España es un país muy reconocido por la belleza de muchas de sus ciudades. Madrid, Barcelona, Sevilla, Salamanca o Segovia son algunos ejemplos de esas urbes que levantan la admiración del mundo entero, siempre llenas de visitantes. Y, como tal, también tienen sus propias calles con un estilo propio.
Cada persona tiene su propia definición de belleza, la que depende de conceptos esenciales como la luz, los colores que la adornan, su historia, su arquitectura o de aquellos alicientes de ocio que presenta.
Conjuntando todos estos conceptos subjetivos, se puede hacer una lista, más o menos grande, de esas calles más bonitas y emblemáticas de España. Una de las más atractivas, y que no puede faltar nunca en este tipo de clasificaciones, es la calle Compañía de Salamanca, bonita y famosa en todo el mundo, sobre todo, por su color y su entorno patrimonial e histórico de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
La ciudad del Tormes es famosa en todo el mundo por su gran patrimonio, vida cultural y ocio, la cual tiene uno de sus epicentros en esta icónica parte de la urbe si nos salimos de la Plaza Mayor y su círculo. Sin embargo, se podría decir que esta calle es bonita y espectacular durante todo el año, surcada por miles de estudiantes y visitada por otros tantos miles de turistas.
La calle Compañía de Salamanca recibe su nombre de la Compañía de Jesús, que en el siglo XVII se asentó en el Colegio del Espíritu Santo ubicado en dicha calle. Destaca por su patrimonio arquitectónico, ya que en dicha calle se encuentran la Casa de las Conchas, la Clerecía (antiguo colegio jesuita y actual sede de la Universidad Pontificia de Salamanca), la iglesia de San Benito y el Convento de la Madre de Dios; la calle desemboca en la plaza de las Agustinas, donde, además del convento del mismo nombre, se encuentra el Palacio de Monterrey.
La calle cuenta con gran animación debido al tránsito de turistas y estudiantes. En Semana Santa son muchas las cofradías que transitan por esta vía de la que dijo Miguel de Unamuno:
La ciudad de Salamanca, y en ella muy especialmente, la calle llamada de la Compañía, parece un escenario secular, en piedra de oro, para las representaciones anuales del Drama de la Pasión y Acción de Nuestro Señor, que es el fondo de la historia que no pasa sino queda. En estas representaciones se han recreado generaciones de salmantinos.