Los descubrimientos arqueológicos por la provincia de Salamanca no dejan de aportar nuevos hallazgos de grandísimo interés histórico. Es lo que ha acontecido en Villasrubias, un pueblo de la comarca de Ciudad Rodrigo, donde el arquéologo José Luis Francisco ha descubierto una nueva estela antropomorfa que se remonta cronológicamente a finales del siglo III, principios del II milenio, a.C.
La nueva estatuaria se encuadraría dentro del grupo Centro-Occidental, formado principalmente por las estelas del grupo Hurdes-Gata, aunque se extiende e incluye todas las estatuas situadas entre el Tajo y el Duero abarcando un largo periodo cronológico, desde los epílogos del Megalitismo hasta la I Edad del Hierro.
La nueva estela introduce elementos iconográficos diferentes a los que podemos observar en los ídolos y estelas de esta comarca, aunque pudiera ser la precursora de los ídolos-guijarro, al observar una redecilla o diadema en un lateral de la cabeza.
La estela antropomorfa de Villasrubias se encuentra realizada sobre granito y en ella el autor empleo diferentes técnicas de ejecución. El grabado inciso y piqueteado predomina en gran parte la pieza, aunque destaca en la zona inferior un elemento en bajo relieve. Posee asimismo elementos visibles en los laterales, lo que la convierte en una estela tridimensional o estatua-menhir.
La estela
Los rasgos de ejecución, regularizada previamente por el artista, se plasman de manera esquemática sobre una piezaa tamaño natural (1,52 metros de altura). Así podemos observar una separación clara, lograda mediante el desbastado de la pieza, entre la cabeza y el cuerpo con detalles significativos sobre el carácter antropomorfo de la misma y, artefactos que identifican el grado de poder y jerarquía de la misma. En este caso, viene determinado por elemento en relieve que sobre sale del plano y que evidencia un arma catalogada como de una “alabarda de tipo carrapatas”, típico del bronce Atlántico peninsular con el grueso de las mismas en Tras-os-Montes (Portugal), datadas a comienzos del II milenio a.C.; no obstante, este elemento, plantea una serie de dudas sobre su ejecución puesto que pudiera ser de un momento posterior a la realización de la pieza según el propio descubridor.
Estaríamos pues ante un nuevo ejemplo de estela armada en la Península Ibérica, elegante, esbelta y sofisticada que reproduce el cuerpo humano a tamaño natural minimizando el esquematismo.
Los paralelos más claros se encuentran en la cuenca del Tajo, en las estelas de Cañamero y Alconétar. Esta evidencia nos habla de la movilidad entre comunidades, sobre todo a partir del campaniforme-bronce, con el desarrollo de las clases sociales y el auge de las élites que propicia el control del territorio y las primeras fronteras; además de poner en evidencia la presencia de metalurgia desvelada por este tipo de estatuaria.
En consecuencia, se ha producido un descubrimiento significativo para la comarca mirobrigense, el cual se detallará en un nuevo artículo que se publicará en el próximo número de la publicación anual del Centro de Estudios Mirobrigenses.