La Sierra de Gata es el último macizo perteneciente al Sistema Central que se levanta en territorio español, ya que hace frontera con Portugal. Los materiales líticos de estas montañas de media altitud –su máxima altura está en los 1.592 metros de Peña Canchera– son predominantemente las pizarras y los pequeños afloramientos graníticos.

Unos grandes bosques de roble rebollo, los más extensos de esta especie en toda la Península Ibérica, cubren una buena parte de las laderas de la Sierra de Gata y sirven para dar nombre al espacio protegido: Rebollar. En su espesura se refugia el lince ibérico.

Vegetación

Villasrubias, un espacio protegido Falcao

La ubicación del Espacio Natural en el extremo más SO de la Comunidad, en la misma frontera con Portugal, hace que las influencias atlánticas sean intensas, aunque este territorio salmantino esté enclavado en la región mediterránea.

Los ecosistemas madereros son en su mayor parte bosques de rebollo o roble melojo, distribuidos por toda la zona montañosa y piedemonte, junto con encinares, menos importantes y localizados en los espacios más xéricos y alejados de la influencia serrana. Los robledales son los más abundantes hasta el punto de dar nombre a este Espacio Natural, aunque han sufrido importantes reducciones como con- secuencia de la acción humana.



Son también importantes las repoblaciones de coníferas, generalmente con dos especies ‘Pinus pinaster’ y en zonas altas el ‘Pinus sylvestris’ que es escaso. En las márgenes de los ríos aparece una vegetación mesófila caducifolia a fuerza de alisos, sauces y fresnos. Las formaciones de matorral son muy variadas: escobonares, frecuentes en las zonas más deforestadas del Espacio Natural, brezales que dominan en los suelos pizarrosos, jarales, matorrales típicamente mediterráneos que prosperan en suelos muy degradados y donde la especie más típica es la jara pringosa, conviviendo con el jaral, aparece el tomillar acidófilo o cantuesar, donde dominan tomillos y cantuesos, y los espinares frecuentes en todo el Espacio.

Fauna

Los ríos, siempre con agua, manantial de vida en El Rebollar Falcao

Una de las características más destacadas de la fauna en el E.N. de El Rebollar es la diversidad de especies. El catálogo de vertebrados incluye 229 especies, de los que 180 son reproductores seguros y los 49 restantes se reparten en distintas categorías de presencia. Tres son las especies más significativas, consideradas todas ellas en ‘peligro de extinción o vulnerables’: la cigüeña negra, el buitre negro y el lince. Pero junto a ellas hay otras muchas especies de gran interés: entre los mamíferos destacar el lobo, la nutria, el gato montés, el meloncillo, el topillo de Cabrera, tejón, turón...,

En cuanto a las aves destacar la presencia de especies como el elanio azul, alimoche, buitre leonado, águila culebrera, aguilucho cenizo, gavilán, azor, águila imperial, águila real, águila perdicera, cerní- calo primilla, alcotán, halcón peregrino...,

Por último, los reptiles (culebrilla ciega, eslizón ibérico, lagarto verdinegro, lagartija de bocage, víbora hocicuda...), anfibios (tritón ibérico, sapillo pintojo, sapo partero ibérico, rana patilarga...) y peces (trucha común, barbo ibérico...) tienen aquí una importante representación.

Paisaje

Montes de rebollo con las estribaciones de la Sierra de Gata Falcao

Tres son los sectores que se pueden distinguir en este Espacio, el serrano constituido por la vertiente salmantina de la Sierra de Gata, el sector del piedemonte o de penillanura con una elevada calidad paisajística y los arroyos y ríos que son la unidad de mayor valor ecológico y paisajístico. El componente vegetal, la fauna y el roquedo configuran este Espacio con un alto valor paisajístico.

El Espacio posee características naturales de gran valor, se trata del segmento más oceánico del Sistema Central, tanto desde el punto de vista de la vegetación, la fauna y la geomorfología enriqueciendo y matizando la monotonía de formas que dominan en la cordillera Central.

El Rebollar, datos

Entrada típica a una casa en Robleda Falcao

El Rebollar (en el habla local, 'El Rebollal') es una comarca natural situada en el extremo suroeste de la provincia de Salamanca, en la vertiente salmantina de la Sierra de Gata. Se denomina así por ser el roble rebollo (Quercus Pyrenaica) la especie más característica de la misma.

Se trata solamente de una denominación histórica, ya que no existen divisiones por comarcas oficialmente reconocidas en la provincia. Su extensión es de 301,79 km2, y está formada por los municipios de Navasfrías (Navafrías), El Payo (Payu), Peñaparda (Peñaparda), Robleda (Robrea) y Villasrubias (Villarrubias).



La riqueza natural de la comarca ha hecho que en el año 1991 la Junta de Castilla y León declarase la comarca como espacio natural protegido. Este espacio natural trasciende de las fronteras naturales de la comarca de El Rebollar (La Sierra de Gata y los ríos Águe - da y Ollerus) para llegar a otros pueblos fuera de la misma.

Así, el espacio protegido comprende tierras de los términos municipales de Agallas, Martiago, El Sahugo, Herguijuela de Ciudad Rodrigo, Robleda, El Payo, Peñaparda, Villasrubias, Fuenteguinaldo, Casillas de Flores y Navasfrías.

Cultura tradicional

El pandero cuadrado, seña de identidad del Rebollar y de Peñaparda Falcao

Bailes del Rebollar, con la música del pandero cuadrado Falcao

Si rica es la comarca de El Rebollar en naturaleza, no lo es menos en cultura tradicional. Su rasgo cultural más característico es la conocida como habla de El Rebollar (palra d’El Rebollal), que es la variedad local de la lengua leonesa y que todavía conservan alrededor de 4.000 personas (entre la gente que vive dentro de la comarca y los emigrantes a otros países u otras zonas de la Península).

No podemos olvidarnos de otro de los elementos singulares de la comarca, el 'panderu cuadráu' de Peñaparda, que es tañido por las mujeres tocándolo con una porra similar a la que usan los tamborileros, manera ésta de tocar que es única, pues en ninguna otra localidad de la Península (y quizás, del mundo) se toca de esta manera dicho instrumento.

Además, existen multitud de bailes dentro del folclore de la provincia salmantina como ‘el fandangu’, ‘el son’, ‘jota de dos pasus’ o ‘el ofretoriu’ (todos ellos de Robleda), los ‘ajecháus’, ‘salteáus’, ‘corríus y brincáus’ y el ‘ofretoriu’ (de Peñaparda) o la ‘charrá primera’, ‘charrá segunda’, ‘repicoteáu’ y ‘fandangu’ de El Payo.

Vestigios del pasado en Robleda Falcao