Los Labradores, el 'Broadway charro' y barrio de carnavales
Uno de los primeros ensanches de la ciudad de Salamanca, allá por 1900, con un barrio que parte de la Avenida de Mirat y Puerta de Zamora
18 marzo, 2022 07:00Noticias relacionadas
El barrio de Los Labradores se debe al ensanche que se realizó en la ciudad a principio del siglo XX, y se constituyó por pequeños hotelitos que, hoy, casi han desaparecido, quedando como insignia la Biblioteca Gabriel y Galán en la plaza del mismo nombre. Hoy es su turno en la historia de los barrios de Salamanca.
Hasta el siglo pasado, la ciudad de Salamanca se limitaba a lo que actualmente denominamos casco histórico. Fue a partir de 1900 cuando se produjo el primer ensanche hacia el norte, edificando en lo que durante siglos fueron tierras de labranza, de ahí el nombre de este barrio, de Los Labradores. Estaba delimitado, y lo sigue estando, por el camino de Zamora, ahora paseo del Doctor Torres Villarroel; la calle María Auxiliadora, que conducía hacia el incipiente Garrido; la vía del tren, ahora avenida de Portugal; y la avenida de Mirat.
En torno a la vía del tren se articuló un entramado gracias a la familia de industriales que asentó en Salamanca una fábrica de abonos y fertilizantes, instalando la primera máquina de vapor de la ciudad. Con los beneficios del negocio se construyeron cuatro manzanas de edificios con sus respectivos hoteles, la primera barriada que se levantaba fuera del recinto amurallado. Para ello emplearon los materiales del antiguo coso taurino, en la plaza de Gabriel y Galán, donde hoy uno de esos hoteles es biblioteca municipal. Otro que se conserva es empleado por la Gerencia de Sanidad.
Habrá que esperar hasta los años 1914, 1918 y 1922-1926 para que en la ciudad no sólo se hable de forma teórica sino que también se conozca y discuta sobre el primer Proyecto de Ensanche redactado mediante un concurso nacional, requisito éste obligado para todas las poblaciones con un crecimiento superior al veinte por ciento, según el Estatuto Municipal. Habrá que esperar hasta los años cuarenta para que se presupueste el saneamiento y pavimentación de 98 calles tras terminar las obras de distribución de Labradores.
El 'Broadway charro'
En el límite del barrio se había instalado también a comienzos del siglo XX el Colegio María Auxiliadora. En septiembre de 1909 el obispo de Salamanca, Francisco Valdés, bendecía el nuevo edificio. Se culminaban casi diez años de obras poniendo en marcha el que sería uno de los centros educativos de más larga trayectoria en la capital salmantina, incardinado en la historia y vida cotidiana de miles y miles de familias. Un colegio que fue cambiando con la propia historia de la ciudad, que se construyó en medio de tierras de cultivo y su muro norte limitaba con la vía del tren de la antigua línea a Portugal.
A lo largo de la avenida de Portugal surgieron grandes edificios, entre ellos el más alto de la ciudad, con catorce plantas. En sus bajos, destinados a locales comerciales, se instalaron cines, bares, restaurantes, salas de fiestas… el 'Broadway charro', como denominaban algunos salmantinos a esta calle. Era la zona de marcha de la juventud, de guateques. También fue durante años la zona donde se instalaban los carruseles de las Ferias y Fiestas de Salamanca en septiembre. Posteriormente, con la llegada de la democracia, en las calles interiores del barrio predominaron los clubes de alterne, algunos todavía funcionando como especiales salas de fiesta.
Porque Labradores era el barrio de los carnavales. Sus desfiles eran multitudinarios. Hasta mil disfrazados se congregaban entre la calle Valencia y la avenida de Portugal para participar después en un concurso con suculentos premios. Y por la noche, turno para la fiesta en la avenida, con casetas de feria y verbenas. Tal era la fama de este carnaval que un año fue inaugurado por Jesús Gil, en su mayor apogeo como presidente del Atlético de Madrid y alcalde de Marbella. Fue gracias a la aportación de los hosteleros, que promovían el carnaval para congregar a toda la ciudad. Entonces, Jesús Gil congregó a miles de salmantinos para su peculiar pregón, "la gente se quería subir a las carrozas para participar del desfile, fue una tarde muy loca", recuerdan algunos vecinos.
Pero el barrio fue envejeciendo, la juventud haciéndose mayor y los niños que crecían marchándose a otras zonas de la ciudad, u otras provincias en busca de trabajo. Las ayudas municipales también se redujeron, y el carnaval de Labradores perdió su magnitud y entidad al no poder asumir todo el coste los hosteleros de la zona. Se quedó en un 'carnavalito', pero ahora ni eso.
Barrio hostelero y comercial
Porque Labradores siempre fue un barrio hostelero y comercial. Prueba de ello es también el Mercado de San Juan, entre las calles de Valencia, García de Quiñones, Velarde y Maldonado Ocampo, y que vino a completar la oferta alimenticia del Mercado Central junto a la Plaza Mayor. Como recuerdan las crónicas de la ciudad, "la decisión de hacer otro mercado en Salamanca se toma en 1936, pero con el comienzo de la Guerra Civil, en ese año, hubo que esperar hasta 1939, en el que es presentado el proyecto por Luis Gutiérrez Soto y Javier Barroso".
Entonces se levanta un edificio con planta rectangular, con una gran superficie para poder situar los puestos de una manera espaciosa. “Está cubierto por una bóveda de perfil arqueado y grandes ventanas verticales que permiten una gran iluminación y ventilación del mercado. La parte norte da a la calle Valencia, destinada como muelle de carga, y en su parte sur, un soportal que recuerda a la Plaza Mayor con conchas en las juntas y los guantes escudo de Salamanca en arenisca”. Hoy día este mercado continúa funcionando, modernizado, como evolucionando fue el barrio Labradores acorde al devenir de los tiempos.
Además, para el recuerdo quedan también las paradas de autobús, o las cocheras en García de Quiñones, donde los 'Ciruelicos' o Hermanos Criado tenían la línea de autobús que recorría toda la comarca de Ledesma hasta Pereña y Villarino, no sin dejar tampoco la ramajería en la carretera a Vitigudino. Era una zona, también, de mucho mercado, aprovechando el Mercado San Juan, los aldeanos venían a vender sus productos y artesanía, aperos y telas a esta zona. Para finalizar, el aroma que aún perdura del bar Melchor, en la calle Rodríguez Fabrés, donde se podían degustar los mejores callos de Salamanca, a decir de los mayores de antaño. Tiempos idos, ay!