El doctor Atanasio Pandiella, investigador principal del Centro de Investigación del Cáncer y responsable del proyecto Inmunoterapia de precisión con anticuerpos Bi- Específicos Acopladores De Células T. Dirigidos al microambiente tumoral para el tratamiento de tumores sólidos invasivos -Omtx2305 ha presentado en rueda de prensa junto al consejero de Oncomatrix, Pedro Esnaola, y la directora de I+D, Myriam Fabre y el vicerrector de investigación de la Universidad de Salamanca José Miguel Mateos Roco los objetivos de este proyecto de investigación.
El proyecto Inmunoterapia de precisión con anticuerpos Bi- Específicos Acopladores De Células T. Dirigidos al microambiente tumoral para el tratamiento de tumores sólidos invasivos -Omtx2305 se está desarrollando gracias a la concesión de ayudas públicas a proyectos de colaboración público-privada, del Programa Estatal para Impulsar la Investigación Científico-Técnica y su Transferencia, del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación 2021-2023, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Ministerio de Ciencia e Innovación.
La investigación se basa en la colaboración de una entidad privada (Oncomatryx) con una pública (la Fundación de Investigación del Cáncer de la Universidad de Salamanca), y es una demostración del valor de la colaboración público—privada para afrontar problemas médicos. Ambas entidades llevan colaborando varios años desarrollando varios proyectos de investigación y dicha colaboración se está consolidando mediante este proyecto, dotado con una financiación de 670.000 €. “Es un orgullo trabajar, ha señalado Pandiella, con una empresa enteramente española que está compitiendo internacionalmente”. Del mismo modo, ha hecho hincapié Pedro Esnaola en las grandes instalaciones del Centro de Investigación del Cáncer. Por consiguiente, dentro del proyecto se están generando sinergias al combinar la experiencia de la biotecnología aportada por Oncomatrix con la experiencia del laboratorio dirigido por el Dr. Pandiella en la biología molecular del cáncer y las infraestructuras del Centro de Investigación del Cáncer, como el servicio de Patología Molecular Comparada.
La investigación trata de desarrollar un nuevo fármaco que se dirige a una proteína que se produce en el ambiente tumoral. El fármaco se basa en un anticuerpo frente a esa proteína, que se denomina FAP. Cabe destacar del proyecto que se va a utilizar bioingeniería de anticuerpos para producir un anticuerpo modificado. En concreto, ese anticuerpo modificado consta de una parte que reconoce a FAP y de otra parte que actúa de imán para el sistema inmunitario. Resalta el Dr. Pandiella que “la idea es que el anticuerpo lleve a cabo una doble función antitumoral. Por una parte, reconociendo a FAP y actuando sobre esa proteína. Por otra parte, atrayendo a células del sistema inmunitario al tumor para que lo ataquen”. El abordaje en la investigación del microambiente es crucial, ya que en los últimos años se han acumulado evidencias de la importancia que tiene el estroma, el entorno celular, para diseñar estrategias contra los cánceres invasivos.
En este trabajo, toda la ingeniería del anticuerpo está siendo desarrollada por Oncomatrix. Este tipo de anticuerpos ingenierizados se llaman anticuerpos biespecíficos acopladores de células T (en inglés se conocen como BiTE (bi-specific T Cell engager). Ya existen precedentes del valor terapéutico de los BiTEs, pues en 2014 se aprobó para uso clínico el primero de ellos, denominado blinatumomab. En la actualidad existen más de 200 ensayos clínicos con diferentes BiTEs dirigidos a tumores hematológicos o sólidos, aunque de momento no hay muchos en la clínica. No más de cinco, depende de la investigación que la cifra aumente.
Mientras que la labor del equipo del Centro de Investigación del Cáncer está aportando todo el abordaje de la biología molecular. En concreto, mediante los análisis de muestras con técnicas empleadas en patología molecular se persigue desarrollar biomarcadores para identificar a los pacientes sensibles para recibir el tratamiento. Para poder personalizar y dirigir adecuadamente el tratamiento, se debe detectar cuándo esta proteína está en el paciente oncológico. Además, también se tiene que determinar en qué pacientes se expresa la proteína. Para ello, se llevarán a cabo análisis de muestras con el servicio de patología molecular comparada para identificar los tejidos con esta proteína. Se trabajará asimismo con biopsias líquidas para tratar de identificar mediante un análisis de sangre un poco de dicha proteína. El trabajo se está desarrollando con muestras humanas para, en definitiva, validar herramientas de selección con eficacia para el tratamiento, de manera que el enfoque permitirá que los resultados obtenidos de investigación sean comercializables.
Además, desde el punto de vista socio-sanitario, es altamente satisfactorio observar que el esfuerzo de ambas entidades, colaborando estrechamente, puede llegar a beneficiar a pacientes con cáncer. Otro de los aspectos importantes para la comunidad de Castilla y León, derivado de este proyecto, es la capacidad que ofrece de atraer talento y juventud a dicha comunidad, además de contribuir a su desarrollo tecnológico. De hecho, en la actualidad el laboratorio de Atanasio Pandiella cuenta con diez personas y ocho de ellas se han trasladado a trabajar a Salamanca.