Salamanca, una joya en el corazón de España, es famosa por su impresionante arquitectura, su rica historia y su vibrante vida estudiantil. La ciudad ofrece también numerosos miradores que permiten apreciar su belleza desde diferentes perspectivas. Por ello, Turismo de Salamanca invita a un recorrido único por miradores especiales desde donde capturar los lugares más emblemáticos de la ciudad. Puedes convertirte en el mejor embajador de Salamanca compartiendo su belleza y riqueza cultural. De esta forma, transforma tu visita en una experiencia inolvidable.
Más que mirar, esta experiencia lleva al visitante a contemplar la belleza de la ciudad desde sus mejores ángulos. En estos puntos estratégicos se pueden tomar imágenes perfectas y compartir el encanto de Salamanca con el mundo. Salamanca, como bien sabido a lo largo de la historia, es una ciudad agradecida, por su belleza, su patrimonio, por esa luz tan especial, ideal para ser inmortalizada, antes, ahora y las 24 horas del día. Una ciudad que desde siempre ha vivido un idilio con la fotografía.
Los diez miradores
Más que mirar, esta experiencia permite contemplar la belleza de la ciudad de Salamanca, Patrimonio de la Humanidad, desde sus mejores ángulos. En estos puntos estratégicos se pueden captar imágenes perfectas y compartir el encanto de Salamanca con el mundo.
1. - Mirador del Embarcadero: patrimonio reflejado en el Tormes
Los días de sol y luminosidad el visitante es testigo de la visión especular, en simetría inversa, de las catedrales sobre el Tormes. Es el perfil patrimonial de la ciudad que el imaginario común asocia al binomio ciudad/río. En la tarde se asiste al encendido de la iluminación artística de las catedrales. De igual modo se puede contemplar el Puente de Enrique Estevan y, en la noche, acceder a su personalidad luminosa de hierro y granito.
Este mirador se ubica en la ribera sur del río Tormes, cerca del Puente Enrique Estevan y el Parque Elio Antonio de Nebrija. Recibe este nombre por ser el lugar donde se alquilan barcas que permiten una inmersión en el ambiente natural del Tormes.
Comienza la visual con la Ceña del Muradal y del Arenal o Arrabal y Fábrica de Harinas del sur. Se percibe la Espadaña de La Capilla de San Jerónimo, perteneciente al Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca (Escuelas Mayores), que da paso las Torre y Cúpula de la Catedral Nueva y la Torre del Gallo de la Catedral Vieja. Entre las catedrales y el río encajan sus edificios la Casa Lis y el Museo de Historia de la Automoción. La panorámica termina con el Convento de san Esteban y el Puente de Enrique Estevan.
2. Mirador del Puente Romano
Aunque no es un mirador en altura, el Puente Romano ofrece una vista icónica de la ciudad, especialmente al atardecer. Desde aquí, se puede ver la Catedral y las torres de la Universidad reflejadas en el río Tormes, creando una imagen inolvidable.
El ochenta por ciento de su paisaje es cielo y río. El paso del agua, normalmente, con mansedumbre, genera un efecto hipnótico. Y es un lugar de tránsito de numerosas aves acuáticas. Desde este mirador se puede apreciar la atalaya casi natural dada su integración en la ribera, que permite una doble visión, aguas arriba y aguas abajo.
Aguas arriba: Torres y Cúpula de la Clerecía (antiguo Real Colegio del Espíritu Santo o Santo Espíritu de la Compañía de Jesús), Espadaña de Real Capilla de San Jerónimo de la Universidad de Salamanca, perfil de las Catedrales, Ceña del Muradal, Puente de Enrique Estevan, Torres de la Iglesia Nueva del Arrabal, Parador Nacional de Turismo, edificio de moderado estilo modernista del arquitecto e ingeniero de origen francés Carlos Grasset y Echevarría (Plaza del Puente).
Aguas abajo: Peña Celestina, edificio de la Facultad de Ciencias, casas de la Muralla, Puente de Sánchez Fabrés. Además, es un lugar con una vegetación de ribera del interior del agua al exterior, donde viven y anidan carrizos, espadañas, sauces, alisos, chopos, álamos y fresnos.
3. Mirador de la Celestina / Huerto de Calixto y Melibea
Situado en un jardín romántico, este mirador es perfecto para una escapada tranquila. Desde aquí, se puede ver el río Tormes y la fachada oeste de la Catedral, todo enmarcado por la vegetación exuberante del jardín.
El Mirador toma su nombre del Huerto en el que se aloja, un jardín románico diseñado bajo la ambientación de la obra 'La Celestina', de Fernando de Rojas.
Al mirar desde el muro al exterior vemos, a la izquierda, el lienzo de la muralla que se pierde hacia la antigua Iglesia de San Polo y la Iglesia del Carmen de Abajo. Frente a nosotros el Paseo del Rector Esperabé y a la derecha, entre cipreses y cedros, el perfil de vidrieras y forjas curvilíneas del Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis Y de frente, la imponente torre de la Catedral, la cúpula y la Catedral Vieja.
4. Mirador de Santo Domingo
Si pensamos lo mirado podemos tratar de imaginar cómo era esta perspectiva cuando se levantaba el Convento de Santo Domingo: la casi invisible catedral románica empezaría a eclipsarse por la incipiente catedral gótica. El perfil monumental de la ciudad cambiaría para siempre y fundaría nuestro imaginario de la Salamanca catedralicia junto al Tormes y sus puentes.
El nombre de este mirador viene marcado por el Convento de Santo Domingo. El mismo hace referencia a santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Predicadores o Dominicos. Desde los jardines que acogen las esculturas del artista Venancio Blanco tenemos de frente la Catedral Nueva, cuya Torre y Cúpula se hermanan con las correspondientes a la Clerecía, asomadas sobre el Palacio de Anaya. Una vista espectacular rodeada del arte del escultor salmantino.
Ubicación: Jardines de Santo Domingo de la Cruz
Acceso libre
Horario: Martes a viernes: 17 a 21 h. Sábado, domingo y festivos: 12 a 14 h | 17 a 21 h
lunes cerrado (excepto festivos)
Punto selfie: Sí
5. Mirador Ieronimus
El nombre de Ieronimus alberga el recorrido a realizar por las Torres de la Catedral, en honor de don Jerónimo de Perigueux, obispo español nombrado para Salamanca al ser restaurada la Diócesis en 1102 y encargado de la construcción de la Iglesia de Santa María de la Catedral Vieja.
Esta visión en 180º comienza en la Torre de las Campanas, la nave central y la Cúpula de la Catedral Nueva. Continua en el Archivo Catedralicio, la Torre del Gallo y el Claustro de la Catedral Vieja. Aguas arriba del río Tormes se intuye el Puente de Felipe VI junto a la torre del antiguo Convento de san Isidoro, perteneciente a la Fundación Sánchez Fabrés. El Puente de Enrique Estevan da continuidad a la imagen del río, con las Ceñas del Arenal y del Muradal entre las islas de vegetación ribereña. Destacan las Torres de la Iglesia Nueva de la Santísima Trinidad o del Arrabal, con el Edificio del Parador confrontado, en la orilla opuesta, con la Iglesia de Santiago. Cierra el ángulo de observación el Puente Romano.
Ubicación: Torres de la Catedral
Acceso con entrada
Punto selfie: Sí
6. Mirador de las Claras
"Paisaje de Clausura. Imagina que este sea el único paisaje que vas a contemplar el resto de tu vida, estremece".
Este torreón se levanta en el siglo XVIII para aliviar levemente el aislamiento. Para ver el mundo, personas, procesiones a Santa Clara, el viento. Más allá de los rezos habría atmósferas sonoras del día a día.
Las Claras es el nombre que recibe el Convento de Santa Clara y que nombra este mirador. Desde el torreón tenemos una visual al Teso de las Catedrales con la visión al este del conjunto catedralicio. A su derecha la visión frontal de las Torres de la Clerecía con los llamativos arcos del pabellón de la Universidad Pontificia. Entre ambas edificaciones patrimoniales se intuye el Palacio de Anaya, sobre el que resalta la cúpula azulada de la Iglesia de San Sebastián. Una franja verde atraviesa la imagen que corresponde al espacio ajardinado de la Plaza de Colón.
Ubicación: Convento de Las Claras
Acceso: Con entrada. Ver horarios y comprar entrada
Punto selfie: Sí
7. Mirador Scala Coeli
La Universidad Pontificia de Salamanca ofrece acceso a su torre, desde donde se puede disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. Es un excelente lugar para ver la Plaza Mayor, la Catedral y otros puntos de interés desde una perspectiva elevada.
Las Torres de la Clerecía son un observatorio sacro de las cigüeñas y sus nidos se convierten en centinelas de la cúpula del crucero. Pero hay más nidos que buscar, en la Iglesia de San Martín, en el Palacio de Anaya… si tenemos paciencia van apareciendo. El patrimonio está habitado por las alas, hay que educar la mirada y la escucha para llegar más allá de primera capa.
Desde las Torres de la Clerecía percibimos una visión combinada que se amplía 360º. Al norte, la vista se escapa hacia el Claustro de los Estudios y el Pabellón de la Universidad Pontificia, la cúpula barroca de Iglesia de la Purísima Concepción, el ábside gótico del Convento de la Anunciación (las Úrsulas) y la Iglesia de San Benito.
Al sur se observa la arquitectura completa del Convento de san Esteban, como fondo escénico del Convento de las Dueñas. El Palacio de Anaya se ve acompañado de la cúpula octogonal de Iglesia de San Sebastián. La Cúpula y la Torre de la Catedral Nueva están antecedidas por los cedros de la Plaza de Anaya, la Secuoya del Claustro del Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca, conocido como Escuelas Mayores, custodiado, en su conjunto, por la espadaña de la Real Capilla de San Jerónimo.
Al este, el primer plano está dominado por el Patio de la Casa de las Conchas. Al fondo, la Fachada de la Casa Consistorial del excmo. Ayuntamiento de Salamanca en la Plaza Mayor, el campanario de la Iglesia de San Martín de Tours y la Torre del Clavero junto a la arboleda de la Plaza de Colón, con la Iglesia de San Pablo al fondo y la Torre del Palacio de Orellana. Al oeste todo el enfoque lo ocupa la cúpula barroca de la Clerecía, sustentada por la piedra de Villamayor, donde el cobre azulado reviste la cubierta sobre el crucero de la Iglesia.
Ubicación: Torres de la Clerecía
Acceso con entrada: Ver horarios y comprar entrada
Punto selfie: Sí
8. Mirador de San Vicente
La cuenca visual del Cerro de San Vicente es el primer espacio de la ciudad que se hace el paisaje como tal, pues es el punto de inicio de la cultura salmantina en su sentido primigenio.
Antes del asentamiento de los vetones en este promontorio, la confluencia entre la vaguada al pie del cerro y las riberas del río Tormes estaría poblada por una fresneda que sombreaba el arroyo perdido. Hace más de 3000 años, sería un entorno sin humanizar, donde pastaban los antecesores de la oveja merina y la vaca morucha, que ya se desplazarían de sur al norte y viceversa por lo que luego sería la Cañada Real de la Plata.
En un medio natural semejante al descrito, se asientan los vetones y empiezan a transformar los bosques originales en cultura. Así y aquí comienza la historia y la tradición salmantina.
La Orden de San Benito decide edificar en este solar el desaparecido Monasterio de San Vicente, que da nombre al presente mirador. Se parte de la cúpula de la Iglesia de la Purísima y se pasa al geométrico edificio del Palacio de Congresos y Exposiciones de Castilla y León. Surge en el perfil el Real Colegio del Espíritu Santo, en la actualidad, la Universidad Pontificia, siempre acompañada de la Real Clerecía de San Marcos.
Apenas se distingue la iglesia de San Sebastián junto a las Escuelas Mayores de la Universidad. Siempre erguida la torre de la Catedral, levantándose sobre la Cerca Vieja y la Nueva por debajo del antiguo Alcázar de San Juan. Y ya, al pie del río, los restos de la antigua iglesia de San Lorenzo donde la proximidad de la vegetación de la ribera anuncia el Puente Romano y la Iglesia Nueva del Arrabal.
9. Mirador de los Irlandeses
Erigido sobre la Vaguada de la Palma. La Guerra de la Independencia convirtió este reducido valle en un escenario fortificado por las tropas napoleónicas. Cuesta creer que fuera un lugar estratégico durante liberación de la ciudad en 1812, en la llamada Batalla de Salamanca.
El paso de los siglos ha llevado a tener ante nosotros el gran cubo del Palacio de Congresos que exhibe los sillares de piedra de Villamayor. La edificación se ve rodeada de izquierda a derecha por una gran enramada, compuesta por un rodal de abedules, todo su frente bordeado de Castaños de Indias, y una ladera de pinos acostados.
Cuando la vaguada era atravesada por el arroyo que le dio forma, los fresnos y sauces eran la espesura que cubría la breve hondonada. Hoy otras arboledas devuelven al lugar su esencia apacible.
El nombre de este mirador evoca al Colegio de los Irlandeses, una institución educativa fundada en el siglo XVI por la comunidad irlandesa en España. Conocido como el Real Colegio de San Patricio de Nobles Irlandeses, se estableció en la ciudad en 1592 con el propósito de formar a jóvenes irlandeses católicos en un contexto de persecución religiosa en su país natal.
El inventario patrimonial que observamos desde este mirador recorre la cúpula barroca de Iglesia de la Purísima Concepción, los arcos del pabellón de la Universidad Pontificia, las Cúpulas y Torres de la Clerecía y la Catedral Nueva. Bajamos la mirada y el arbolado de la Vaguada de la Palma se sitúa a los pies del Palacio de Congresos y Exposiciones de Castilla y León, donde encontramos las pirámides concéntricas del monumento a la Constitución Española, obra del escultor Fernando Mayoral.
10. Mirador de Monterrey
Es el palacio de Salamanca por excelencia, no es que no hay otros muchos. Es insignia arquitectónica de Salamanca y sello de identidad, Monterrey. Es el palacio de los duques de Alba, donde pasan pequeñas temporadas. La calle Compañía, que comienza en Las Agustinas, se manifiesta como un desfiladero por donde transita la vida universitaria. ¿Cuántos miles de estudiantes de todos siglos han caminado estas calles?
El Palacio de Monterrey da nombre a este mirador que enfoca el objetivo hacia el sur de la ciudad, siguiendo el curso de la Calle Compañía. En primer plano se encuentra el Convento de las Agustinas y adosado al mismo el Colegio de España. Frente a él, al otro lado de la calle, el Convento de la Madre de Dios. De fondo escénico la gran edificación de la Universidad Pontificia, mostrando los arcos de su pabellón; todo ello protegido por la Cúpula y las Torres de la Clerecía.
Los ojos más minuciosos no sólo llegarán a ver la Cúpula y la Torre de la Catedral Nueva, sino también un contrafuerte y su arbotante tras la Cúpula de la Iglesia de San Sebastián.
Ubicación: Torreón del Palacio de Monterrey
Acceso: Con entrada
Punto selfie: Sí
Salamanca es una ciudad que se disfruta mejor desde sus múltiples miradores. Cada uno de estos puntos ofrece una visión única de la ciudad, permitiendo a los visitantes apreciar la rica historia, la magnífica arquitectura y el encanto natural de Salamanca. Al visitar estos miradores, no solo se captura la belleza de la ciudad, sino también su esencia y su espíritu alegre, universitario y vibrante cargado de historia y leyendas.