Cristina Fuentes Núñez / ICAL
Plantas sin luz, pasillos vacíos, puertas candadas y habitaciones vacías. Lejos del habitual bullicio que presentaba una mañana de diario el Hospital Clínico de Salamanca, después del traslado al nuevo centro hospitalario de todos los pacientes ingresados, ofrece una imagen desierta. La poca actividad que mantiene el centro es de consultas, que se mantienen provisionalmente allí hasta que se trasladen al Virgen de la Vega. Mientras, tiene lugar todo el vaciado de elementos que contempla el Plan de Achatarramiento y que dejarán el Hospital completamente vacío.
Este plan establece los pasos que han de seguir el equipamiento electromédico y el mobiliario clínico, ya que el nuevo hospital tiene equipamiento nuevo y una gran parte de este material es aprovechable. El responsable de Electromedicina e Inventario, Felipe Asensio Martín, explica que una vez trasladados los equipos más punteros al nuevo centro, así como el material más reciente, es turno de desmantelar todo lo que no se ha desplazado. Tras inventariarlo y centralizarlo, aquello que sea aprovechable pasará a los hospitales de la provincia y a los de la Comunidad –en ese orden-, y lo restante se tirará.
El recorrido de la Agencia Ical por el Hospital Universitario comienza por la quinta planta, que era de hospitalización y que posteriormente se adaptó a una planta COVID. Allí las habitaciones están vacías: ya no hay camas, mesillas, butacas, televisiones ni las características cortinas que separaban a los pacientes. Avanzando por el pasillo, en lo que era la Unidad del Sueño, se almacenan mesas y butacas, todas ellas marcadas con una pegatina que indica que son aprovechables. A pesar de que algunas tienen un aspecto anticuado, están en buen estado, ya que el material roto ya se descartó y fue directamente a chatarra.
El proceso de este achatarramiento juega con plazos cortos, se debe hacer lo antes posible, ya que el Clínico se debe demoler para construir en su lugar dos edificios nuevos del Hospital. Esto hizo que todo el traslado de hospitalizados coincidiese con la pandemia, algo que Felipe Asensio califica de agotador: “Todo esto ha surgido en el peor momento, nos ha coincidido con el COVID, pero había que tirar para adelante como sea. Todo el personal del hospital se ha implicado en hacerlo, sino era inviable con la pandemia, porque nos ha sacudido fuerte”. De hecho, el traslado fue tan rápido que hubo salas que han quedado tal y como estaban, con las anotaciones intactas en las pizarras de la pared. “Hay cosas que quedaron tal cual, fue casi salir corriendo de aquí y empezar a trabajar en el hospital nuevo”, apunta.
Un laboratorio haciendo las veces de almacén
El equipamiento electromédico más reciente, como los aceleradores, las resonancias o los equipos de rayos, se trasladó en primer lugar al nuevo Hospital. También se llevó el material aprovechable comprado en los últimos años, como una remesa de camas. Sin embargo, el resto de elementos más antiguos ya se han centralizado en el laboratorio de Urgencias del centro, que hace las veces de almacén. Es una gran sala llena de tensiómetros, incubadoras, monitores, endoscopios, ecógrafos, mesas de pacientes, respiradores de quirófano, y todo tipo de útiles organizados y diferenciados por sus distintas utilizaciones. Según explica el responsable, con el nuevo equipamiento del Hospital, el del Clínico se ha quedado obsoleto, si bien todavía se usa en Los Montalvos o en Béjar.
Este será, de hecho, el siguiente paso: ver qué es aprovechable en el resto de centros de la provincia. Felipe Asensio puntualiza en este sentido que “este material no es que esté mal, sino que se ha quedado más antiguo. No es que mandemos a otros sitios cosas malas, son cosas aprovechables, todo esto se ha estado usando hasta el 30 de septiembre”.
Lo que no se destine a los centros de la provincia será centralizado por la Gerencia regional, de manera que se pondrá a disposición de los demás hospitales para que vengan y cojan lo que ellos necesiten. Este proceso ya se hizo anteriormente con el nuevo Hospital de Burgos y los responsables de Salamanca fueron hasta allí a recoger algunos materiales útiles. Para esta vez, los hospitales de Castilla y León ya han pedido determinadas cosas a Salamanca, aunque tendrán que esperar cumpliendo todos los pasos del Plan.
Unas grandes cocinas convertidas en almacén de muebles
El almacén de la electromédica del Clínico está más avanzado, sin embargo, todavía deben habilitar un almacén para todo el mobiliario general. Estará ubicado en el sótano y allí se apilarán las mesas, sillas, butacas, carros de medicación y armarios, entre otros, a la espera de que los hospitales recojan lo que necesiten. El edificio del Hospital Virgen de la Vega ya tiene creado su propio almacén en lo que fueron las cocinas. Ya no hay fogones, el espacio se ha transformado en una ‘gran vitrina’ en la que poder escoger los elementos que se encuentren en mejor estado para aprovecharlos, a pesar de que ya se pasó la primera criba.
La última fase será la donación a empresas sin ánimo de lucro para que puedan aprovechar las cunas u otros equipos que necesiten en la atención de los países del tercer mundo. Lo restante, ya sí, irá a chatarra, llevando consigo la larga vida del Clínico y la salud de todos sus pacientes.