La provincia de Salamanca tiene varios paraísos naturales, declarados Parque Natural y Reserva de la Biosfera, como son las conocidas como Sierras de Salamanca. Hablamos de la Sierra de Béjar, con Candelario como icono turístico, y la Sierra de Francia, con varios municipios de verdadero interés natural y arquitectónico, como Cepeda, Miranda del Castañar, La Alberca o Monsagro.
Los importantes incendios declarados ayer por la tarde, según la Junta de Castilla y León, tuvieron su origen en una tormenta seca y los rayos que, sumados a las altas temperaturas, han provocado otros focos en municipios salmantinos del Parque Natural Arribes del Duero, como Sobradillo, pero también en Puerto Seguro y Saelices el Chicho.
Candelario es miembro de la Asociación de Los pueblos más bonitos de España. Este reconocimiento ha sido concedido a la villa de Candelario por su singular arquitectura y urbanismo, su emplazamiento en un entorno medioambiental excepcional y por el mantenimiento de su fiestas, tradiciones y costumbres; todo lo cual hace de la localidad uno de los municipios más turísticos de la provincia salmantina.
Para quien no la conozca, y la respeten las llamas, la villa de Candelario se escalona en la ladera de la sierra de su mismo nombre, lo que hace inevitable que su entramado callejero sea complicado, con las calles principales en el sentido de la pendiente y las calles y callejas secundarias transversales a las anteriores. Esta falta de horizontalidad confiere a sus rincones un sabor y una estética especial y, en consecuencia, el paseo por el interior de su casco urbano es cansado, pero siempre relajante y placentero.
Esta estética tan especial y el hecho de ser uno de los núcleos mejor conservados de la provincia, le mereció la declaración en 1975 de Conjunto Histórico-Artístico. Sus callejas estrechas y empedradas son recorridas por sus conocidas regaderas (canales de agua cristalina recogida de las nieves de su sierra) con curvas y recovecos que sorprenden al visitante que se adentra en ellas.
Monsagro, el pueblo de los fósiles marinos
A orillas del río Agadón, en el Parque Natural de Las Batuecas - Sierra de Francia y formando parte de la Reserva de la Biosfera de las sierras de Béjar y de Francia, está Monsagro, el primer refugio en las faldas de la gran montaña que preside el Santuario de la Peña de Francia.
El término de Monsagro formó parte de un fondo marino arenoso, en el que dejaron sus huellas gusanos o trilobites hace unos 500 millones de años. Tras los movimientos de las placas estas tierras emergieron, quedando las piedras marcadas de estos animales marinos.
La localidad de Monsagro esconde al visitante una original propuesta: la ruta de las Huellas Fósiles, un nuevo itinerario urbano que descubre y explica las huellas de distintos organismos de hace 450 millones de años, visibles en las roc as que adornan las casas, calles y fuentes de este pueblo.
En aquella época, un frío océano cubría gran parte de la Península Ibérica, que estaba situada muy cerca del Polo Sur. En ese mar de aguas poco profundas vivían distintos organismos, como los trilobites, ya desaparecidos, gusanos y otras especies, cuyos rastros quedaron grabados en los fondos marinos arenosos que orogenias posteriores transformaron en las cuarcitas.
Así es posible observar Cruzianas, que reflejan los desplazamientos de los trilobites, o Rusophycus, que representan zonas de reposo. Los gusanos marinos han dejado huellas como los Skolithos o galerías verticales, utilizadas de morada y estructuras en forma de cono llamadas Daedalus.