Denso colorido y envolvente, el Duero es ante todo río, viñedos, paisaje desigual y exuberante. Una tierra, la mía, fruto de los prodigios de la naturaleza, pero también del esfuerzo y la energía desprendida por sus habitantes en la transformación de los campos para subsistir.
Los viñedos y el célebre caldo de La Ribera son la causa y razón de este duro trabajo. Muchos siglos de labor, fatiga y sudor humano transformaron la tierra, removieron las laderas, moldearon sus muros en bancales para arrimar las cepas y surcaron con mil serpientes rutas infranqueables.
A pesar de poseer un soberbio clima mediterráneo, La Ribera -hogaño conocida como Arribes del Duero- es un enclave cálido y seco idóneo para el cultivo de la vid, donde proliferan la Juan García, la Malvasía y el Verdejo pero, sobre todo, la casta más autóctona y propia por escasa, el Bruñal. Pero también es un paraíso poblado por racimos plenos de olivos milenarios, almendros que envuelven el ambiente con aromas de miel y de frutas como la cereza, el higo, el melocotón, la naranja y la manzana.
Entre vegetaciones agrestes, espontáneas en la ladera, se atisban enormes superficies de viñedos rectilíneos que llenan todo el horizonte que surge del Duero como un inmenso dragón de alientos de fuego en las tardes de calima.
La Fiesta de la Vendimia 2023 en Villarino de los Aires
Villarino celebra la Fiesta de la Vendimia 2023 con halos modernistas obviando esas viñas de las que se extrae el licor generoso que tiene un resabio de brasa y frambuesa. Tintos gruesos, fuertes y afrutados. Blancos con sabor a fruta y frescos al paladar. Vinos de raza.
Hubo pisada de uvas, que tradicionalmente se realizaba en el lagar, con los pies, por hombres que, por decenas, en grupos, con los brazos de unos sobre los hombros de otros, pisan y vuelven a pisar las uvas al son del almirez. En esta ocasión dos mujeres, la modernidad y los nuevos tiempos, hicieron esa labor con brío y garbo.
La D. O. Arribes junto a la Ruta del Vino Arribes del Duero y el Ayuntamiento de Villarino han organizado esta fiesta, que no se celebraba desde 2002. El evento, con varios cientos de personas, estuvo acompañado por una cata de vinos Arribes realizada por Carlos Capilla Barreda, director técnico del Consejo Regulador Denominación de origen Arribes desde 2005. Además, no falto el acompañamiento gastronómico, con productos autóctonos de Arribes, con el fundamento del queso, a cargo de David Monaguillo, cocinero, miembro de la Academia de Gastronomía de Castilla y León, 'Eat Boy' y palíndromo. Quienes tuvieron como anfitrión al alcalde de Villarino y presidente de la Ruta del Vino Arribes, Julián Martín, Jiménez, y la vicepresidenta Liliana Fernández, viticultora, bodeguera y actual gerente de la Ruta del Vino de Arribes.
Cata de vino blanco y tinto, degustación de tapas realizadas por Monaguillo y un banquete con empanadas y hornazo, así como tortillas, que fueron gustosos a los opíparos paladares. No en vano era mediodía.
Por lo demás, la vendimia trajo recuerdos de picaduras de avispas, de sudores y tormentas, del humo que envolvía al pueblo en las tardes de otoño cuando ardían las borras y los niños jugábamos en la Plaza, y las niñas cantaban al corro y había alegría, escasez y fiesta.
Ya no rebuzna el burrito, ni la oveja bala, ni las niñas juegan a la comba, ni los niños a las mixtas, ni huele a borras ni la niebla excita los primeros sentimientos. Sólo queda el halo de otros tiempos, un instante para recordar a los nuestros, ay!