La Semana Santa se extiende por toda la provincia de Salamanca, con diferencias sustanciales, tanto en los ritos, costumbres, participación e historia. Si antes todos los pueblos tenían su particular celebración, la misma ha ido desapareciendo según los municipios iban despoblándose y marchando a mejor vida las generaciones más mayores.
Sea como fuere, aún quedan tradicionales procesiones a las que se suman otros ritos más modernos, las 'Pasiones Vivientes', que no son más que recreaciones populares plenas de sentimiento y emoción y que, en algunos casos, proceden de los autos sacramentales, tan comunes en el pasado.
Autos sacramentales
Es el caso del 'Auto de Pasión', una representación medieval que se celebr el Sábado de Dolores o el Domingo de Ramos en Béjar con textos de Gómez Manrique (s. SV) y Lucas Fernández (s. XVI).
Ciudad Rodrigo con sus plazas y la Catedral son el escenario de los 'Diálogos de la Pasión y Muerte'. Y el Jueves Santo, en el atrio de la iglesia de La Alberca, se celebra una recreación de 'La Pasión' a cargo del grupo Cateja Teatro.
Lumbrales celebra el Viernes Santo una celebración que, junto a la que se realiza en la capital, son únicas en la provincia: el Descendimiento de Cristo de la Cruz. La representación se lleva a cabo con una imagen articulada de Jesucristo.
En Sotoserrano aún perdura una antigua y curiosa tradición llamada 'El escarnio de Judas'. Los mozos del pueblo se reúnen la noche del Sábado Santo en la Plaza Mayor y fabrican un muñeco, que representa a Judas. Lo rellenan de paja y otros materiales y lo visten con ropas viejas. A continuación, lo cuelgan con una cuerda y lo dejan colgado durante todo el Domingo de Resurrección. En la tarde del Lunes de Pascua lo voltean, tirando de la cuerda. En esta parte participan también los niños del pueblo, que intentan coger el muñeco y destrozarlo. Finalmente, los restos del muñeco son quemados en una hoguera.
Otros de los momentos singulares que tienen lugar en la Semana Santa de la provincia son 'El Encuentro' a la carrera entre Cristo Resucitado y la Virgen María en Ledesma el Domingo de Resurrección. O la celebración del Cabildo de la Cofradía de la Vera Cruz el Domingo de Ramos en Navales, en la que los mayordomos del año siguiente son elegidos con una baraja española.
La sobriedad de Alba de Tormes
Alba de Tormes es uno de los lugares más recomendados para disfrutar de la Semana Santa en la provincia de Salamanca. Una celebración que en esta localidad se vive con especial devoción y que destaca por la sobriedad. Muy en la línea de las procesiones castellanas. Siendo una de las más importantes la procesión de Santo Entierro que se celebra el Viernes Santo por la tarde. Pero además, son numerosos los actos culturales que se llevan a cabo durante estos días, como audiciones musicales, conciertos y representaciones teatrales.
Más de seis siglos en Béjar
La Semana Santa de Béjar posee una larga tradición histórica, ya que lleva celebrándose desde hace más de seis siglos. La celebración empieza el Viernes de Dolores con el Vía Crucis de la Antigua, pero el día más importante es el Viernes Santo, cuando sale la Procesión General del Santo Entierro, de la que forman parte nada menos que seis tronos que recrean distintas escenas de la Pasión de Cristo, desde el Huerto de los Olivos hasta el Sepulcro. También es un día muy significativo el Sábado de Gloria, finalizando las celebraciones con la Procesión del Encuentro entre Nuestra Señora de la Misericordia y el Jesús Resucitado.
Candelario y abril van de la mano
Candelario. Abril y Semana Santa. El pueblo, siempre la gente del pueblo, que arropada en el silencio sale a representar su Viacrucis, su Pasión.
La Cuesta de la Romana se convierte en Vía Dolorosa por la que transitan los principales personajes: Jesús irremediablemente unido a su Cruz. Su madre dolorosa, Poncio Pilatos, el distraído romano…
Los vecinos, protagonistas. Uno de los mayores espectáculos litúrgicos de la provincia transcurre en Candelario. La representación de la Pasión de Cristo, por medio del Vía Crucis viviente es uno de los actos que más público atrae de la Semana Santa salmantina. La Cuesta de la Romana vuelve a ser el escenario en el que los vecinos de Candelario representan la pasión y muerte de Jesús. Decenas de voluntarios participan en esta singular puesta en escena que también lleva a cabo la Asociación Cultural Cuesta de la Romana y el Ayuntamiento de la villa de Candelario.
La escenificación viviente tiene lugar el Viernes Santo, que lleva consigo momentos sorprendentes, como las caídas del Jesucristo, o el proceso simulado, por el cual el Nazareno es clavado en la cruz, con espectacular realismo.
El papel de Nazareno. Son muchos los candelarienses que han pasado por el papel de Nazareno, siendo uno de los más codiciados y a la vez de los más sufridos, dado que el actor tiene que soportar, en ocasiones, el frío intenso. Se trata de otras de las tradiciones instituidas por las hermanas Vallejera en cuya memoria actúan los vecinos de la villa.
La pasión comienza con la salida desde el Consistorio de un Jesús amarrado, que es puesto en manos de Pilatos que le lanza a los pies de la Cuesta de la Romana para comenzar al espectacular Vía Crucis.
La belleza de los actos, llenos de autenticidad, y el esfuerzo de los improvisados actores atraen a miles de visitantes
Peñaranda, del arte más antiguo a la modernidad
Siete son las cofradías que constituyen la Hermandad fundada en 1958 de Peñaranda. El origen de los desfiles y actos de la Pasión se pierden en la historia. Hay costumbres que permanecen desde el S. XVI, otras han cambiado con los tiempos. A imágenes de mucha antigüedad y devoción como el Cristo de San Luis, el Cristo del Humilladero, la Virgen de la Soledad o el popular Cristo de la Cama, se unen otras más modernas como La Virgen de la Esperanza, la Vera Cruz, Jesús de Medinaceli, la Virgen de las Lágrimas. Cada desfile procesional es seguido con devoción por numerosos fieles, siempre con el espíritu de recogimiento propio de Castilla y León.
En Peñaranda de Bracamonte, un niño vestido de Arcángel San Miguel, es el encargado de quitarle el manto de luto a la Virgen el Domingo de Resurrección.
Vitigudino: única cofradía y cientos de hermanos
En Vitigudino, la Semana Santa es uno de los acontecimientos más solemnes con su ambiente de espiritualidad y devoción. Se celebran procesiones que comienzan el Domingo de Ramos y finalizan el Domingo de Resurrección, cuando se conmemora la Resurrección de Cristo. En esta villa, se viven con gran devoción todos los actos que conforman estas fechas religiosas. Para ello, cuenta con una sola cofradía, San Nicolás de Bari, pero que aglutina a varios cientos de personas y que lleva funcionando cerca de 60 años. Estos cofrades dan vida y emoción a las procesiones desfilando 10 pasos: El Huerto de los Olivos, El Amarrao, El Nazareno, El Cristo de la Agonía, El Cristo de los Faroles, Las Angustias, La Cruz vacía, La Urna y La Dolorosa.
Los actos religiosos comienzan el Domingo de Ramos, tras la bendición del laurel y las palmeras en la Plaza del Convento, fieles y cofrades procesionan hasta la Iglesia para conmemorar a través de la Eucaristía la entrada de Cristo en Jerusalén.
Continúa el Miércoles Santo con la procesión más recogida y emotiva de toda la Semana Santa, es el traslado del Cristo de la Agonía desde su ermita, en el Cementerio, hasta la iglesia parroquial, sobre las 10 de la noche.
El Jueves Santo se abre el día con la oración de Laudes. Posteriormente, en la iglesia, sobre las 5 de la tarde, se celebra la Última Cena, se realiza el lavatorio de los pies a doce niños o mayores de la comunidad. Al terminar la misa, se expone el Santísimo en el Monumento que se instala en una de las puertas laterales de la Parroquia y que será velado hasta la mañana de Gloria del Sábado.
La salida de los pasos en la Procesión de la Pasión por las calles de la Villa continúa los actos religiosos del Jueves Santo produciéndose en un total y respetuoso recogimiento, y que culminan con la celebración de la Hora Santa.
El Viernes Santo se celebran los oficios religiosos, como es el Vía Crucis de la mañana, con el Cristo de los Faroles; y la Adoración de la Cruz de la tarde, que anteceden a la concurrida y recogida Procesión del Santo Entierro de Cristo en la que desfilan todos los pasos acompañando a la Urna. Luego, por la noche, tiene lugar la Procesión de la Soledad, otro momento excepcional en el que el silencio y la solemnidad toman las calles de Vitigudino.
En resumen, representaciones de autos sacramentales de origen medieval; Pasiones vivientes de vecinos entregados; templos para el recogimiento y la meditación; montañas veneradas desde antiguo; caminos de peregrinos hechos de esperanzas y sufrimientos… Experiencias únicas para conocer, para sentir en estos días en que el misterio y el ocio van de la mano