Antonio Risueño Pérez es cura de pueblos pequeños en la comarca de Ciudad Rodrigo. Comenzó su labor en las taurinas comarcas salmantinas de Arribes y Vitigudino. También es profesor del Seminario mirobrigense, ciudad en la que nació en 1970. Destaca y es conocido, sobre todo fuera de los pueblos donde ejerce el sacerdocio, por ser un irredento aficionado al toro "desde siempre". Además, forma parte del Bolsín Taurino Mirobrigense desde 2004. Es autor de publicaciones de distinto tamaño y género, en diversas disciplinas, y de numerosos artículos referentes al campo y a la tauromaquia. Ahora habla para El Español de Castilla y León sobre su libro 'Historias del Bolsín', que será presentado en breves fechas, como también del toro, del Bolsín, de la despoblación y, cómo no, de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, que vive con incertidumbre su futuro.
P.- Antonio, ¿qué es 'Historias del Bolsín'?
R.- 'Historia del Bolsín' es el libro que acabo de publicar, que versa sobre ochenta y ocho historias de ochenta y ocho personajes que han pasado por el Bolsín Taurino Mirobrigense, casi todos participando, y algunos en su condición de ganaderos. Y también alguno que no llegó a participar, pero estuvo muy cercano por ser o camarero de la sede del Moderno de Ciudad Rodrigo, o por ser profesor de escuela, o por vivirlo, en definitiva, de forma total y absoluta, a lo largo de su vida.
El libro se presenta el 8 de septiembre, a las 13.00 horas, en el Palacio de los Águila de Ciudad Rodrigo, y el 11 de septiembre, a las 12.00 horas, en el Casino de Salamanca. La presentación en Madrid es en la sala Bienvenida de la Plaza de las Ventas, el 2 de oactubre, a las 12:30 horas.
P.- ¿Explíquenos qué es el Bolsín Taurino Mirobrigense, siendo usted un miembro destacado?
R.- Si hacemos una mínima historia, surge en 1956 de un grupo de aficionados liderado, sin duda, por el señor Abraham Cid Jiménez, un hombre con gran cultura, había sido maestro en la República. Nunca dejó de ser maestro porque nunca dejó de enseñar. Él fue el que creó el nombre y dijo, "a esto lo vamos a llamar Bolsín, porque si la bolsa es un lugar donde concursan los poderes económicos del país, en el Bolsín concursan los valores de los aspirantes a ser fenómenos del toreo". Para mí, desde siempre, ha sido una referencia de vida para muchas cosas. Para la superación, para el esfuerzo en tanta gente que quiere ser torera, también, al menos un poquito, ser alguien, porque el Bolsín te hacía ser alguien. Un Domingo de Carnaval, un muchacho que mataba un novillo, era alguien que a lo mejor no había sido nunca. Para mí es todo eso. Llevo desde el 2004 en la institución, y la vivo con profundidad y con mucha intensidad, porque creo que es algo que tiene muchísimas posibilidades de vida, y da mucha razón de vivir, y mucha razón para vivir a muchas personas desde fuera.
Un Domingo de Carnaval, un muchacho que mataba un novillo en el Carnaval de Ciudad Rodrigo, era alguien que a lo mejor no había sido nunca
P.- ¿No se puede tener una cierta impresión, desde fuera, que el Bolsín es algo elitista o clasista?
R.- Como estoy dentro no puedo decir que es lo que se puede sentir desde fuera. La verdad es que si es así, lo siento mucho, pero en mi persona nunca está el ser élite, nunca está el ser clase, todo lo contrario. Yo pertenezco a una familia humilde y trabajadora, y tengo callos en las manos. O sea que no, no, no hay élite ninguna por mi parte.
P.- En la situación actual, ¿tendrá futuro el Bolsín Taurino Mirobrigense?
R.- Sí, aunque nos lo quieran quitar las legislaciones, sobre todo la que ha hecho la Junta, que ha sido muy leonina y muy dura, y parece como que quieren tocar a muerto con nosotros. Pero sin duda, hay futuro, porque hay ilusión, y si hay ilusiones, hay futuro, porque hay un apoyo muy grande de las instituciones locales, y también de muchísima gente.
P.- ¿Qué hace un cura en el mundo del toro, y además como un gran aficionado?
R.- A lo mejor, la pregunta debe ser la otra, qué hace un hombre del campo, un hombre de la tierra siendo cura. Mejor nos podemos preguntar eso. Yo no entré por ser cura, sino por ser muy aficionado, por estar muy cerca, por conocer a algunas personas que me invitaron a que fuera miembro del Bolsín. Creo que el espíritu cristiano debe estar siempre dentro de todas las realidades, y regalarle los mejores valores para que todo sea más saludable y más feliz.
A lo mejor, la pregunta debe ser la otra, qué hace un hombre del campo, un hombre de la tierra siendo cura. Mejor nos podemos preguntar eso mejor
P.- ¿Es la fe compatible con esas ideas de las nuevas generaciones que hablan de maltrato y de esas cosas, en el mundo taurino?
R.- Vamos a ver. Es muy cómodo hablar del maltrato. Es facilísimo decir que se maltrata y que hay sufrimiento. Mi primera pregunta es ¿dónde no hay sufrimiento? ¿En qué no hay sufrimiento? La segunda cuestión es que mueren, pero en esta vida solamente se queda sin morirse lo que no está vivo, lo que no tiene vida. Respeto muchísimo a todos los movimientos antitaurinos. Tengo grandes amigos y amigas animalistas, con las que llegamos a conversaciones de profundo calado. Si en esta vida se oculta la muerte, vamos a acabar ocultando la vida, y podemos llegar a una autodestrucción. El asunto está en que en este momento solamente nos queda como simbolismo de vida y muerte, como alegoría de vida y muerte, la Tauromaquia. Se quiere acabar con ella porque no hace falta. Pues yo creo que el ser humano necesita de una simbología de vida y muerte. Y la Tauromaquia está dando esa respuesta. Que se acabe con ella, yo digo que no, pero si eso aconteciera nos quedaremos sin algo muy importante en el gran imaginario humano, y en el gran puzzle humano.
P.- ¿Qué diría un Federico García Lorca, exquisito poeta, hombre comprometido de izquierdas y exponente de la tauromaquia como simbología de vida y muerte?
R.- García Lorca volvería, seguro, como fue, un hombre genial, a explicarlo, a crear. Volvería a hacer libros, ensayos, poesía, sacándose su verdad, toda la verdad que tenía dentro, y haría aportaciones como las que hizo en aquel momento, importantes.
P.- Usted se ha caracterizado por ser un gran defensor del mundo rural. ¿Cómo ve, en este momento, los pueblos, sobre todo desde la zona de Ciudad Rodrigo, tan olvidada y tan vaciada?
R.- Lo de la España vaciada ya lo vi por primera vez en el ensayo de Sergio del Molino 'La España vacía'.
Estoy convencido que los tiros sociales, socio económicos y antropológicos, o sea, de forma de entender al ser humano, son los urbanos. Es decir, se apoya a lo urbano frente a lo rural y al campo. Obviamente, si se le dan grandes atractivos a la ciudad, el campo pierde su atractivo. Yo respeto eso, lo que me molesta es que se haya creado una falacia en los últimos 40 años de apoyo al mundo rural, cuando es mentira. Todos los supuestos apoyos han sido válidos para despoblar más. Entonces, debe quedar claro que mi tarjeta sanitaria en el área de la zona básica de salud de Fuenteguinaldo cuesta cinco veces más que en Los Pajarillos de Valladolid, por lo que debe quedar bien claro que os tenéis que ir todos. Me dolería mucho, pero habría que aguantar. El problema es la gran falacia que existe, porque en el fondo lo que se hace es vaciar premeditadamente y por estrategia. El medio rural se quiere seguir vaciando y se quiere vaciar también en las ciudades pequeñas, como puede ser Ciudad Rodrigo.
P.- He podido observar este verano por la provincia, que puede haber una mirada hacia adentro, el regreso otra vez a la realidad del pueblo.
R.- Es tarde. Es imposible. La gente tiene su vida en Madrid, en San Sebastián de los Reyes, en Barcelona, en Salamanca o en París. La gente tiene ahí su vida, allí están sus hijos, sus nietos. Ha habido una vuelta al pueblo, por parte de los que cerraron la puerta para buscar mejor vida, y volvían cada verano, y se vinieron a vivir porque nacieron aquí. Pero los que no han nacido aquí, no nos engañemos, tendrán una casa que le han dejado los padres, muy bonita, donde se han gastado parte de los ahorros de la jubilación. Pero al final, la vuelta al pueblo es algo muy testimonial, de muy poquita gente, que vuelve al pueblo ya de vacaciones, que casi nadie vuelve a hacer vida, y el mundo rural no tiene solución.
P.- No quiero dejar pasar por alto el tema de la Diócesis de Ciudad Rodrigo. ¿Quiere decir algo al respecto, sobre la lucha que lleva la ciudad para que vuelva el obispo?
R.- Vamos a ver. Yo tengo las cosas muy claras. A mí lo que me preocupa es que haya cristianos en la zona, que se atienda a las parroquias, que seamos los curas los últimos en irnos. Que sigamos viviendo en los pueblos, que nuestro coche esté la puerta, que se nos vea deambular por los pueblos y caminar por ahí. Eso es lo que me preocupa. Luego, tengo claro que la Iglesia está haciendo un discernimiento, un estudio muy profundo sobre qué hacer con esas realidades ya tan pequeñas, qué viabilidad puede tener dejar los servicios que necesariamente hay que dar. En ese estudio, confío en que la Iglesia va a ofrecernos lo mejor. Si tiene que desaparecer la diócesis y se hace una fusión con Salamanca. Si nos mandan un obispo para las dos diócesis, o si mandan finalmente un obispo para Ciudad Rodrigo solo. Confío en que la Iglesia nos va a ofrecer lo mejor y tenemos que caminar desde ahí, con lo que se nos ha ofrecido.
Tengo claro que la Iglesia está haciendo un estudio muy profundo sobre la Diócesis de Ciudad Rodrigo, sobre qué hacer con esas realidades ya tan pequeñas
P.- ¿Qué le parece la Feria Taurina de Salamanca?
R.- Que haya suerte. Que vaya la gente y que dé un espectáculo artístico potable. Me hace mucha ilusión que vuelva el hierro de Galache con figuras. Me hace mucha ilusión que una figura, como tantas veces, tire de un torero en emergencia como es Alejandro Marcos. Me da pena que se quede fuera algún torero de la tierra. Y bueno, pues con ilusión para frontarla dentro de lo que la pueda disfrutar.
P.- ¿Y qué supone la vuelta de Galache a la Feria de Salamanca?
R.- Supone, sobre todo, la implicación de una persona, Paco Galache, que se queda con una ganadería en un momento de horas bajas y anacrónico. Porque el toreo era otra cosa, y los Galache seguían siendo lo que habían sido en otro momento, lo que habían llegado a ser en los años 60, y que ya no lo eran. Entonces, Paco Galache se ha implicado mucho, y ha conseguido volver a una feria con solvencia, y liderar un cartel de figuras, pero a la vez la implicación de esas figuras del toreo que en lugar de mirar sólo para ellos, se abren a oportunidades con divisas, con compañeros y con plazas, diferentes.
Plaza de toros de Salamanca. Domingo 12 de septiembre.- Toros de Francisco Galache para Morante de la Puebla, El Juli y Alejandro Marcos.