan desde las calles de la ciudad una cantidad importante de residuos urbanos.
Es inconcebible que existan aún vertidos ilegales procedentes de aguas residuales domésticas o industriales. Evitar eso conlleva una labor de permanente de policía que a día de hoy no se realiza.
Se han de realizar talas de ramas, de forma manual, exclusivamente si representan un peligro en las zonas del río que se usan como de esparcimiento.
Nunca, en este tipo de tareas ha de utilizarse maquinaria pesada, como ya se ha hecho y denunciado en las primeras tareas del Tormes Plus.
El ajardinamiento de las riberas es algo de lo que hay que huir. No hay que confundir la ribera con un jardín ni con un parque. Desde el momento en que se destruye la ribera para acomodarla a nuestros intereses, aunque la obra quede muy bien en apariencia, la intervención no está respetando el ecosistema original. Lo peor de todo es que después de cementar la ribera, de deja de atender.
Esta del viernes no ha sido la primera moción destinada a la limpieza y mejora de las márgenes del rio y del único arroyo que mantiene una corriente de agua, antes ha habido más. En todas ellas, en el papel, se han calificado las intervenciones como “blandas”. Detrás de ellas ha habido grandes y graves atentados en las riberas:
La intervención en la isla existente entre los puentes de Enrique Estevan y Romano en 2015 destruyó la mayor parte de la vegetación y arbolado del soto que era un importante lugar de asentamiento de aves. La justificación: que la vista de las catedrales desde la otra orilla del rio estaba comprometida, así como la vista del puente. Como se ve, nuestros intereses, no los del río.
La limpieza del cauce del arroyo del Zurguén en 2015 desde su desembocadura hasta el puente de la vía del ferrocarril. Se eliminó toda la vegetación y arbolado existente en la escasa ribera que había dejado una intervención anterior que encajonó el arroyo.
Creación del Parque de Elio Nebrija: eliminó todo el arbolado de chopos de la ribera con el pretexto de las vistas de la catedral. Hoy en día aún parece un erial.
Acondicionamiento de terrenos para las actuaciones del Tormes Plus en 2018: se ha empleado maquinaria pesada como consta en la denuncia realizada a la CHD.
Tala de arbolado autóctono en la zona aledaña al puente romano en 2019. Se eliminaron gran cantidad de árboles de gran porte. Contra lo que se dijo entonces, había arbolado sano que igualmente se eliminó.
Construcción de la rotonda del nuevo Hospital en 2020. Como se comprueba a simple vista, se ha invadido la ribera del río. Eso ya no se arregla con ninguna intervención “blanda”.
Estos desastres se repiten periódicamente. Da igual si el proyecto está bien hecho y la CHD ha concedido el permiso. Una vez se comienza a ejecutar se prepara el desastre. Es preocupante escuchar en el pleno a la responsable de medio ambiente del Ayuntamiento decir que quieren tratar al río como “una calle o un parque más”, o que “el Tormes es mucho más que un río”, o de la oposición “que lo que se quiere es evitar el abandono de los tramos del río en su paso por Salamanca”. El río no nos necesita.
Esta falta de garantía de intervenciones respetuosas con la idiosincrasia de las riberas es lo que llevó a la concejala de Podemos a votar en contra. “No quiero votar ningún documento que pueda dar lugar en el futuro a intervenciones como las descritas, con mi voto no”.