¿Cómo te imaginas una guerra? ¿Y el éxodo de refugiados? Sin vivirlo es difícil. Nuestro cerebro sería incapaz de radiografiar la situación si no hemos visto nunca una. Sin embargo, todos sabemos cómo es una guerra o, al menos, hemos visto cómo es. La imagen es un testigo de la historia y deja el recuerdo perenne de ella en la mente de las personas. Conocer los hechos es tan importante como verlos, por eso, una imagen vale más que mil palabras.
El fotógrafo César Cid, madrileño de nacimiento pero salmantino de adopción, vivió sus primeros tres años en Ciudad Rodrigo. "Dicen que el 80% del carácter de las personas se forja en los tres primeros años de vida, así que cuando viví allí supongo que dejó una impronta en mi carácter. Tengo muy buenos recuerdos y cada vez que puedo voy para allá", señala a este periódico.
César estudió Bellas Artes y durante su Erasmus en Grecia estuvo en un instituto tecnológico especializado en fotografía, donde descubrió el fotoperiodismo, el fotorreportaje y el fotodocumental. "A partir de ahí estoy con una cámara colgada al hombro cada vez que hay una oportunidad", asevera.
Su vocación le llevó en 2015 a Grecia a documentar el éxodo de refugiados afganos, iraquíes y sirios. Precisamente, a raíz de esta cobertura, César Cid se inventó una actividad para los institutos y colegios con el objetivo de humanizar el conflicto. Esta actividad consiste en enseñar las fotos de los protagonistas y después hacer una videoconferencia con ellos, para que los más pequeños pudieran preguntarle directamente sus inquietudes. De esta manera, se consigue la empatía de la gente con los que están sufriendo, y pueden conocer de primera mano lo que significa un conflicto de esa índole.
Documentar el éxodo de refugiados ucranianos
César hace este tipo de trabajos sociales por su cuenta, costeados por él mismo, y la guerra en Ucrania por la invasión rusa no iba a ser menos. Tenía que ir a documentar el éxodo de refugiados para que la gente vea lo que está pasando. Navegando por Instagram se topó con un técnico de sonido de radio y aficionado al fotoperiodismo en sus vacaciones que quería ir a poner testimonio gráfico del conflicto. César no se lo pensó, se puso en contacto con él y a los cuatro días pusieron rumbo a la frontera de Rumanía con Ucrania.
Allí se encontró con algo "completamente distinto" a lo que vivió en Grecia. "De entrada, aquí solo hay mujeres y niños, no hay hombres, si eso alguno mayor y casi no hay ni adolescentes", relata el fotógrafo. Otro aspecto del que se dio cuenta es que la sociedad está "totalmente volcada". "Desde el primer paso que dan al cruzar la frontera está lleno de ONGs, bomberos y voluntarios. También están asistidos en el terreno psicológico, alimenticio y logístico, la diferencia es abismal la verdad", explica el salmantino de adopción.
La forma de trabajar de César Cid es pausada, buscando reflejar su visión de la realidad, pero sin comprometer la intimidad de las personas que están sufriendo. "Antes de hacer la foto pregunto a la persona algo de información, que vea que tengo buenas intenciones, que confié en mí y desde el respeto y la empatía acercarme a su historia. Cuando realizo la entrevista llega un punto que rompen a llorar porque se acuerda de todo lo que han dejado atrás, de personas queridas, de sus hombres y yo me siento un poco mal porque no quieres meter el dedo en la llaga, pero estas en zona sensible. También llegaba un punto que me emocionaba. Quería hacerles ver que estoy de su parte y que quiero contar su historia", afirma el fotógrafo.
Llegó a cruzar a Ucrania
César asegura que en Rumanía "están muy bien preparados" para acoger a los ucranianos. "Están asistiendo de maravilla a los refugiados, también las ONG desde España como Remar o Mensajeros por la Paz. Cruzamos con ellos a Chernivtsí, una ciudad de Ucrania a 50 km de la frontera. Allí están preparando unas carpas para montar en la plaza principal y asistir a 1.000 personas diarias. Se está cruzando todos los días a territorio ucraniano y están haciendo una labor encomiable", añade.
Una frontera es un lugar de emociones enfrentadas. Por un lado te encuentras la felicidad de los que han logrado huir del horror, las bombas y la muerte, pero también te das cuenta de lo que han dejado atrás. Irse de tu país no es fácil. Atrás dejas recuerdos, seres queridos y, sobre todo, tu vida. Por eso son muchos los que tienen la intención de volver una vez pase todo.
"La intención que tienen es regresar en cuanto puedan. Muchos han estado desplazándose primero por Ucrania y quieren quedarse cerca de la frontera para poder regresar. También eligen el destino en función de si conocen a alguien, si tienen amigos, familiares o contactos y otras veces simplemente era poner el dedo en el mapa y para allá que iban", puntualiza el madrileño con corazón en Ciudad Rodrigo.
La importancia de la fotografía
Y todo esto es lo que quería retratar gráficamente César Cid. "La fotografía ayuda a movilizar a la gente y crear presión. Acuérdate de la fotografía de Nick Ut, la niña vietnamita que huye del bombardeo o recientemente de la de Aylan. Esa foto movilizó a un montón de gente, a mí entre ellos o a los voluntarios del Open Arms. Es un testimonio que queda perenne y que logra impactar a la gente. Si además lo acompañas de información, pones un nombre y una historia logras empatizar y todos nos vemos reflejados; por desgracia, muchas otras veces no hay cambio alguno, pero simpre hay que dar testimonio", afirma el fotoperiodista.
César Cid ya se encuentra en España, pero está pensando en volver mientras esto continúe. Ponerse la cámara al hombro y recorrerse toda Europa para que los demás podamos imaginarnos y conozcamos la realidad de como es una guerra.