El médico foniatra José Manuel Gorospe Arocena denuncia la situación en la que se está abandonando a las personas con patología de la comunicación: trastornos del lenguaje, habla, voz, audición y deglución. La situación, asegura, "es grave en toda España pero resulta más triste y desesperanzadora la que estamos viviendo en Salamanca".
Así, recuerda que la Unidad de Foniatría, Logopedia y Audiología infantil, Servicio ORL, del Hospital Universitario de Salamanca se puso en marcha hace más de 50 años. Ha sido referente a nivel nacional desde su creación; está implicada en programas como el de detección precoz de la sordera en la infancia o el de implantes cocleares. "Después de años de deterioro está a punto de desaparecer por la falta de apoyo de nuestras autoridades sanitarias y gestores hospitalarios", denuncia mediante un escrito, del que se ha hecho eco este diario.
Carta abierta del doctor José Manuel Gorospe Arocena
"La Unidad de Foniatría, Logopedia y Audiología infantil, Servicio ORL, del Hospital Universitario de Salamanca se puso en marcha hace más de 50 años. Ha sido referente a nivel nacional desde su creación; está implicada en programas como el de detección precoz de la sordera en la infancia o el de implantes cocleares. Después de años de deterioro está a punto de desaparecer por la falta de apoyo de nuestras autoridades sanitarias y gestores hospitalarios.
Hace ya tres años presenté en el Hospital Universitario de Salamanca un proyecto proponiendo la creación de una Unidad hospitalaria de Patología de la Comunicación, coordinada por la Unidad de Foniatría, Logopedia y Audiología infantil. Se acercaba mi jubilación y, con ello, un paso más en el deterioro grave y progresivo de nuestra unidad. Además, la dinámica hospitalaria obligaba a una mejor coordinación entre los servicios implicados. Todo ha quedado en el aire; el proyecto se consideró necesario y oportuno pero, como siempre, no ha llegado a tiempo la decisión necesaria para ponerla en marcha. Es más, las decisiones recientes de la dirección de nuestro hospital indican que vamos a ver pronto la desintegración final de la unidad.
La Unidad de Foniatría, Logopedia y Audiología infantil atiende los trastornos del lenguaje, habla, voz, audición y deglución. Antes con 15 profesionales: 9 logopedas, 3 foniatras, 1 psicólogo, 1 auxiliar administrativo y un auxiliar de clínica; todos indispensables. Hoy con 6 profesionales (2 a tiempo parcial): 5 logopedas (una de ellas 3 días por semana), 1 auxiliar administrativo y 1 auxiliar de clínica (3 días por semana). Antes como equipo multiprofesional; hoy, no. El equipo multiprofesional se ha quebrado. El deterioro se hizo evidente cuando se dejó de reponer jubilaciones de logopedas y se despidió a la psicóloga del lenguaje y una foniatra; sin ninguna razón o por razones que nunca se explicaron.
Nada de esto parece tener importancia para los gestores de la sanidad pública de Salamanca, de Castilla y León y del resto de España. Nadie toma cartas en el asunto. Nadie responde a una necesidad imperiosa, urgente desde hace décadas. Los pacientes con trastornos de la comunicación no interesan. No tenemos políticas sanitarias específicas y esta grave anomalía impide considerar esta patología en la dimensión necesaria.
La Patología de la Comunicación (lenguaje, habla, voz, audición y deglución) agrupa trastornos graves que pueden influir muy negativamente en el desarrollo infantil, en la calidad de vida del adulto y el anciano y en la integración social y laboral del individuo. Un niño con Trastorno del desarrollo del lenguaje o con alteraciones del lenguaje secundarias a lesiones cerebrales, si no recibe la atención sanitaria necesaria, verá limitada gravemente las posibilidades de relación con otros niños, la integración en su entorno familiar y escolar; fracasará durante la escolarización y, posteriormente, en el acceso a la formación e incorporación laboral. Su vida quedará definitivamente limitada. Un adulto con un trastorno del lenguaje secundario a ictus u otras lesiones cerebrales necesita una rehabilitación urgente; el paciente con afasia vive la incapacidad para resolver las necesidades más básicas de su vida diaria con un sufrimiento que acaba mermando su salud física y mental; las dificultades de comunicación en el entorno familiar y social provocan cambios graves en la convivencia; cambios especialmente vitales para el cuidador y el paciente.
La detección e intervención temprana de la pérdida auditiva en la infancia es indispensable; se considera discapacitante a partir de los 31 dB; la falta de audición funcional en la infancia influye en el desarrollo del lenguaje y de múltiples funciones cognitivas que son fundamento del desarrollo comunicativo, afectivo y social; básicos para la escolarización y aprendizaje. En el adulto, la pérdida auditiva significativa no tratada, es un problema vital, interfiere la comunicación y, con ello, afecta a todas las áreas individuales y sociales; se asocia a una peor salud física y mental y a un mayor riesgo de deterioro cognitivo.
¡¿Qué más se puede decir para que los responsables de la gestión sanitaria consideren la gravedad de esta patología?! ¿Por qué esta actitud negligente que ha obviado la necesidad durante décadas y se hace de nuevo evidente con las decisiones actuales?
Alguien podría decir que afecta a pocas personas, pero no es así. O que la falta de recursos es común en todo el mundo, pero no es así.
Los trastornos de la comunicación son muy frecuentes, graves, vitales para el niño y el adulto; tenemos modelos europeos consistentes para el desarrollo de unidades multidisciplinares de Foniatría y Logopedia. ¿¡Cuánto tiempo tenemos que seguir esperando!? ¿¡Cuantos pacientes, niños y adultos, tendrán que seguir sufriendo la falta de sensibilidad de nuestros gestores y políticos?!
La SOMEF, Sociedad Médica Española de Foniatría, se creó en 1982 con el objetivo de desarrollar la Foniatría como una especialidad médica encargada de la investigación, prevención, diagnóstico y tratamiento de la patología del Lenguaje y la Comunicación Humana, en todas sus múltiples facetas. Hoy, 40 años más tarde, toda una generación de profesionales, con un excelente nivel formativo y competencial, se está jubilando. La transferencia de conocimientos a los nuevos especialistas se está haciendo imposible. Los nuevos médicos foniatras buscan con ahínco su formación pero el ministerio no considera la creación de una ACE en Foniatría que asegure y regule la formación y el ejercicio en esta área médica fundamental.
Nada de lo que veo a mi alrededor me permite un mínimo optimismo.
Mal en España y peor en Salamanca. Se está decidiendo la desaparición de la Unidad de Foniatría, Logopedia y Audiología Infantil que ha sido referente en España desde los años
70. Una unidad que forma parte del Programa de detección precoz y atención integral de la Hipoacusia Infantil en Castilla y León y del programa de Implante Coclear de Salamanca.
Pero estamos a tiempo. Sólo falta la decisión de nuestras autoridades".