El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León no rebaja la pena impuesta por la Audiencia Provincial de Salamanca, tal como pedía la defensa, y ratifica los cinco años de prisión impuestos a un hombre por un delito reiterado de abusar sexualmente de una menor de edad, que era hija de su pareja en ese momento, en septiembre de 2021.
Esta sentencia del TSJCyL descarta que concurriera infracción procesal de ningún tipo, por falta del testimonio de la menor en el momento del juicio, que era petición de la defensa, al tener menos de 14 años durante el juicio, al igual que cuando tuvieron lugar los hechos ahora sentenciados.
La sentencia, además, impide al condenado acercarse a menos de 500 metros de la víctima durante cinco años y debe indemnizarla con 6.000 euros por los numerosos episodios de abusos que tuvieron lugar a lo largo de varios meses cuando se quedaba a solas con la niña. Contra la sentencia emitida por el TSJCyL ya no cabe más que recurso de casación por infracción de ley y por quebrantamiento de forma, que podrá interponerse dentro de los cinco días siguientes al de la última notificación de la misma ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
Hechos probados
Según recoge la sentencia, en su apartado de hechos probados, el condenado convivía con su pareja y la hija de ésta, la víctima, que contaba con tan solo once años cuando tuvo lugar el primer abuso, por unos 51 de él. Los hechos, por tanto, se remontan al 24 de septiembre de 2021, cuando, según el documento judicial, cuando ambos estaban en el sofá y "con ánimo libidinoso le dijo a la menor "venga, un masajito" y a continuación le tocó los genitales, primero por encima del pijama y después por dentro de la braga, sin llegar a introducirle los dedos".
Varios episodios similares se produjeron, según quedó acreditado tras la práctica de las testificales, aunque no la menor no declaró, protegida por la ley, en fechas posteriores. El 12 de enero de 2022 volvió a tocar sus pechos y genitales y llevó las manos de la niña a su pantalón. También el 6 de febrero fue a su habitación, le realizó nuevos tocamientos y le pidió que se pusiera “a cuatro patas” aunque la menor no lo hizo. Igualmente, en días indeterminados, al volver del colegio, se produjeron nuevos abusos durante el breve intervalo de tiempo en que estaba a solas con ella a la hora de comer.
Todo salió a la luz tras una visita de su prima de 14 años, algo mayor, a quien contó lo ocurrido y que entendió los hechos como “muy graves” y convino que había que contárselo a los mayores. Así se enteró su madre que, poco después, le interrogo por lo sucedido. La niña, aunque “sintió mucha vergüenza”, lo contó todo y la madre puso fin a su relación sentimental y denunció a su expareja.