Una docena de enfermos del síndrome tóxico de la colza se encerraron hoy en el Museo del Prado, en Madrid, para protestar por la falta de soluciones a sus reivindicaciones. La manifestación comenzó a las diez de la mañana tras la apertura del museo cuando los protestantes accedieron a la sala de las Meninas donde desplegaron una pancarta en la que se leía "40 años envenenados y condenados a vivir como en 1981 por el abandono del Estado. Víctimas = enfermas aceite colza". Después de dos horas encerrados algunos de ellos salieron del Museo tras ser identificados, aunque otros manifestantes fueron detenidos y trasladados a la comisaría, según informó Ical.
Entre los manifestantes se encontraba Miguel Ángel Sánchez Ávila, un vecino de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), quien manifestó que "todos los gobiernos desde hace 40 años nos tienen abandonados, y en estos últimos cinco años, nadie nos hace caso sobre las cosas que necesitamos".
Los protestantes pedían una reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, "con alguien que pueda tomar decisiones y atienda nuestras reivindicaciones" según señaló Miguel Ángel Sánchez quien apuntó que "hasta ahora estamos yendo de Ministerio en Ministerio, hablando con secretarios sin que nos resuelvan nuestros problemas".
Para este peñarandino, el cuarenta aniversario del síndrome tóxico de la colza "era una fecha idónea para que en el Gobierno o la Casa Real se hubiesen preocupado de darnos un poco de dignidad y cariño. Hace 40 años perdimos a nuestras familias, 5.000 muertos, de ellos cientos de niños, y no merecemos ningún acto de homenaje. Somos los olvidados de este país" sentencia Sánchez Ávila.
En este sentido, este enfermó se quejó de que “no contamos con especialistas para que nos atiendan con una enfermedad que desencadena en más de 100 patologías y no tenemos médico”. “No quieren saber nada de nosotros, que sufrimos el mayor envenenamiento alimentario en Europa pero les da igual” añadió.
Entre las reivindicaciones de este grupo de manifestantes se encuentran el reconocimiento como víctimas a sus familias, la creación de un comisionado, y la designación de un centro de asistencia especializada integral del síndrome del aceite tóxico. También incluir esta enfermedad en el baremo de opción del grado de discapacidad, así como información sobre las ayudas y subsidios a los que tienen derecho, incluyendo los gastos de cualquier tratamiento o terapia médica.