Dos años y tres meses después del brutal accidente de tráfico de Galinsacho, donde cuatro jóvenes de Alba de Tormes (dos de ellos menores) perdieron la vida al estrellarse contra un árbol el vehículo en el que viajaban, la Audiencia Provincial de Salamanca acoge hoy el juicio por uno de los siniestros más graves y brutales registrados en las carreteras de la provincia salmantina durante las últimas décadas.
El acusado es el conductor del vehículo, de 29 años de edad y que responde a las iniciales A.J.L, quien se ha sentado esta mañana en el banquillo en una vista oral que está previsto se prolongue hasta mañana. El 21 de julio de 2019 A.J.L. viajaba en su vehiculo con otros cinco jóvenes más. Regresaban a sus domicilios de Alba de Tormes tras pasar una noche de juerga en las fiestas del pueblo de Santa Inés. Sin embargo, a las 07:30 horas el vehículo se salió de la carretera DSA-130 y acabó colisionando contra un árbol. Murieron los cuatro jóvenes de Alba de Tormes que ocupaban el asiento trasero del vehículo. El conductor y el copiloto resultaron heridos, pero lograron salvar la vida. Los agentes de la Guardia Civil que se personaron en el lugar del accidente describieron como "un espectáculo dantesco" lo que se encontraron.
El conductor, que ha negado esta mañana en sus declaraciones ante las preguntas de los fiscales y la defensa que hubiera consumido drogas esa noche pero sí alcohol, dado que compartió la litrona de cerveza que había comprado con unos amigos, se enfrenta a siete delitos. Concretamente se le acusa de un delito de conducción bajo la influencia de drogas tóxicas y alcohol, un delito de conducción temeraria, un delito de lesiones por imprudencia grave y cuatro delitos de homicidio por imprudencia grave. Por todos ellos, la Fiscalía solicita una condena de ocho años de prisión, así como la retirada del carné de conducir durante once años, además del pago de un total de 305.000 euros en concepto de indemnizaciones a los familiares de los cuatro jóvenes fallecidos.
Nervioso y alterado
El acusado ha asegurado que aquella fatídica noche no consumió drogas, aunque ha sido incapaz de explicar las razones por las que la analítica que se le practicó demuestra que sí las había tomado. Ha admitido que anteriormente había sido un consumidor habitual de cocaína y hachís, "pero llevaba casi dos meses sin tomar nada". Ha reconocido también que "mi estilo de conducir es un poco brusco, pero conduzco como cualquier personas" Durante la vista oral no ha ocultado que se le retiró el carné de conducir meses atrás, pero fue porque "me quedé sin puntos". En febrero de 2019 "me lo devolvieron después de haberme examinado de nuevo" y de haber acudido a un curso de educación vial.
"Recuerdo lo que sucedió esa noche hasta las siete de la mañana, que fue cuando cogí el coche y nos fuimos de Santa Inés para volver a Alba", ha apuntado el acusado, quien se ha mostrado dubitativo y con respuestas poco claras a la hora de explicar quienes regresaron con él en el vehículo, "porque desde que se produjo el accidente ya no recuerdo nada". De hecho, en el vehículo viajaban seis personas y no cinco, que es la capacidad máxima que permite la ley. Además, tampoco ha podido argumentar las razones por las que, durante las declaraciones que efectuó a la Guardia Civil después del accidente, admitió que aquella noche estaba borracho. "No entendí lo que me preguntaban", ha declarado esta mañana en la Audiencia Provincial.
El joven que ocupaba la plaza de copiloto, que sí logró salvar la vida pese a sufrir diversas heridas y permanecer hospitalizado, ha indicado en su declaración que "era amigo" del acusado, "pero ahora no lo soy" y que aquella trágica noche lo apreció "muy nervioso y alterado". No obstante, ha puntualizado que no le vió consumir drogas en aquella ocasión. También ha rememorado que en diferentes momentos "sintió miedo" por la forma de conducir del acusado, dado que "hacía muchos cambios de marchas" y aceleraba bruscamente.
Otro de los testigos que ha comparecido esta mañana fue el taxista que se cruzó con el vehículo siniestrado aquel 21 de julio y que, trágicamente, sufrió un duro golpe emocional también, dado que una de las chicas fallecidas era "sobrina segunda mía". "Recogí a unos clientes esa noche y vi cómo circulaba el coche amarillo y comentamos que se la va a pegar, como pasó poco después". El taxista fue quien localizó al coche accidentado y llamó al 112.
La defensa pide la absolución del acusado por entender que se cometieron irregularidades y fallos en la realización de las analíticas de sangre, orina y saliva, dado que, a juicio del letrado, no se garantizó la cadena de custodia. Sin embargo, el juez ha desestimado su petición por entender que todas estas pruebas se realizaron correctamente. El juicio proseguirá mañana en la sala de vistas de la Audiencia Provincial con las declaraciones de nuevos testigos.