San Isidro, de antiguo hospicio de San Rafael a barrio obrero
Un barrio surgido a mediados del siglo XX durante el proceso de ensanche de la ciudad hacia el norte tras la Guerra Civil
22 abril, 2022 07:53Noticias relacionadas
En el recorrido por la historia de los barrios de la ciudad de Salamanca llega el turno para San Isidro, denominado así por la iglesia del mismo nombre, un barrio surgido, al igual que Delicias, a mediados del siglo XX durante el proceso de ensanche de la ciudad hacia el norte tras la Guerra Civil. Así, tras el transcurso de la contienda bélica, la zona era un conjunto de huertas alrededor del Colegio Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Poco a poco se fueron construyendo casas bajas en torno al antiguo Hospicio de San Rafael, hoy convertido en residencia para la tercera edad.
Al igual que los barrios anexos, la mayoría de sus habitantes trabajaban en la estación de ferrocarril y las fábricas del Alto del Rollo. Era, por tanto, una zona obrera, humilde, que con la explosión de la construcción en los años sesenta y setenta del siglo XX fue viendo cómo las casas de planta baja se transformaban en altos edificios. Entre medias, un mercado de abastos en la plaza de Trujillo, epicentro comercial de la zona, los ultramarinos, las clásicas tiendas donde se compraba de todo, e incluso en algunas se ha llegado a pagar en perras gordas. Este edificio también sucumbió al progreso y la propia evolución del comercio, quedando en desuso hasta que Caja Duero lo transformó a comienzos del siglo XXI en un moderno centro de ocio y cultura.
San Isidro era un barrio tranquilo, en el que se conocían todos los vecinos. Los niños jugaban a la pelota junto al colegio de las Esclavas, las niñas a la comba y otros juegos femeninos, porque antaño los roles de género estaban muy diferenciados. Y los jóvenes, en busca de mozas residentes en las Esclavas, colegio únicamente femenino hasta hace poco más de un cuarto de siglo.
Un barrio, pequeño en su extensión, desde el Camino de las Aguas hasta el hoy parque Picasso, donde también destacaban sus fiestas de verano. “Las verbenas eran espectaculares, hasta los niños iban, se juntaba toda la familia, era un auténtico festejo”, recuerdan algunos vecinos. Los tiempos, que también han convertido a San Isidro en una zona meramente residencial.