Un año más, el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo celebra la Semana Napoleónica como homenaje al general Herrasti. A lo largo de una semana se celebran diferentes actividades y eventos en los que se conmemora el heroico y destacado papel que tuvo Ciudad Rodrigo durante la Guerra de la Independencia contra los ejércitos napoleónicos y, más, al ser una ciudad amurallada de frontera.
Como cumbre del programa, esta mañana de 10 de julio, se ha celebrado el homenaje al general, en el que ha sido protagonista el Regimiento de Especialidades de Ingenieros Nº 11 de Salamanca con el izado de bandera y homenaje a los caídos durante la Guerra de la Independencia.
Todo ello presidido por Luis Fernando Núñez Allué, jefe del REI Nº 11, y el alcalde de Ciudad Rodrigo, Marcos Iglesias. Además, han asistido autoridades civiles y militares como también la mayoría de los miembros de la Corporación Local y cientos de ciudadanos que han aplaudido la presencia del Ejército de Tierra. Incluso en varias ocasiones se escuchó el ¡Viva España! por parte de los ciudadanos.
El momento más emotivo tuvo lugar, con el homenaje a los caídos consistente, que se celebró tras el izado de la bandera de España, al son del Himno Nacional, que corrió a cargo del Ejército de Tierra, ya que, según marca la ley, "la Institución Militar es la encargada de la custodia, honores y defensa de la Bandera, como símbolo de la Patria y de su unidad".
El homenaje a los caídos finalizó con la puesta de una corona de laurel a los pies del Monumento a Herrasti por parte de Luis Fernando Núñez Allúe y Andrés Pérez de Herrasti. En este acto, el obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, pronunció un responso en memoria de las víctimas.
Al finalizar los actos, tuvo lugar el desfile militar que discurrió por las calles Julián Sánchez y Cardenal Pacheco hasta la plaza Mayor , donde se rompieron filas y se dio por finalizado el acto.
Andrés Pérez de Herrasti, gobernador de Ciudad Rodrigo (1750-1818)
El general Andrés Pérez de Herrasti combatió en la batalla de Tamames, librada el 18 de octubre de 1809, y apenas un par de días después recibió el empleo que le enfrentaría a dos de los más curtidos mariscales del Imperio, Masséna y Ney, convirtiéndose en gobernador militar de Ciudad Rodrigo, por entonces la sede de la Junta Superior de Castilla la Vieja, de la cual Herrasti sería presidente.
El 10 de julio de 1810, tras un asedio de dos meses y medio, Herrasti supo rendir la plaza de la que era gobernador en el momento preciso, sin faltar en absoluto a su deber como soldado, evitando la matanza que hubiera supuesto el asalto a las murallas. Dos días después de la capitulación, Herrasti marchaba al cautiverio en Francia junto a los supervivientes de su guarnición.
Como los demás deportados españoles, Herrasti recuperó su libertad en 1814, tras la abdicación de Napoleón. En un lamentable estado físico y moral, Herrasti aún tuvo que enfrentarse en Madrid al consejo de guerra de Purificación, que afortunadamente no encontró en él el más mínimo atisbo de traición a los Borbones y que determinó su limpieza y le recomendó para ser empleado por el rey «en el destino y clase que tenga S.M. a bien». Fernando VII tuvo a bien ascenderle a teniente general el 28 de julio del año 1814 con la antigüedad del día de la rendición de la plaza de Ciudad Rodrigo.
En 1816, el nombramiento de caballero de la Gran Cruz Laureada de San Fernando, que luce con todos sus atributos en el retrato con uniforme de teniente general que se exhibe en el salón de plenos del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo.
Hasta la capital catalana se trasladaría Herrasti con la que era su esposa desde el año 1792, María Antonia de Luca y Timmermans, y allí moriría el día 24 de enero de 1818, tras una vida enteramente dedicada a la milicia y tras emplear sus últimos años en emprender esenciales mejoras urbanísticas en la ciudad de Barcelona, tales como la construcción del primer cementerio extramuros.