Salamanca es una ciudad que siempre ha querido al cantaor flamenco José Mercé, un asiduo en todas sus giras y festivales. En este nuevo tour, que promociona su vigésimo álbum 'El Oripandó', no iba a ser menos. Así, Mercé actuará en el CAEM el próximo 21 de octubre, con las entradas ya a la venta, con precios entre 25 y 55 euros y se podrán adquirir en la taquilla del Teatro Liceo.
'El Oripandó' es una palabra en caló, cuyo significado es El Sol (amanecer). Una obra de marcado carácter íntimo cercano a la biografía, que lleva ese diálogo personal a quien escucha. La vida misma, con lo bueno y con lo malo, encapsulada en ocho temas de inequívoco sustrato flamenco que desbordan marcos formales, genéricos y sónicos.
Además, propone un viaje desde la tiniebla hacia el amanecer –eso es lo que significa ‘Oripandó’ en caló– y concluye con un final abierto –‘Alegría’– que nos invita a continuar el camino para extraer lo mejor de ese milagro a menudo inexplicable y aterrador que es la existencia.
En ‘El Oripandó’ hay atrevimiento, pero también mucha jondura. Extensas composiciones de tono progresivo, baladas, antiguos cantes de fragua dándose la mano con el rap, patrones electrónicos aproximándose al rock y quejidos existenciales envueltos en orquesta sinfónica. Todo cabe en esta obra audaz y emotiva, tachonado de colaboraciones rutilantes. Un álbum llamado a sorprender incluso entre los parroquianos más devotos.
Y ahora llega el reto de llevar esta obra tan compleja al directo, en el que como muy contadas veces en su vida, José se rodeará en el escenario de batería, bajo, guitarra eléctrica, piano y teclados, que junto a coristas versátiles, interpretarán el trabajo de principio a fin; y todo ello aderezado con proyecciones que ayudarán a que el espectador se sumerja en esta historia cautivadora. Por supuesto, no faltará el momento mágico que el maestro dedicará a repasar algún palo del flamenco más puro, tal y como solo él sabe interpretar y alguna versión sorprendentemente actualizada de sus grandes éxitos.
José Mercé, en este trabajo, en lugar de aferrarse a su indiscutible cátedra, prefiere seguir aprendiendo. Un cantaor mayúsculo que puede permitirse abordar retos como este porque ama y conoce su oficio.