Chamberí, Tejares, Los Alcaldes, Buenos Aires y Huerta Otea son los barrios trastormesinos de Salamanca, esos que el río Tormes atraviesa a lo largo de la capital charra, y que han sufrido las consecuencias, tanto sociales como económicas, de su situación. Desde 2019, el Ayuntamiento de Salamanca trabaja en la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) TORMES+, con el objetivo de que esta barrera natural se integre en la ciudad, ofreciendo nuevas oportunidades de desarrollo a los barrios que se ubican en su zona de influencia.
Dentro de sus ámbitos de actuación, que abarcan aspectos como las aplicaciones de las TIC, el desarrollo natural, el uso de energías renovables o la mejora y regeneración del entorno urbano, la movilidad de las personas ha sido uno de los más destacables que se han llevado a cabo en este proyecto que finalizará en 2023. La ciudad cambia, y también lo hace su aspecto, con nuevas infraestructuras que pasan de unir ambas márgenes de la capital solo para el abastecimiento de servicios, a convertirse en vías que permiten en desarrollo social de las personas que viven cruzando el cauce.
Integración social
Los puentes sirven de nexo de unión de barrios, gentes y culturas. Edificaciones como la nueva pasarela peatonal y ciclista de Huerta Otea une a los barrios del otro lado del Tormes con este de nueva construcción, y, pese a que el impacto ha sido positivo, en un principio, no todos lo percibieron así. “Tanta pasarela, ¿para qué lado de la ciudad vamos, si ahí no quiere ir nadie? Es para que vengan a pasar droga”. La presidenta de la Asociación de Vecinos de Huerta Otea, María Elena Rodríguez, narra cómo entre algunos vecinos de la zona se planteaba esta afirmación al ver que se iba a construir un nuevo puente hacia el resto de barrios trastormesinos.
Juan Carlos Martín, vecino de Tejares, asegura que en 35 años no ha tenido ningún problema por residir en el barrio, pese a la “mala fama” que tiene. La elección de estas zonas para implantar el proyecto TORMES+, según el concejal de Hacienda, Régimen Interior y Contratación, Fernando Rodríguez, se ha basado en su “población socialmente muy diversa, con bajo nivel educativo y sociocultural, y donde la característica común es que existe una actividad económica débil”.
Por ello, el Ayuntamiento salmantino ha apostado por una regeneración física de barrios como Tejares, mejorando su infraestructura deportiva, priorizando al peatón o adecuando pasos de ferrocarril, además de la mejora urbana de zonas como la plaza central, para evitar conflictos de convivencia social y drogas, como afirman que se venían dando en este barrio con problemas para la seguridad ciudadana.
Pasarelas que unen barrios
Con un presupuesto inicial de casi 19 millones de euros, cofinanciado al 50 por ciento con fondos FEDER, Tormes+ está llevando a cabo diversas acciones para cambiar la realidad de los barrios. Entre ellas, las destinadas al fomento de la movilidad urbana, como este nuevo puente, que, según el concejal, “ha mejorado la permeabilidad y la conexión entre ambas zonas”. Así, la renovación de las pasarelas de nueva y antigua impulsión de Tejares, que únicamente servían de abastecimiento de servicios, se están convirtiendo en nuevos carriles bici para mejorar el entorno urbano y la regeneración física.
Mejorar las condiciones urbanísticas de la zona, atraer población, crear zonas para el ocio y mejorar la conectividad interna y externa con otros barrios han sido las premisas para edificar estas nuevas construcciones, en unos barrios “necesitados de una intervención mayor que otros en la ciudad”, según Fernando Rodríguez. El concejal afirma así que, estas zonas “antes se veían como barrios lejanos donde era difícil comunicarse con ellos, que no tenían atractivo”, y que, sin embargo, ahora se han convertido en un “lugar para todo el mundo”.
Esta perspectiva también es compartida por los vecinos de la zona, quienes afirman que la construcción de las infraestructuras ha sido muy positiva para el barrio. Según María Elena Rodríguez, esta apertura de la movilidad ha hecho que los vecinos dejen de vivir en el “día de la marmota”, aportando más zonas y recorridos para su vida diaria. Por su parte, Juan Carlos Martín observa un cambio de recorrido y deja a un lado esa sensación de “limitación” en la zona, pero resalta que el mantenimiento posterior es importante. Algo que echa en falta en el parque de Tejares. “Queremos que el parque también lo cuiden los jardineros municipales. Dicen que es una zona salvaje y que como tal, tiene que estar. Pero una cosa es que sea salvaje y otra es que esté llena de mierda”, afirma.
Camino por recorrer
Desde el Consistorio salmantino presumen de ser la primera ciudad en establecer un consenso político-social a través de un proceso de participación pública y una comisión de seguimiento con los vecinos de las zonas de actuación. Algo que, tanto desde Tejares con Huerta Otea, han ratificado, valorando positivamente la iniciativa que ha contado con voz y voto de los ciudadanos de estos barrios.
“Nosotros estábamos acostumbrados a que no nos hicieran caso”, afirma Juan Carlos Martín desde la perspectiva de Tejares. “No te recibían, te pasaban la mano por encima del hombro, te decían no te preocupes, pasaba el tiempo y allí no hacía nadie nada”, señala mientras destaca la gestión del Ayuntamiento desde que Carlos García Carbayo está al frente. “Hemos tenido cuatro alcaldes anteriormente y nadie nos hizo caso. Ha sido ahora cuando se están empezando a hacer cosas importantes y que se están utilizando”.
Aun con ello, y con todas estas mejoras, todavía queda camino por recorrer. “Lo que todos esperamos, desde un barrio nuevo como es Huerta Otea, es que esta sea una concepción nueva de ciudad, más saludable, no solo en las infraestructuras, sino que hay que seguir dotando de este tipo de cosas: que haya contenedores de compostaje, y más papeleras”, señala la presidenta de su asociación de vecinos.
A estas peticiones, los vecinos solicitan más servicios educativos. Así, según Juan Carlos Martín, faltan colegios e institutos en una zona donde viven muchos niños que necesitan coger diariamente el autobús para ir a estudiar. Algo que reafirman desde Huerta Otea, donde tampoco cuentan con centros escolares, a lo que se suma la falta de un centro de salud. María Elena Rodríguez es consciente de que 3.500 personas censadas suponen poca densidad de población a cómputo de Sanidad, pero reclama que los solares de uso público se empiecen a dotar de infraestructuras, más allá de una plaza o un parking, que “no te solucionan tu vida diaria”.
La presidenta de la asociación de vecinos de Huerta Otea tiene claro que tanto vecinos como instituciones “debemos concienciarnos para que este sea un cambio en el concepto de ciudad”. Ante la pregunta de si consideran que el Tormes ha dejado de ser frontera, Juan Carlos Martín tiene claro que sí. Por su parte, Rodríguez, solo señala que los autobuses urbanos que llegan a Huerta Otea aún no atraviesan el puente de la Universidad. Estas dotaciones han acercado ambas orillas del Tormes eliminando esta barrera natural que ya forma parte de la ciudad, pero el camino continúa abierto para lograr una completa anexión de estos barrios y llegar a una integración total de ambas orillas de la capital.