La Asociación de Empresarios Salmantinos de Comercio (AESCO), integrada en CES, y la Confederación Española de Comercio (CEC), de la que AESCO también es miembro, manifiestan su profunda preocupación ante la propuesta del Ministerio de Trabajo de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales.
Ambas organizaciones alertan de sus nefastas consecuencias en el sector del comercio, especialmente entre las empresas más pequeñas, a las que afectará de forma desproporcionada.
Para AESCO y la CEC resulta incomprensible que en un sector presencialista como es el comercio, con una ley que permite la apertura de sus establecimientos hasta 90 horas durante el conjunto de días laborables de la semana, se plantee una reducción de la jornada a 37,5 horas. De llevarse a cabo esta medida, “supondría en la práctica una subida salarial encubierta equivalente al 6,25% al tener que pagar lo mismo por menos horas de trabajo y obligaría a la contratación de más personal para complementar esas horas. Todo ello dispararía los costes para los comerciantes de una forma inasumible”.
Una carga excesiva que llega además en un momento complicado marcado por los altísimos sobrecostes a los que está haciendo frente el comercio de proximidad desde hace meses y en un contexto en el que muchos subsectores no han recuperado todavía los niveles prepandemia.
AESCO y la CEC, que no comparten la unilateralidad de la medida, hacen hincapié en el daño que esta reducción supondría en las empresas más pequeñas del comercio a las que generaría una grave pérdida de competitividad frente a las grandes plataformas de venta online que, lejos de verse afectadas por esta medida, saldrían nuevamente favorecidas.
Por todo ello, desde AESCO y la CEC exigen que en la mesa de negociación se consideren las realidades específicas de los diferentes sectores económicos porque lo contrario significa poner “en grave peligro la supervivencia de muchos establecimientos del comercio de proximidad y, por tanto, los puestos de trabajo que éstos generan”.