Diversas asociaciones ciudadanas y políticas convocan una marcha, que se realizará el próximo viernes, 22 de octubre a las 18:00 horas, desde la Glorieta de Castilla y León hasta la Subdelegación del Gobierno, pasando por un tramo cerrado de la Vía de la Plata y parando en la Estación de tren. En la misma pedirán un "ferrocarril digno" para Salamanca.
La situación del tren en Salamanca es de una situación "preocupante". Así, cada día "se desangran" algunas zonas del territorio español por efecto de la despoblación, cómo las gentes de esos pueblos y ciudades se ven obligadas a emigrar a las grandes metrópolis. Salamanca no se ve libre de esas "políticas de abandono institucional que castigan a las personas de estas tierras olvidadas", explican a este diario.
Desde hace décadas, Salamanca viene siendo "estrangulada" en sus conexiones ferroviarias. Antes de 1985, Salamanca estaba conectada por tren hacia el norte con Zamora, que abría la puerta con Galicia, Asturias y León; por el sur con Extremadura, y toda la zona occidental de Andalucía; por el oeste, dos salidas, una hacia Lisboa y otra hacia Oporto. Estas relaciones facilitaban también los desplazamientos desde y hacia muchos pueblos y comarcas de la provincia. Estos caminos de hierro además permitían que muchas mercancías se transportaran en tren, comunicando puertos del norte, sur y oeste peninsular.
De todo aquello, a fecha de hoy, solo quedan las conexiones que unen con las centralidades de Madrid y Valladolid, y "un muy luchado" tren que conecta Salamanca con Barcelona. Y aún más reducidas, tras la crisis sanitaria, en la que la provincia ha sufrido "una nueva vuelta de tuerca" con supresión de servicios, que eran ampliamente utilizados antes de la pandemia.
Hay que acabar con el "aislamiento garantizando el derecho a la movilidad" tanto de personas como de mercancías. Para ello, la apuesta ha de ser por el ferrocarril convencional, "el tren digno", que debe ser el medio fundamental que vertebre el territorio y que facilite los desplazamientos de todas las personas, sin ningún tipo de distinción, de una forma social y ecológicamente eficiente, y que sirva para conectar lo rural con lo urbano y viceversa.
Salamanca no debe quedar al margen y debe formar parte de una RED ferroviaria que se debe tejer aprovechando los trazados actuales y las líneas cerradas, con las modificaciones de recorrido necesarias. Y para ello, es absolutamente imprescindible que los fondos públicos destinados al tren "no se dilapiden y derrochen" en la construcción e inversiones en Alta Velocidad, cuyo modelo de "AVE derroche" ha demostrado que resulta insostenible. Así como, volver a unificar las empresas públicas ferroviarias para que garanticen el interés público por encima de cualquier otro.
La consecución de un ferrocarril que de verdad de respuesta a las necesidades de la ciudadanía está en manos de la sociedad civil que, "mediante la reivindicación y la lucha", tiene que conseguir "revertir el modelo actual de abandono y olvido de territorios, de despilfarro de dinero público, de privatización de lo que, entre toda la sociedad, se ha construido".