Los buenos fogones no solo se encuentran en las capitales o en los grandes núcleos de población, sino que existen pueblos que albergan más que interesantes restaurantes, los cuales no pasan desapercibidos para Michelín. Es el caso de Don Fadrique, en la carretera de Alba de Tormes, y a escaso kilómetro del río Tormes, del que decía Garcilaso de la Vega: "En la ribera verde y deleitosa/ del sacro Tormes, dulce y claro río,/ hay una vega grande y espaciosa,/ verde en el medio del invierno frío,/ en el otoño verde y primavera,/ verde en la fuerza del ardiente estío".

Pues en este mismo lugar, coronando una pequeña colina a la izquierda de la carretera que une Salamanca con Alba, se encuentra la cocina de Don Fadrique. "Nuestra forma de entender el buen hacer se hace realidad en una propuesta gastronómica, donde cobran en especial relevancia los extraordinarios productos (leches de calidad, huevos ecológicos, aceites, legumbres, carnes rojas, caza, setas, etc.) que nuestra tierra pone a nuestra disposición", aseguran Nicolás y Manuel Sánchez Monje, los empresarios.

Es que quienes hemos tenido la suerte de sentarnos en sus mesas, la cocina de Don Fadrique es la conjunción del clasicismo salmantino y la modernidad, es decir, las raíces de la tierra y la evolución que requieren los paladares actuales. En Don Fadrique "proyectamos nuestra experiencia hacia una cocina de sensaciones, cuyo principal elemento es el producto local y estacional. Aunamos experiencia, conocimientos y evolución para desarrollar una cocina fresca de temporada y una cuidada presentación para el disfrute de los sentidos", explican los hosteleros.

Nicolás, en los fogones de Don Fadrique

Los fogones siguiendo los pasos de Santa Teresa

Siguiendo los pasos de Santa Teresa, porque "Dios también anda entre fogones", accedemos a la historia de esta villa, que ha hecho de su devoción a la santa abulense su santo y seña. Aparte, el matiz ducal de la casa de Alba, la gastronomía albense termina de completar el círculo por el que acercarse a este pueblo, a apenas 20 kilómetros de Salamanca.

Como destino gastronómico, existe, decíamos un lugar único: el restaurante Don Fadrique. Mitad hotel mitad restaurante, a partes iguales, también ha ido adaptándose a los nuevos conceptos con los años, convertido en templo del producto más local desde su apertura en los años ochenta. Un lugar que hoy es un portento gastronómico y enológico (más de 400 referencias lo atestiguan) y que hacen brillar con igual potencia a la carta y a los creativos menús degustación.

La gastronomía del restaurante Don Fadrique destaca por no dejar indiferente a nadie, tratando siempre de ir un paso más allá en su búsqueda constante de sorprender al comensal. Todo tiene un emocionante por qué: de los fiambres caseros al limón serrano, una delicia elaborada con limón, carne y chorizo que rinde homenaje al tradicional desayuno de Jueves Santo de la zona y que Nicolás defiende entre risas como "poderoso antídoto para las resacas verbeneras".

También destacar el untuoso bacalao con verduras, o las patatas revolconas. Cada plato de barro habla de la historia de Alba de Tormes y su artesanía de la cerámica. Es que, como indican en todo momento los hermanos Sánchez Monje: "Aquí se viene a vivir… aquí se viene a soñar".

Y no es para menos. El restaurante-hotel está situado en un montículo dentro de una parcela bien delimitada y cercada, con arbolado, zonas verdes y aparcamiento suficiente para grandes eventos. Además, en su parte exterior goza de unas maravillosas vistas hacia la villa de las altas torres, Alba de Tormes, y el río Tormes. Una zona exterior donde también se puede disfrutar de aperitivos y solaz para las grandes ocasiones, sean en bodas, comuniones, bautizos o comidas de amigos y empresas, o en la soledad buscando que el alma sueñe.

Restaurante Don Fadrique de Alba de Tormes

Dos espacios, dos propuestas

El restaurante Don Fadrique de Alba de Tormes ofrece a sus muchos clientes dos interesantes propuestas, como también los dos diferenciados espacios. El primero es el que llaman 'Sabor de la memoria', donde ponen en valor la cocina tradicional de esta zona salmantina, en la que predominan las carnes a la brasa. Y, por otra parte, el llamado menú 'Instinto' que, como bien sugiere, es una moderna carta a modo de degustación.

Pero es que además, Don Fadrique cuenta entre sus sugerencias culinarias con los típicos platos de cuchara, de los que los fogones donde se movía Santa Teresa eran fieles testigos. Además, el cerdo ibérico procedente de la dehesa salmantina, una importante selección de quesos de la tierra, los postres en los que las monjas son grandes propagandistas y, cómo, el pan artesano.

Finalmente, los precios. Este restaurante sito en la carretera de Salamanca Alba de Tormes, a la altura del kilómetro 17, tiene precios para todos los bolsillos. Eso sí, existe un precio medio que ronda los 80 euros, aunque también se puede comer por la mitad, como con el llamado 'Sabor de la memoria'.