El mudéjar es un estilo arquitectónico fruto de la combinación de elementos del arte cristiano con la ornamentación árabe. El nombre procede de la población mudéjar, compuesta por musulmanes a quienes, tras el avance cristiano, se les permitió vivir bajo la jurisdicción cristiana y conservar su religión. El arte mudéjar se fecha desde el siglo XII hasta el siglo XVI, aunque posee diversas variantes regionales.
De los múltiples ejemplos del románico mudéjar muchos han desaparecido y otros han sufrido diversas reformas a lo largo de su historia. Las características principales de estas iglesias consisten en la combinación de ladrillo y piedra como material de construcción, con una sola nave y elementos como arcos ciegos y doblados con un gran artesonado.
Esta Ruta incluye 16 templos, representativos de la fusión del arte cristiano y la estética musulmana, en las comarcas de Alba y Peñaranda en la provincia de Salamanca. Son pequeñas iglesias rurales de pueblos como Gajates, Cantaracillo o Zorita de la Frontera.
Otros templos que muestran la fuerza expresiva del ladrillo son las de Coca, Galleguillos, Peñarandilla y Turra. La Ruta se completa con la visita a los ábsides románico-mudéjares de Aldeaseca de la Frontera, Gajates, Nava de Sotrobal, Paradinas de San Juan, Rágama y Villar de Gallimazo.
Uno de los tesoros ocultos de esta propuesta turística y cultural son los espléndidos artesonados ubicados en algunos interiores, como Macotera, Cantaracillo, Rágama o Villoria, auténticos 'cielos mudéjares' en el arte religioso rural salmantino.
Comarca de Peñaranda
La comarca de Peñaranda de Bracamonte tiene gran interés en el arte mudéjar por su situación geográfica. Se encuentra entre dos núcleos importantes de este estilo, como son Toro y Tierra de Pinares. Es por ello, que esta comarca está muy influencia por ambas corrientes. En esta ruta se pueden visitar templos de los municipios de Macotera, Nava de Sotrobal, Rágama, Paradinas de San Juan, Zorita de la Frontera, Aldeaseca de la Frontera, Cantalapiedra, Cantalpino, Villar de Gallimazo y Cantaracillo.
En la zona de las Villas y La Armuña existen templos que atesoran, con mayor o menor nivel de conservación, importantes vestigios románico-mudéjares. El templo de Aldealengua conserva en su ábside un claro ejemplo de este estilo artístico. También, destaca el templo de Villoria y de San Cristóbal de la Cuesta. Por el contrario, en la ermita de Nuestra Señora de la Encarnación de La Orbada la conservación es menor y solo se puede apreciar en la parte exterior un detalle de este arquitectura tan singular.
Macotera
Sin duda alguna, la iglesia de Nuestra Señora del Castillo constituye, en sí misma, uno de los monumentos religiosos más importantes de esta tierra. Hecho éste que se enriquece con la presencia, en la nave central del templo, de una de las más bellas techumbres mudéjares de Salamanca. Su excelente estado de conservación, fruto de una concienzuda restauración, permite observar la estructura ochavada y de limas, con seis pares de tirantes, cuajada de mocárabes, estrellas y chellas. Esta obra se fecha entre los siglos XV y XVI.
Cantaracillo
De este templo, de características arquitectónicas propias del románico-mudéjar, destaca la cubrición de la nave central. Su reciente y cuidada restauración permite contemplar los detalles de tal armadura. Parece datarse su obra a mediados del siglo XVI. Los grandes arcos escarzanos que dividen las tres naves del templo contribuyen a aportar diafanidad a todo el conjunto.
Nava de Sotrobal
Nava de Sotrobal conserva un templo de San Miguel de tipo rural, de una única nave con un ábside románico mudéjar bastante interesante. Actualmente se puede apreciar por el exterior tres fajas longitudinales.
Tierras de Alba de Tormes
Durante ocho siglos, la España medieval estuvo dividida entre la cristiandad y el islam, pero más allá de las armas hubo contactos culturales, como demuestran muchas iglesias. Después de la reconquista de Zaragoza y Toledo, los reinos cristianos del norte se encontraron con una gran dificultad, repoblar los vastos territorios conquistados. Por este motivo, se decidió autorizar a la población musulmana vencida a quedarse bajo dominio cristiano, así surgieron los mudéjares. Estas circunstancias hicieron posible el nacimiento del arte mudéjar, que se puede definir como el resultado de la confluencia de dos tradiciones artísticas, islámica y cristiana.
A las tierras de la comarca de Alba de Tormes llegaron repobladores del norte de España, que traían consigo su manera de construir, que era forzosamente románico, pero su estilo se mezcló con el estilo de los habitantes mudéjares, de ahí el románico-mudéjar.
La tierra de Alba de Tormes, y toda la esquina noreste de la provincia de Salamanca, forma parte de la gran comarca de Tierra de Pinares, que está catalogada como el epicentro del estilo románico-mudéjar en Castilla y León. En esta ruta se pueden visitar varios templos ubicados en Alba de Tormes, Peñarandilla, Coca de Alba, Gajates, Galleguillos, Pedrosillo de Alba, Turra de Alba y Sieteiglesias.
Alba de Tormes
En la villa de Alba de Tormes se conservan los templos de San Juan y de Santiago. El primero de ellos destaca por el triple ábside y su magnífico Apostolado. Estas iglesias y otras desaparecidas sirvieron de inspiración al foco románico-mudéjar de la comarca, uno de los más importantes de nuestro país.
La iglesia de San Juan, situada en la plaza Mayor, es considerada como uno de los mejores ejemplos del arte mudéjar salmantino, junto con la iglesia de Santiago son los dos únicos templos de este estilo de los que quedan en el pueblo, de los cinco que, antaño, llegaron a existir. San Juan es uno de los pocos ejemplos de iglesias mudéjares con tres ábsides y sus tres naves. La fecha de construcción varía entre finales del s. XII y el XIII. Actualmente, sólo se pueden apreciar externamente dos de sus tres ábsides porque el occidental está tapiado por una construcción particular.
La utilización de materiales nobles (la piedra), frente a otros más económicos (ladrillo) es algo común para interiores, capiteles, portadas, pero resulta raro el ennoblecimiento de un ábside lateral resaltando sobre la sencillez del ábside central.
La iglesia de Santiago. está dedicada al apóstol Santiago, y es considerada como la más antigua que ha sido edificada en Alba, ya que data del s. XI. Es de una única nave con un ábside semicircular formado por tres cuerpos, los dos inferiores con arcos de medio punto doblados ciegos, el cuerpo superior tiene arcos de medio punto sencillos, ciegos y enmarcados. La entrada se realiza por el lado sur de la nave, a través de una puerta realizada en piedra con arco de medio punto decorado con bolas, datado entre la segunda mitad y finales del siglo XV.
Pedrosillo de Alba
De la iglesia de Pedrosillo sólo se conserva su ábside, y no de manera íntegra, pues su parte superior procede de una resconstrucción posterior. En el muro norte conserva del original el tramo presbiterial formado por dos grandes arcos. El ábside está formado por dos filas con cinco arcos ciegos cada una, coincidentes en la vertical. Pasando al interior, la sensación es de plenitud, el hemiciclo absidial está embellecido mediante dos filas de siete arcos ciegos y doblados.
Turra de Alba
La iglesia de San Juan de Turra data del siglo XIII y está compuesta por una sola nave. La cabecera es la parte del templo que mantiene su arquitectura original. Del interior, la cabecera vuelve a ser lo único primitivo que se conserva. Hasta la última restauración, no se podía apreciar el interior del ábside, porque estaba cubierto por un retablo barroco que, afortunadamente, ha sido alojado en otro lugar en el interior de la iglesia. La entrada sur al templo tiene una composición mudéjar, pero es fruto de constantes restauraciones. Su impresionante espadaña es del siglo XVIII, tiene un perfil escalonado en cuatro tramos.
Galleguillos
La iglesia de San Antonio fue declarada BIC el 3 de junio de 1993, y ha sido restaurada. La fecha de construcción es incierta, posiblemente del XIII. Es una de las iglesias mudéjares de la comarca que mejor se conserva en su aspecto primitivo, viéndose libre de ampliaciones. Es una iglesia de pequeñas dimensiones, en origen la iglesia debió de contar con tres naves. En el exterior, del románico mudéjar se conserva todo el muro sur prácticamente intacto, en su mitad se encuentra la puerta de entrada, que es un arco de medio punto. En el muro norte del tramo recto, se puede ver, a través de la tapia del cementerio adyacente al templo, uno de los arcos que forman la arquería ciega que es de medio punto y doblado. Este muro es de mampostería y argamasa. En el interior, la cabecera se abre con un arco de triunfo de medio punto que no es el original, que debía de ser doblado, puesto que se conserva parte, hasta el arranque mismo del arco, que apoya en sendos pilares escalonados.
El ábside, en su parte inferior está decorado por seis arquerías sencillas de medio punto, rematadas por un friso de esquinillas. A cada lado del presbiterio los muros se encuentran decorados con arco de medio punto de triple rosca y encima de ellos un friso de ladrillo en esquinilla. Esta zona está cubierta por una cúpula del siglo XVIII que externamente se aprecia como un cubo más elevado que el resto de la iglesia.
Peñarandilla
Su iglesia románico mudéjar se encuentra en la zona más alta del pueblo. Sus orígenes se remontan a los siglos XII y XIII. Su ábside es de bella factura aunque se aprecian los daños que ha sufrido tanto en su parte más alta, como en la más baja. Consta de tres series de arquerías dobles con distintos ejes.
La fachada sur se conserva casi por entero. Se observan ar- cos simples algo agudos que recorren en altura prácticamente todo el muro y descansan son un zócalo de ladrillo. En su centro se abre una puerta, de vano redondo limitado por dos arquivoltas y encima un par de frisos, de esquinillas el uno y el otro de sardinel que actúa como alfiz. La parte superior de la nave posee en la actualidad una franja con una serie de óculos que nada tiene que ver con lo que pudo ser en realidad y que rompe la ar- monía de la construcción. Fue restaurada en el 2001.
Gajate
Es una de las más completas iglesias románico mudéjares. Es un templo de una única nave con un ábside que reposa sobre un basamento granítico de épocas posteriores y que ha llegado a sustituir a la mitad inferior de la primera arcada.
Coca de Alba
La iglesia de Coca de Alba conserva una de las mas bellas cabeceras del románico mudéjar de la provincia. Por su parte exterior podemos apreciar tres bandas ornamentales de formas diferentes, pero que se mantienen alineados en el mismo eje vertical. La zona inferior muestra nueve arcos doblados ciegos, sobre ellos la segunda franja formada por otros nueve vanos, en este caso de diferente factura. Todos ellos son arcos sencillos, excepto los vanos de los extremos que son rectángulos. El tramo presbiterial está formado por dos fajas, la más inferior formado es estilizados arcos doblados, y la superior por arcos sencillos muy estilizados y enmarcados. Como es costumbre, la restauración reciente supuso una mejora del templo, pero desgraciadamente se taparon los ladrillos que ocupan los vanos con material blanco.
El caso aislado de Béjar
En esta ruta visitamos templos ubicados en Ciudad Rodrigo, Béjar, Candelario, San Martín del Castañar y El Manzano. Una ruta que permitirá conocer artesonados únicos y vestigios de construcciones mudéjares, que han sobrevivido con más dificultad al paso del tiempo, y a las modificaciones arquitectónicas de los templos. Se deben observar con interés los exteriores de estos templos que conservan la mayor parte del estilo mudéjar.
La iglesia de Santa María la Mayor de Béjar se localiza casi en el extremo noroeste del casco antiguo. De estilo mudéjar nos ha llegado el ábside. Se trata de una obra del siglo XIII de influencia ro- mánica.
Sobre una colosal base de mampostería se levanta el tambor construído con ladrillo y formado por tres pisos superpuestos. El inferior lleva arcos de medio punto doblados, mientras que los dos superiores están formados por arcos también semicirculares pero sencillos. La particularidad del piso central son las grandes impostas que crean la ilusión óptica de que se trata de arcos de herradura.