El padre Miguel Ángel González, carmelita descalzo, nació en Salamanca en el año 1978, y con 10 años ingresó en el seminario de San Juan de la Cruz en Medina del Campo. Posteriormente cursó bachillerato en Toledo. Realizó el noviciado en el Carmelo de Úbeda, Jaén, en el convento en el que murió San Juan de la Cruz en 1591. Desde su ordenación sacerdotal en 2005, en la casa natal de Santa Teresa, en Ávila, ha vivido en Madrid y Medina del Campo. Actualmente es el prior de Alba de Tormes y de Salamanca.
La llegada a Alba de Tormes del Prior González, hombre inquieto, culto y muy amante del arte en toda su amplitud, supuso una bocanada de aire fresco cultural para la Villa Ducal. Se ha convertido en un verdadero agitador cultural, en la organización de eventos, como exposiciones, conciertos, conferencias... Además, es un fiel colaborador en todas las actividades que se le requieran. Y, de paso, con Miguel Ángel se produjo el 'lavado de cara' del convento de San Juan de la Cruz, en Alba de Tormes, remozado, pintado y convirtiéndose en un nuevo y atractivo museo religioso que, de esta forma, se suma al Museo Carmus, uno de los más importantes de España en arte sacro, del que es director. Estos días, que se celebra la festividad de Santa Teresa, el padre Miguel Ángel González hace un repaso religioso, cultural y personal sobre la mística, la Santa, San Juan de la Cruz y la Orden del Carmelo.
P.- ¿Prior, cómo define a la Orden de los Carmelitas?
R.- Una orden religiosa que, en la actualidad, cuenta con más de 4.000 miembros, y que se extiende por los cinco continentes. En España, y concretamente en Castilla y León, donde hemos nacido, tiene una importancia muy particular. Una orden, sobre todo, muy actual, muy atractiva en el momento presente, por ser sus dos grandes fundadores los místicos San Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús. Por tanto, tiene una vigencia plena, muy característica, con un gran pasado histórico, y con apasionante presente propio de las características de la sociedad actual.
P.- ¿Cómo valora un fraile carmelita y prior el pontificado del papa Francisco?
R- Sin duda alguna, de una gran riqueza para toda la Iglesia. Principalmente para España, porque desde el primer momento hemos escuchado que el papa habla español. Es un pontificado de signos, ante todo, porque las imágenes valen más que mil palabras y, por tanto, de gran trascendencia en ese sentido. No es un papa tan teólogo e intelectual como lo fue Benedicto XVI. Francisco es un papa de signos, de realidades más concretas, no tan teóricas, con una valoración que puede ser positiva. Si hacemos recorrido en los papas del siglo XX y XXI, cada uno en sus circunstancias, ha dado una talla humana y espiritual extraordinaria. Nunca han estado tan elevados los pontificados de los papas, en lo moral, espiritual y evangélico, como a lo largo de estos dos siglos.
El Carmelo es una Orden muy actual, muy atractiva en el momento presente, por ser sus dos grandes fundadores los místicos San Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús
P.- ¿Cuál es el mayor desafío de la vida religiosa en la nueva evangelización?
R.- Dar con la fórmula para hacer atractivo el mensaje del Evangelio en el momento presente, teniendo en cuenta la diversidad de criterios e ideologías reinantes en la actualidad. Sobre todo, por medio de la cercanía a las personas, y eso ha de ser, sin duda, nuestro mejor testimonio. Hay que tener en cuenta, que los consagrados en la actualidad no somos personas extrañas o ajenas a la realidad que nos rodea, y a las circunstancias que compartimos con nuestros contemporáneos. Por ello, nuestro reto consiste en participar en la realidad en la que vive nuestro mundo, desde la óptica de Dios. Y, sobre todo, ejemplo de vida y caridad hacia los más necesitados, los pobres, porque pobres pecadores somos todos. Por tanto, necesitados todos de la cara amable de la Iglesia, que es la caridad.
P.- En cuanto de las vocaciones a la vida consagrada conventual, ¿cómo se puede volver atractiva la vida religiosa por la juventud actual?
R.- El problema de las vocaciones tiene distintos aspectos. En primer lugar, la escasa natalidad. Si no nacen niños, difícilmente puede haber vocaciones para la vida religiosa y para los seminarios. Hacer un mensaje atractivo en este momento no es fácil. Un segundo aspecto negativo para las vocaciones es la descristianización que vivimos en nuestra sociedad. Es una realidad palpable. Las comparaciones son odiosas, porque venimos de épocas pasadas en las que las vocaciones eran abundantes. No solo es cuestión de que sean menos vocaciones, sino también de la gran existencia de conventos y seminarios en España, donde hemos llegado a tener las 2/3 partes de monasterios de todo el mundo. Aún, hoy en día, llegamos a la mitad de monasterios mundiales. Es cierto que el problema de las vocaciones existe, y que no es fácil darle solución. Tenemos que acostumbrarnos a vivir una iglesia menos numérica, pero no por ello menos testimonial y atractiva. Estamos acostumbrados a vivir un cristianismo social, quizás estamos llamados a volver a los orígenes, en pequeñas comunidades que viven fraternalmente unidas, pero firmes a la hora de testimoniar el Evangelio. Desde ahí, el Evangelio de Jesucristo puede hacerse atractivo. Comunidades que viven hacia dentro, pero testimonian hacia afuera con la sencillez de la vida y, desde ahí, se puede revitalizar la vida religiosa de la Iglesia.
P.- ¿Prior, cómo se encuentra la Orden Carmelita en Salamanca y, de paso, en Castilla y León?
R.- En la provincia de Salamanca tenemos en la actualidad los conventos de carmelitas descalzos de Alba de Tormes, Salamanca y el Desierto de San José de las Batuecas. Y conventos de carmelitas descalzas, tenemos nada más y nada menos que dos Fundaciones Teresianas, la de Alba de Tormes, donde murió la Santa, y otra en Cabrerizos. También tenemos el Convento de Carmelitas Descalzas del Cristo de Cabrera, el de Mancera –lugar donde vivieron santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Maravillas de Jesús, una carmelita del siglo XX que recuperó ese lugar histórico, que también fundó las carmelitas en Cabrera-. Además, está el convento de las carmelitas de Peñaranda de Bracamonte, así como otro en Ciudad Rodrigo.
En cuanto a Castilla y León, la presencia de la orden es muy abundante, donde tenemos también las otras Fundaciones Teresianas, la Encarnación de Ávila, donde vivió la Santa la mayor parte de su vida, el Monasterio de San José de Ávila. Además, tenemos las Fundaciones de Medina del Campo, Palencia, Soria, Segovia, Valladolid, o la también fundación de Burgos, la benjamina, la última realizada por la santa y desde la que vino a Alba de Tormes. Es decir, gran parte de las 17 Fundaciones de santa Teresa de Jesús se encuentran en Castilla y León. Y conventos de carmelitas descalzos tienen en Medina del Campo, Valladolid, Burgos, Segovia, donde está el sepulcro de San Juan de la Cruz, y el convento nuestro de Alba de Tormes, inaugurado en 1692, siendo la primera iglesia y el primer convento del mundo dedicado a San Juan de la Cruz apenas beatificado, y toda su estructura y distribución refleja fielmente la arquitectura carmelitana.
Santa Teresa supone un camino seguro para todos los que a ella se acercan, de humanismo cristiano y, por tanto, de vida alegre y pacífica. Nadie que se acerque a la Santa queda indiferente
P.- ¿Qué problemas acechan a la orden?
R.- El problema de la necesaria reestructuración, a causa de la escasez de vocaciones. No obstante, es casi milagroso que seamos capaces de llevar adelante tanta actividad apostólica, cultural, espiritual y social, teniendo en cuenta que estamos menguando en cuanto a miembros se refiere. Nuestra orden es una de las pocas órdenes clásicas que, cada año, vamos en aumento en el número general, según las estadísticas. Aunque es cierto que este factor no se produce en Europa, pero sí en otros continentes.
P.- No es menos cierto, padre, que estamos viendo como se cierran conventos.
R.- Es un verdadero problema, del cual creo que no somos del todo conscientes. No solo por la pérdida del cuidado del patrimonio, que podemos denominar histórico, como la arquitectura y el arte de los templos, sino también por la riqueza espiritual que supone para una Diócesis, y para una provincia, el poder contar con monasterios de vida contemplativa. Se están cerrando por la escasez de vocaciones. Y, otros, se están manteniendo gracias a la labor pionera que desde otras latitudes se está realizando en España. Igual que nosotros fuimos a misionar, en la actualidad, desde otros continentes están viniendo a nuestro país para 'recristianizar'.
P.- Usted es un enamorado del arte. ¿Qué es el arte?
R.- El reflejo claro de la belleza de Dios. Es el camino para el encuentro con Dios, y para el conocimiento de Dios.
P.- La Orden del Carmelo tiene en la provincia de Salamanca tres grandes tesoros, el Museo Carmelitano Carmus y la iglesia de San Juan de la Cruz, en Alba de Tormes, y el convento de las carmelitas de Peñaranda, con su colección de pintura napolitana. ¿Qué supone para usted estar al frente de este enorme ‘Prado de arte sacro’?
R.- Primero, que cuento con una comunidad de carmelitas descalzos que siempre estamos disponibles para el trabajo, y para llevar adelante todas las muchas actividades que realizamos. El Museo Carmus de Alba de Tormes, hay quien afirma que, después del Museo de Escultura de Valladolid, en Castilla y León sea el más importante. En este museo hemos empezado una nueva etapa, en la que tengo un excelente equipo de colaboradores, como Juan Borrego que se encarga de marketing y relaciones institucionales. También otro hermano mío, carmelita en Toledo, el padre Tito, encargado de la conservación y restauración. Este Museo Carmus se abrió en 2015, con motivo del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa, con el fin de que los visitantes pudieran acceder a un conocimiento más profundo de la Santa, con más de 800 piezas artísticas, algunas de inmenso valor. Nuestra labor ahora es intentar hacer económicamente sostenible el Museo que, de momento, no lo es. Nuestra gestión no es como una empresa, porque nuestro criterio no es obtener beneficio económico. Además, estamos adquiriendo, mediante donaciones, nuevas piezas, como también más restauraciones. Todo ello, para aumentar el patrimonio artístico de la Villa Ducal.
En cuanto a la colección de pintura napolitana, la misma arquitectura del monasterio de Peñaranda de Bracamonte, la orfebrería del mismo, la escultura que conserva, forman un conjunto extraordinario, y podemos estar hablando de un pequeño Museo del Prado.
En cuanto al convento de San Juan de la Cruz de Alba de Tormes, es uno de los pocos exponentes que se conserva de la arquitectura llamada del ‘barroco carmelitano’. En ella, la espiritualidad se manifiesta en la arquitectura, una espiritualidad de reforma que se plasma en el modo arquitectónico de la edificación del convento. Está abierto a los visitantes para que, por medio de los espacios expositivos, se pueda producir un acercamiento a San Juan de la Cruz. Por tanto, entendemos el arte como un medio de evangelización. Poner a disposición de todos los visitantes esta riqueza patrimonial que, a lo largo de los siglos, hemos ido heredando, y que a nosotros nos ha tocado la responsabilidad de proteger y ofrecer a nuestros contemporáneos.
P.- ¿Qué supone Teresa de Jesús, para un gran estudioso de la Santa como usted, en esta sociedad del siglo XXI?
R.- Un camino seguro para todos los que a ella se acercan, de humanismo cristiano y, por tanto, de vida alegre y pacífica. Ese es el camino que santa Teresa de Jesús traza para todos en sus obras y, sin duda, enriquece a quien a ella se acerca. Nadie que se acerque a la Santa queda indiferente. Una ayuda extraordinaria en el camino de la vida, actualmente.
P.- ¿Qué es la mística?
R.- Vivir el misterio de la grandeza y del amor de Dios en la vida cotidiana. En la sencillez de lo diario.
El arte es el reflejo claro de la belleza de Dios. Es el camino para el encuentro con Dios, y para el conocimiento de Dios
P.- Juan de la Cruz, un místico que no deja de estar de moda en la literatura actual.
R.- San Juan de la Cruz, como uno de los místicos más importantes de la historia, resulta atractivo porque sabe manifestar de manera sencilla lo más sublime. Él toca el corazón de Dios y, a la vez, está preocupado en la visita a los conventos. Como por ejemplo, recomienda que echen un puñado más de garbanzos en el puchero. Esa es la mística verdadera, la de San Juan de la Cruz, que tiene el corazón en Dios y los pies en el suelo. Por eso, la tierra que va pisando la va convirtiendo en el cielo que por la fe intuye. Por tanto, San Juan de la Cruz como místico, lo que hace con su vida, y lo sabemos por los testimonios de los que con él convivieron, va haciendo que exista, aquí abajo, para los demás, un poco menos de infierno, porque empieza a vivir el cielo anticipado, ya aquí abajo. Su vida, dentro de la sencillez en la que transcurre, se convierte en atractiva. Como literato llega a la cumbre de la lírica en castellano, por eso fue declarado por el papa Juan Pablo II patrón de los poetas en lengua castellana.
P.- Finalmente, prior, se afirma que con usted llegó a Alba de Tormes un gran animador de la vida cultural de la Villa Ducal.
R.- En Alba de Tormes es fácil trabajar con las instituciones, como el Ayuntamiento, la Diputación de Salamanca y con la Junta de Castilla y León. También con los empresarios de la Villa y de otros lugares de España. Es fácil porque la empatía de la gente de Alba es palpable, y, por tanto, el camino es sencillo. Disfruto trabajando y entusiasmado con todo lo que hago, sobre todo en la difusión de la figura de santa Teresa de Jesús, también de San Juan de la Cruz, y en la promoción de la cultura. Ese es el camino que venimos recorriendo.