El Atrio de la Catedral Nueva de Salamanca acogió el encuentro del Cristo Resucitado y de la Virgen de la Alegría en la procesión que dio cierre a la Semana Santa de la capital del Tormes. La plaza de Anaya fue el escenario donde las tallas se encontraron frente a frente y la Virgen se desvistió del manto de luto dejando a la vista la capa blanca ante la atenta mirada de los miles de salmantinos que llenaron el ágora.
La imagen de la Virgen de la Alegría fue la primera en partir desde la capilla de la Vera Cruz, recorriendo el paseo de las Úrsulas, calle Bordadores, plaza de Monterrey, calle Prior, Prado, plaza del Corrillo, calle Quintana, plaza Poeta Iglesias, calle San Pablo, Tostado y la plaza de Anaya. Media hora después fue el turno del Cristo Resucitado, que acudió al encuentro con su madre por las calles Domínguez Berrueta, Ramón y Cajal, plaza de las Agustinas, Calle Compañía, Rúa Antigua, plaza de San Isidro, calle Libreros, Calderón de la Barca y Benedicto XVI, hasta llegar ambos al atrio de la Catedral.
Tras el encuentro, comenzó la procesión conjunta de Resurrección, para volver por las calles del casco antiguo hasta la iglesia de la Vera Cruz. Momento en el que se dará por finalizada la Semana Santa de Salamanca.
Bajo los hombros de los costaleros, los pasos Lignum Crucis (Pedro Benítez, 1675); Santo Sepulcro, (Pedro Hernández, 1678) Cristo Resucitado (Alejandro Carnicero, 1725); y Nuestra Señora de la Alegría, (Anónimo del siglo XVIII) protagonizaron la mañana de este Domingo de Resurrección.
La Cofradía de la Vera Cruz es la encargada de celebrar el Encuentro desde 1615, y a lo largo de su historia, el Campo de San Francisco o la Plaza Mayor fueron los escenarios elegidos para ello. Desde el año 2013, la Plaza de Anaya, bajo la mirada de las Catedrales, es el lugar donde se reúnen las procesiones para decir adiós a la semana de Pasión que, como cada año, los salmantinos vivieron con intensidad y devoción.