La historia la forjan grandes hombres y mujeres, personajes ilustres cuya estela pervive pese a la fugacidad de la vida y al inevitable ocaso de los tiempos. Los seres humanos fenecen, ya que es ley de vida, pero en algunos casos especialmente meritorios sus obras y sus ideas logran sobrevivir. Y para dejar testimonio de su paso por este efímero mundo terrenal, los historiadores recopilan sus nombres y sus hazañas en voluminosos libros y sesudos estudios de investigación.
En el año 2018 la Real Academia de la Historia presentó oficialmente una obra absolutamente hercúlea, como es el Diccionario Bibliográfico Electrónico (DBE). Por sus páginas desfilan más de 50.000 personajes de la historia de España, con un sucinto recorrido a lo largo de 2.700 años de historia a través de sus protagonistas. El diccionario se caracteriza por abarcar un ámbito geográfico mundial con especial atención a todos los territorios que, además de la Península, formaron parte de la Administración española. En el libro se muestran al lector 2.000 ámbitos de actividad y han participado 4.500 autores, tanto españoles como extranjeros, así como 500 instituciones científicas nacionales e internacionales. Y para facilitar la labor al lector, éste dispone de un buscador avanzado con numerosos criterios combinables entre sí.
Más de 2.500 años de historia
La sistematización de los datos comprende dataciones cronológicas que abarcan esos más de 2.500 años de Historia, desde el siglo VII a. de C. hasta el siglo XX, y ámbitos geográficos mundiales. Gracias a toda esta normalización de descriptores –que también incluyen operadores como el sexo de los personajes, sus ámbitos culturales y confesionales, así como su pertenencia a diversas instituciones–, se pueden realizar búsquedas sumamente complejas, que permiten el acceso a información novedosa.
Buceando en las páginas el diccionario, cuya presentación en el año 2018 contó con la destacada participación del Rey Felipe VI, nos encontramos con que aparecen descritas las vidas y milagros de más de 500 salmantinos ilustres. Sus semblanzas biográficas no tiene desperdicio y permiten al lector adentrarse en las interesantes trayectorias vitales s de todas esta personas.
El primer salmantino que desfila por el diccionario desde un objetivo criterio cronológico es el rey Alfonso IX de León, que ha pasado a la historia, entre otros muchos méritos, por haber sido el monarca que fundó la prestigiosa Universidad de Salamanca. A partir de ahí y si seguimos buceando en sus páginas, emergen otros nombres de salmantinos especialmente relevantes. Son los casos, por ejemplo, de Francisco Maldonado, Julián Sánchez El Charro y Vázquez Coronado. Por lo cierto, los tres han sido agasajados por su tierra natal al contar con calles que llevan su nombre en la capital salmantina.
La literatura germinada por la genialidad de escritores salmantinos también se cuela entre las páginas del diccionario. Así, el lector puede ahondar en las biografías de Diego Torres Villarroel, Carmen Martín Gaite y José María Gabriel y Galán. El universo de la cultura orbita con relevantes nombres de salmantinos admirables y con perfiles tan variopintos como los que retratan al cineasta Basilio Martín Patino, al músico Tomás Bretón, al pianista y compositor Gerardo Gombau o al ventrilocuo Wences Moreno. Y no faltan tampoco venerables figuras religiosas, como San Juan de Sahagún, que es el patrono de la ciudad de Salamanca.
El diccionario rememora todo tipo de personajes históricos, desde el astrónomo Abraham Zacut, que nació en Salamanca en el año 1452, hasta políticos de la convulsa historia contemporánea de España, como el salmantino José María Gil-Robles, que lideró en los años de la II República la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). Eso sí, la presencia femenina es escasa. Además de Carmen Martín Gaite, resulta complejo localizar nombres de otras mujeres salmantinas. Una de esas excepciones es la escritora y humanista Beatriz Galindo, más conocida por el apodo de 'La Latina', quien pasó a la posteridad por haber sido la profesora de latín y de gramática de la la Reina Isabel La Católica.
Utilizar el buscador para localizar salmantinos ilustres sirve, al mismo tiempo, para despejar muchas dudas y corregir tópicos. Por ejemplo, Miguel de Unamuno fue rector de la Universidad de Salamanca y murió en la capital charra, en plena Guerra Civil, el 31 de diciembre de 1936. Su nombre está estrechamente ligado a Salamanca, pero como es público y notorio Unamuno era vasco y no salmantino.
El diccionario no es un proyecto cerrado y se está actualizando con la incorporación de más nombres ilustres. Por eso, no cabe duda de que también irán aumentando progresivamente el número de salmantinos sobresalientes, que por ahora superan el medio centenar.
Precisamente, la Real Academia de la Historia subraya que el Dicicionario Bibliográfico Español pretende generar una red cultural y social en la que conectar los intereses de tipo histórico-biográfico y mantener una interconexión a gran escala en torno a contenidos novedosos para la cultura hispánica. Este proyecto educativo y cultural facilita el acceso tanto a investigadores especializados como a un público más general movido por intereses culturales, sociales, docentes, didáctico o periodísticos, impulsando, facilitando, manteniendo y gestionando la agregación de contenidos y conocimientos de los usuarios. Esta base de datos electrónica se encuentra en permanente revisión: se añadirán nuevos personajes y se actualizarán biográfica y bibliográficamente algunos de los textos ya incluidos a la luz de las nuevas investigaciones.