Mario y Alberto Herráez son dos gemelos salmantinos que nunca han separado sus caminos, ni siquiera en su vida adulta. Ambos han estudiado Educación Primaria en la Universidad de Valladolid y la profesión los ha unido todavía más. Desde que eran pequeños tenían claro que se querían dedicar al mundo de la enseñanza y cambiar las cosas: “No éramos grandes estudiantes, no éramos de notables sino los típicos a los que nos costaba estar seis horas sentados escuchando lo que el profesor decía. Sufrimos esa metodología tradicional y decidimos que queríamos intentar cambiar las cosas, enseñar a los maestros que otro tipo de educación es posible”.
Llevar a cabo una transformación en el sistema educativo no es tarea fácil, requiere un gran cambio de mentalidad. Ellos tienen claro que es muy importante educar de forma activa mediante “el aprendizaje por descubrimiento, la gamificación o, incluso, los videojuegos”. Alberto matiza que en la sociedad ha habido un “cambio de paradigma” respecto a las fuentes de información: “Hemos pasado de tener falta de fuentes a exceso. Hay que aprender qué hacer con esa información para que podamos exprimir lo máximo posible”. Asegura que en el mercado laboral, la mayoría de habilidades que piden “no requieren memorización”.
La evaluación es un aspecto muy importante para estos gemelos. Ellos consideran que, dependiendo de la forma de evaluar que utilices, enseñas de una forma u otra. Con los exámenes en papel sí que se muestran críticos: “No miden lo que un estudiante está aprendiendo. Están hechos de una forma que se mide la memorización, es difícil mediante un examen ver la resolución de problemas de un estudiante, colaboración, comunicación o empatía, no existen en un examen”. Volviendo al mundo de los videojuegos, se entienden como un método de diversión y entretenimiento pero lo cierto es que también pueden servir para “medir el contenido y las habilidades” de los más pequeños. De hecho, los hermanos matizan que hay en países donde ya se hacen pruebas estandarizadas a través de ellos.
Ellos se muestran muy partidarios de “evaluar el proceso y no el resultado”. Creen que la educación, históricamente, se ha visto a través de dos vertientes: la romántica y la práctica. Hoy en día, los profesores tiran más hacia la primera, es decir, “priorizan el contenido por el arte de saber”. Sin embargo, ambos abogan por la práctica donde creen que “es importante aprender, pero también lo es saber qué debemos aprender o cómo hacerlo”. En el colegio “no hay 28 horas al día”; por ello, es importante “escuchar a los profesionales e intentar cambiar la mentalidad”.
Ponían un ejemplo: “¿Es más difícil resolver la abogacía que es memorístico o programar una página web?”; a lo que contestaba: “Ambas son igual de complicadas. No quiere decir que memorizar sea más difícil porque uses otra habilidad”. Como maestros creen que lo más importante es “potenciar sus habilidades y que todos crezcan en la dirección que ellos crean que es mejor”.
Asimismo, otro de los problemas que hay “a nivel mundial” es que los alumnos no salen preparados de los institutos para el mundo laboral. Justifican su respuesta con investigaciones, reportes, que dicen “los millones de euros que perdemos en el mundo laboral”. Las empresas tienen que “dar formaciones” para que “puedan adquirir las habilidades que no les da el sistema educativo”. Unos cursos que “tienen un coste” para las empresas que, además, “no ganan tanto dinero como deberían” debido a que las habilidades de los recién graduados “no son las que deberían tener”.
Una trayectoria vinculada a Estados Unidos
El último año de carrera pudieron optar a una beca. Hicieron prácticas en Estados Unidos y, más tarde, les ofrecieron un contrato y se quedaron; y ya son ocho años los que llevan vinculados al país.
Comenzaron como profesores, pero el camino les ha ido llevando por el mundo de la consultoría, algo en lo que están centrados ahora mismo al 100% y que les ha permitido volver a su ciudad natal. “Nos hemos venido porque empezamos allí a innovar en las clases, obtener reconocimientos y premios y comenzaron a llegarnos invitaciones para ver cómo veíamos la educación en presente y futuro. Las instituciones nos pedían que formáramos a sus profesiones y nos surgió la parte de consultoría”, aseguran. El problema vino cuando trabajaban “14 horas diarias”, algo que es “insostenible” y que les hizo decantarse por la segunda opción para poder “volver a España y estar más cerca de la familia, sin perder lo que hacíamos”. En la actualidad trabajan con centros educativos, ONGs o empresas privadas. Lo que hacen es formar a otros para ver “que es lo que pueden mejorar tanto pedagógicamente como en procesos y digitalización”.
En su paso como profesores estadounidenses han podido ver algunas de las grandes diferencias entre el sistema educativo allí y en España. Lo más notable es “el presupuesto”. Aseguran que en España han visto a profesores “hacer cosas maravillosas con muy poquito” y que si tuvieran más medios allí “podrían hacer cosas increíbles”. Otro de los aspectos que señalan es la “densidad de currículum”; es decir, que hay que “enseñar mucho por curso”. También las opciones de asignaturas. En Estados Unidos “puedes elegir algunas como cocina, creación de videojuegos o tablas de snow”.
Educadores más influyentes del mundo
Tan solo tienen 29 años y ya acumulan numerosos e importantes premios. Uno de los más destacados es el de educadores más influyentes del mundo y otro el de educadores más influyentes dentro de la tecnología para la educación. Este segundo es un premio que les llegó por "sorpresa" hace apenas unas semanas y que les hizo especial ilusión. "Estos reconocimientos quieren decir que lo que estamos haciendo pasa. No entramos para ser influencers sino para cambiar la educación, eso significa que estamos llegando a gente, estamos teniendo un impacto real en lo que hacemos", afirman.
El primero lo recibieron con 23 años y lo recuerdan como algo "muy nuevo" a lo que se sentían "ajenos". También forman parte de los 20 líderes emergentes. Un galardón al que tienen especial cariño puesto que siempre veían a la organización que lo da como algo "muy grande, prestigiosa".
Lo cierto es que todos los reconocimientos que han obtenido han sido fuera del país. En España, el reconocimiento es menor: "Hay maestros que son espectaculares. Es importante que haya premios para maestros porque no es un reonocimiento a la persona sino a la profesión".