Quizá ya antes de la Antigua Grecia, tal vez en la Prehistoria, cuando el ser humano comenzara a darse cuenta del poder de la comunicación, en los mismos albores de su propia existencia, ahí, seguramente, nacieron los primigenios ritos que, con el uso y la costumbre, servirían de fecundo germen para la interpretación como disciplina. En la vieja polis, eso sí, casi seis centurias antes de que el nacimiento de Cristo echara a rodar el calendario, el arte dramático tomó una dimensión propia, viajó de la tragedia a la comedia, adoptó la mímesis y la farsa, y se instauró como distingo cultural en las sociedades clásicas. Ni el pasar de 27 siglos ha modificado el sempiterno gusto por provocar la emoción, por reír y llorar a partes iguales.
Cierto es que no entró por la antigua Puerta del Rey, conocida popularmente como ‘la Brecha, como hiciera el enemigo en las guerras de Secesión y de la Independencia, ahora tapiada. Tal vez fuera por la de Amayuelas, la del Sol, la del Conde, la de Santiago o la de Colada, pero el caso es que el teatro franqueó, como nunca antes, la muralla de Ciudad Rodrigo hace ahora 25 años. Y lo hizo para quedarse. Convertida en un inmenso escenario, Miróbriga representa como ninguna el maridaje perfecto entre el arte y la historia, entre el patrimonio monumental de una regia ciudad fortificada y la vanguardia de lo más ‘trend’ entre las últimas propuestas escénicas.
Cada año desde entonces, cuando el verano empieza a languidecer y los rigores del estío proponen una tregua, el sudoeste salmantino se niega a dejarse vencer por la melancolía y emerge como epicentro de una la magia. La Feria de Teatro de Castilla y León estalla en todo su esplendor, el colorido se adueña del empedrado de sus calles y la ciudad entera se transforma. Mirobrigenses y visitantes se abren al intercambio espiritual con actores y compañías. Como esa puerta abierta al alma, en doble vertiente, que desnuda el fotoperiodista José Vicente, fotógrafo oficial de la feria, en su selección de 25 instantáneas como 25 velas que soplar en la Casa Municipal de Cultura.
Es uno de los muchos guiños de celebración que depara esta edición de una feria que hoy cierra sus puertas tras cinco jornadas de intensa programación. Ni el COVID-19 ha podido doblegar a esta cita que brinda, en plena forma, por sus bodas de plata, presentando cifras de participación, tanto de profesionales como de público, “similares a los mejores años prepandemia”. Son palabras del director de la Feria de Teatro de Castilla y León, Manuel González, quien agradece, en declaraciones a Ical, haber podido, entre otras cosas, recuperar la programación de artes de calle y el proyecto de animación infantil ‘Divierteatro’, menguados en las dos ediciones por la pandemia.
Cuando la feria encara su recta final, González puede presumir del buen ‘feedback’ transmitido por los profesionales hasta el momento. “Está habiendo interés, parece que se va a mover el patio y que va a haber contrataciones, de momento, el balance es muy positivo. Estamos contentos”, reconoce. Por otro lado, celebra el regreso de la gente a los teatros mirobrigenses, y más, siendo consciente de que el público de las artes escénicas en las salas de todo el país “va un poquito más lento”. Además, volvieron las plazas abiertas, sin restricciones de aforo, sobre todo los espectáculos itinerantes con “asistencia masiva” por las calles.
Bodas de plata
Para celebrar el cuarto de siglo de andadura, según destaca su director, la feria ha querido enfatizar sus principales señas de identidad. En primer lugar, y en cuanto a su vertiente de mercado de las artes escénicas, ha intensificado el protagonismo de los profesionales procedentes del oeste peninsular. De hecho, el 70 por ciento de la programación lo integran compañías de Castilla y León, Extremadura, Galicia y Portugal. Con un papel destacado, por cierto, para las compañías de la Comunidad, con 16 castellanas y leonesas, y también, creciendo en su dimensión internacional con ocho compañías portuguesas y la “implicación directa” del Ministerio de Cultura de Portugal.
Otro de los sellos de la feria enfatizado por el aniversario ha sido la programación de artes de calle, con un tercio del cartel al aire libre. “Trabajamos siempre por la democratización de la cultura y por popularizar el acceso a las artes escénicas. Y lo hacemos de una forma muy especial: exhibiéndolas en escenarios patrimoniales y monumentales, como los de Ciudad Rodrigo”, valora González, lo que en su opinión confiere "una mayor dimensión” al evento y entronca con otra de sus señas de identidad, la participación ciudadana, “especialmente en todo lo que tiene que ver con la dinamización de los públicos más jóvenes”.
Tras un especial acto inaugural por el vigésimo quinto aniversario, con la participación, entre otras autoridades, del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, y una no menos particular entrega de los premios Rosa María García Cano, la feria augura un singular fin de fiesta este sábado con un espectáculo de clausura con pirotecnia itinerante. “Es cierto que ha habido bastantes guiños, aunque también reconozco que nos hubiera gustado haber tenido más actos de celebración si los presupuestos se hubieran podido mejorar porque llevamos ya dese el 2011 con la misma dotación y ya va tocando que las instituciones piensen en incrementarla”, reivindica el director, aunque por contra, el Consejo de Gobierno de la Junta aprobó el pasado jueves el mantenimiento en 203.000 euros de la financiación autonómica.
Mala salud de hierro
Al menos garantiza la continuidad de una feria que se revela como necesaria en un momento en que el contexto cultural, ‘secuestrado’ por las pantallas, dificulta que el teatro sea un espectáculo de masas. “En los siglos pasados, era la única opción de acceso a las artes y tenía un papel muy destacado para comunicar cosas, transmitir la historia, las costumbres. Pero al teatro le pasa como a la radio: tiene una mala salud de hierro. Siempre va a estar ahí porque, ante todo, es una experiencia del aquí y del ahora, de vivir el momento. Tú puedes ir a una obra de teatro tres veces y las tres veces a va ser distinta. Porque va a cambiar la energía de los actores, del público… Es comunicación y, como cualquier hecho comunicativo, va a ser distinto y tiene ese valor fundamental”, resume González.
Además, por supuesto, el teatro se reivindica como un agente ‘vivo’ que trata de adaptarse a los nuevos tiempos. “Es cierto que muchas compañías escénicas mantienen patrones convencionales para crear sus espectáculos, pero hay otras que están cambiando e introduciendo muchos lenguajes nuevos que piensan en los públicos de hoy. Por ejemplo, antes era normal que las obras durasen más de dos horas y ahora es difícil que superen los 80 o 90 minutos porque estamos acostumbrados al lenguaje televisivo. Por otro lado, se incorpora muchísimo el lenguaje de las nuevas tecnologías a la hora de configurar la narrativa de los espectáculos, con lo cual también se acerca al público más joven”, explica.
Así, el director de la Feria de Teatro de Castilla y León ejemplifica esta idea con un espectáculo representado el jueves en el que el público podía interactuar continuamente con la compañía a través del móvil y sus perfiles de redes sociales. Incluso tenía la oportunidad de decidir cómo conducir la narrativa ante los dilemas del protagonista mediante la elección entre dos opciones. Todo, con gran presencia del ‘mapping' y las proyecciones. Un trabajo inspirado en ‘La metamorfosis’ de Kafka, pensado para el público juvenil, y que tiene que ver con las enfermedades mentales y algo “tan delicado” como el suicidio. “Bueno, pues la experiencia fue maravillosa porque el público salía llorando de emoción. Y al final es lo que pretende el teatro: transmitir emociones. Con esto se revela que aunque utilices las nuevas tecnologías, la esencia, que es comunicar emoción, se puede seguir manteniendo”, concluye.
Dinamización del oeste
A la aportación dineraria de la Junta de Castilla y León, administración organizadora de la Feria de Teatro, se suma una “importante” colaboración del Ayuntamiento mirobrigense, cifrada en 50.000 euros, como recuerda a Ical su alcalde, Marcos Iglesias, plenamente consciente del “gran valor” que entrega el evento a una ciudad que “se transforma”, siendo el “marco ideal”, como “urbe patrimonial con una muralla, con la zona del Castillo, con casas solariegas e iglesias”. En definitiva, “el escenario perfecto para convertirse en un teatro” y albergar “el gran mercado de las artes escénicas del oeste peninsular”.
El regidor destaca que la feria atrae a más de 700 personas vinculadas con el mundo del teatro, incluyendo programadores y compañías, además de a miles de espectadores. “Ese es su gran éxito, porque también es una fiesta que consigue que se alargue el verano mirobrigense hasta el final de agosto y que haya un ambiente espectacular”, añade Iglesias, quien sabe que “Ciudad Rodrigo no se entendería sin su Feria de Teatro”, y que el hecho de que una población de apenas 12.000 habitantes alcance unos 30.000 espectadores obliga a mantener una apuesta “clara y decidida” por su continuidad. “Está claro que ya es un patrimonio de los mirobrigenses, de todos los castellanos y leoneses y me atrevería a decir que de todas las personas de la Península Ibérica porque tiene grandes guiños hacia Portugal por su cercanía”, certifica.
De hecho, se trata de un evento que, a la postre, ejerce como agente dinamizador de una zona, el oeste salmantino, especialmente deprimida y afectada por la despoblación. “Las fronteras suelen ser polos de desarrollo, pero paradójicamente la nuestra no lo ha sido. Quizás porque nadie en administraciones superiores ha pensado que había que hacer las inversiones pertinentes. Y este tipo de iniciativas sociales y culturales hacen mucho por impulsar la comarca. Ahora todos los hoteles y restaurantes están llenos y la parte comercial también lo nota. Es vital en una ciudad de servicios, de comercio y hostelería, orientada al turismo, como es la nuestra”, finaliza.
Apostar al principio
Bien lo sabe el presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias, quien fuera alcalde de Ciudad Rodrigo en 1998 cuando tuvo lugar la primera edición de la Feria de Teatro, y quien alberga “muchos y muy buenos recuerdos” de esa época. En primer lugar, de Rosa García Cano, la primera directora de la feria, una persona "maravillosa y extraordinaria”, quien, en realidad, fue su ideóloga y quien convenció al actual regidor de la Salina para llevarla adelante. Tras las tres primeras ediciones, y ante su exponencial crecimiento, la Junta admitió la feria como propia, “una decisión acertada” para Iglesias porque “fue la palanca de impulso de la industria de creación de espectáculos teatrales en Castilla y León”.
Entonces, la Feria de Ciudad Rodrigo, que siguió los pasos de la de Tárrega, surgió cuando había un panorama teatral español ya configurado y, con el paso de los años, desde el punto de vista del alcalde que la vio nacer, se ha convertido en la "segunda o tercera” feria de teatro de España en importancia. “No solo es un festival, reúne a 250 programadores de teatro y ayuntamientos de todo el país para comprar novedades y estrenos y llevarlos por toda la geografía peninsular. Es la feria por excelencia del oeste y también de Portugal, que es en Miróbriga donde más apuesta fuera de sus fronteras”, explica Iglesias.
Además, contribuye a sostener la economía de “una pequeña ciudad que aguanta los servicios de una vasta comarca” y también a “irrigar cultura” en un “marco idóneo”, ya que, a Ciudad Rodrigo, según Iglesias, “la feria le va como anillo al dedo” y “le queda como un guante de seda en una mano”. “Es una historia de éxito, un binomio ganador. Y es importante que se mantenga ese empuje, esa grandeza, esa presencia en la calles y esa aceptación por parte del público. La tenemos que mimar porque es el producto del trabajo, la ilusión y el entusiasmo de muchas personas, y también de las instituciones que estamos apoyando detrás, haciendo la parte más fácil, aunque lo difícil fuera apostar al principio”, se permite el mandatario provincial quien, en definitiva, se muestra “encantado” de la que la feria continúe “muchos años más”. Así que lo dicho: a por las bodas de oro.