"Los Servicios Sociales deben ser la puerta de entrada pero también la puerta de salida" para las personas en riesgo de exclusión social, es decir, deben ser capaces de adquirir la suficiente autonomía para poder superar estas duras situaciones y no depender de por vida de una ayuda o un subsidio. Este mensaje ha sido esgrimido esta mañana por la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de Castilla y León, Isabel Blanco, quien ha presentado en Salamanca el nuevo programa de actuaciones estratégicas frente a la pobreza infantil, dotado con 54 medidas y al que se destinarán 60 millones de euros anuales para prevenir y combatir la exclusión social de los menores más vulnerables.
Blanco ha presidido en la sede de la Delegación Territorial de la Junta la reunión de la sección de Atención y Protección a la Infancia del Consejo de Servicios Sociales de Castilla y León, donde se ha analizado y presentado la propuesta del nuevo programa de actuaciones estratégicas para prevenir y combatir la pobreza infantil.
El documento, ha subrayado la consejera, nace del compromiso del presidente Mañueco con la atención a la infancia y la igualdad de oportunidades, lo que implica dotar a las familias vulnerables de los recursos necesarios para garantizar el cuidado y la educación adecuados, que permitan romper con el círculo de pobreza, así como seguir apostando por la formación e inserción laboral.
La estrategia contempla 54 medidas, agrupadas en torno a 19 objetivos específicos y cuatro áreas prioritarias de actuación, que tienen como finalidad principal la prevención y lucha contra la exclusión social de los menores especialmente vulnerables, garantizando su acceso a un conjunto de servicios clave, así como la defensa de sus derechos desde el fomento de la igualdad de oportunidades.
Los servicios se enmarcan en los ámbitos educativo, sanitario, de vivienda y de Servicios Sociales y el reto es asegurar a los pequeños su derecho a la atención sanitaria; a la educación gratuita, inclusiva y de calidad; a la inclusión socioeconómica, y a la igualdad de oportunidades –con viviendas adecuadas y alimentación sana–.
El programa tendrá una duración de seis años (hasta 2027) y a estos retos destinará la Junta una media de 60 millones de euros anuales, cuantía a la que se incorporarán el 5 % de los recursos procedentes del Fondo Social Europeo Plus (FSE+) del periodo 2021-2027.
Indicadores
La concreción de las medidas incluidas en el programa se ha realizado a partir de un diagnóstico de la situación social en Castilla y León y, en particular, de la pobreza infantil. Según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del último año cerrado, 2020, el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social en la Comunidad (tasa AROPE) se situaba en el 19,8 %, un 6,6 % por debajo de la media nacional (el 26,4 %), siendo Castilla y León la cuarta autonomía con el indicador más bajo, sólo por detrás de Navarra (12 %), el País Vasco (13,9 %) y Aragón (18,5 %).
En cuanto a la población infantil, la consejera ha detallado que la menor de 18 años era al cierre de 2020 de 342.000 personas, el 14,3 % del total. La tasa de pobreza infantil en Castilla y León se situaba un año antes en el 27,7 %, frente al 29,5% de España, casi dos puntos por debajo. Asimismo, la población infantil viviendo en hogares con carencia material severa era el 1,1 %, siendo la segunda Comunidad con una menor tasa, 5,4 puntos por debajo de la media nacional (6,5 %).
Respecto a las características de la población en situación de riesgo, cabe destacar que Castilla y León presenta también una tasa inferior a la media en cuanto a la población de entre 15 y 29 años con nivel inferior a la segunda etapa de ESO que ni estudia ni trabaja, así como en abandono temprano de la educación-formación.
En el caso de abandono temprano, en el desglose por género, las mujeres presentan una media superior a la nacional, aspecto al que el presente programa presta especial atención, así como a los tipos de hogar con mayor riesgo (las personas que viven en hogares formados por un adulto con hijos dependientes a su cargo) y a la población de origen extranjera que presenta unas tasas de riesgo muy superiores a la media.
Situaciones de vulnerabilidad
Por otra parte, el análisis de los datos e indicadores que arroja la Red de Protección a las familias y el perfil de los perceptores de la Renta Garantizada de Ciudadanía evidencian que el número de personas que en 2021 están en mayor riesgo de vulnerabilidad no ha experimentado una tendencia al alza con respecto a 2019, dejando al margen el año 2020, extraordinario por los efectos de la pandemia.
Así, en 2019 las prestaciones económicas de la Red de Protección llegaron a 18.607 personas de la Comunidad (1,09 % de la población total), entre las que había 6.642 menores (2,17% del total de la población menor de edad). En 2020 estas cifras se situaban en 32.311 personas (1,35 % de la población total), de las que 10.967 eran menores (3,2 % del total de la población menor de edad). Y hasta el 8 de noviembre de este año, las prestaciones económicas han llegado a 17.959 personas, entre ellas, 5.866 menores.
En cuanto a beneficiarios de la Renta Garantizada, en 2019 fueron 30.007 personas (1,25 % del total de la población de Castilla y León), entre ellos, 10.437 menores (3,02% del total de la población menor de 18 años). En 2020 estos números eran de 26.529 perceptores totales (el 1,11 %) y 9.270 menores (3,2 % del total de la población menor de edad). Y en los diez primeros meses de este año, la Renta ha llegado a 4.587 menores.
Seis años
El programa de actuaciones estratégicas para prevenir y combatir la pobreza infantil, diseñado para los próximos seis años, se marca como gran objetivo prevenir la transmisión intergeneracional de situaciones de vulnerabilidad, empleando de forma ordenada y alineada toda la red de recursos disponibles, en coordinación con las diferentes administraciones y las entidades del Tercer Sector Social.
El documento, que tiene un enfoque integral y transversal, se estructura en cuatro áreas prioritarias de actuación, para las que se han fijado 19 objetivos específicos, con 54 medidas –cuatro de ellas horizontales, enmarcadas en la Red de Protección a las familias, la perspectiva de género, la lucha contra la discriminación y la participación de los niños y las niñas– y 53 indicadores.
En el área de Servicios Sociales, se contemplan 18 medidas en torno a cinco medidas. El objetivo general es evitar que determinadas situaciones familiares de vulnerabilidad puedan devenir en situaciones de pobreza infantil, garantizando la cobertura de las necesidades básicas y generando perspectivas de futuro.
En este marco, se plantean como retos particulares garantizar la protección frente a los desahucios de las familias con menores de 18 años, proporcionando a las unidades familiares los recursos y ayudas necesarios para cubrir sus necesidades básicas en materia de vivienda; evitar que la pobreza familiar sea causa para la declaración de desamparo; fomentar espacios seguros de crecimiento; favorecer la autonomía de los miembros de unidades familiares con menores de edad, facilitando su incorporación al mercado laboral; y coordinar el conjunto de medidas planificadas en el programa. La consejera ha recordado que durante 2020 se consiguió evitar que más de 400 familias de la Comunidad fueran desahuciadas de sus viviendas.
Nueva medida
En el listado de medidas de inminente aplicación se encuentran la implementación, en 2022, de una ayuda a domicilio a las familias vulnerables con menores para apoyar su cuidado y reforzar su calidad de vida, que incluirá apoyo educativo, o la revisión normativa de la Renta Garantizada de Ciudadanía para vincular su percepción a la lucha contra el absentismo y el abandono escolar tempranos, de manera que se realizarán itinerarios formativos, a partir de los 3 años, para evitar la salida de las aulas de los más pequeños.
Para conseguir los objetivos marcados en el ámbito social, se plantea la puesta en marcha de una red de coordinación con las corporaciones locales y entidades del Tercer Sector Social, que aborde de manera más efectiva la pobreza infantil, además de potenciar el intercambio de información entre las instituciones, aplicando la tecnología y la innovación a los Servicios Sociales.
Además de las consejerías implicadas, en este seguimiento van a participar también la Federación Regional de Municipios y Provincias de Castilla y León (FRMP), la Plataforma de Organizaciones de Infancia de Castilla y León y EAPN y, en el ámbito provincial, las Gerencias Territoriales de Servicios Sociales, a través de la Red Centinela de atención y protección a la infancia.
El programa de actuaciones estratégicas para prevenir y combatir la pobreza infantil en el apartado de educación articula 22 medidas y ocho objetivos concretos, que confluyen en uno general: atender a la diversidad del alumnado para afianzar la igualdad de oportunidades en la escolarización en la infancia y reducir las tasas de abandono y fracaso escolar, especialmente, de los niños más desfavorecidos. Se prevén actuaciones para evitar la segregación en los centros educativos o proporcionar al menos una comida saludable al día durante el periodo escolar.
Garantizar la prevención y promoción de la salud en la infancia en riesgo de pobreza o exclusión social a través de medidas de protección integral es el reto general marcado en el ámbito sanitario, donde se programan tres medidas y otros tantos objetivos específicos.
En el eje destinado a la vivienda, que incluye 18 medidas y cinco objetivos específicos, se persigue garantizar que ningún niño, adolescente o joven viva en una vivienda que no reúna las condiciones de habitabilidad, facilitando el acceso a viviendas dignas, seguras y asequibles. De ahí que, entre los objetivos más específicos, figure el de proporcionar a las unidades familiares los recursos y ayudas necesarios para cubrir sus necesidades básicas en materia de vivienda y fomentar espacios seguros en las zonas urbanas y rurales.
Proceso participativo
El documento presentado hoy está alineado con la Estrategia de la Unión Europea sobre los Derechos de la Infancia y, en especial, con la Garantía Infantil Europea, y es fruto de un amplio proceso de diálogo y participación, con cuatro hitos relevantes.
El primero fue la constitución de un grupo de trabajo en el Consejo de Servicios Sociales, en enero de 2020, para la detección de situaciones de maltrato en la infancia, en el que se han implicado entidades del Tercer Sector como la Plataforma de Organizaciones de Infancia de Castilla y León (POICyL) –entidad que engloba a la gran mayoría de las entidades que trabajan en la Comunidad con menores–; la Red de Jubilados y Pensionistas, Cruz Roja, CERMI CyL y la Red Europea contra la Pobreza (EAPN, por sus siglas en inglés).
Posteriormente, se creó otro grupo promovido por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, con la participación de otras áreas de la Junta, como Sanidad, Educación y Fomento y Medio Ambiente, con la meta de establecer los objetivos específicos de este programa de actuaciones y definir las medidas. De forma paralela, y de la mano con POICyL, se llevó a cabo un diagnóstico de la situación y concreción de los principales ejes que debía recoger la estrategia.
Finalmente, se organizó un proceso de participación infantil, mediante una consulta a través de seis de las entidades que conforman la plataforma POICyL, en la que participaron un total de 108 niños (55 chicos y 53 chicas), de entre 8 y 17 años, de las provincias de León, Segovia, Salamanca, Palencia y Valladolid, realizando aportaciones sobre cómo reducir el abandono escolar y combatir la pobreza infantil para reducir el número de niños y niñas que lo sufren.
La visita de la consejera a Salamanca se vio acompañada por la protesta de un grupo de trabajadores sanitarios, fundamentalmente veterinarios y farmacéuticos, convocados por el sindicato USCAL. La consejera escuchó las reivindicaciones de la decena de representantes de la Unión Sindical de Castilla y León, que estaban ataviados y desplegaron una pancarta que rezaba: “Contra la precariedad laboral en el sector público. Hay que consolidar personas, no plazas”. De hecho, estos trabajadores se encuentran encerrados desde ayer en la sede de la Delegación Territorial de la Junta en Salamanca, al igual que están haciendo otros compañeros suyos en las delegaciones territoriales de la Junta en León y Palencia para reclamar una mayor estabilidad en sus puestos, y “hartos de la discriminación crónica” a la que, en su opinión, les somete la Junta. Aseguraron, además, que permanecerán en este lugar de forma indefinida y como continuación a los encierros protagonizados en Valladolid y Zamora.
En concreto, USCAL acusó de "insensibilidad y falta de compromiso" a la Junta de Castilla y León en los procesos de estabilización en el empleo, que se están llevando a cabo a lo largo de este ejercicio y especialmente por el incumplimiento de la Directiva del Consejo de Europa y las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.