Más allá de las montañas, como se dice en Portugal, Trás-os-Montes, junto a Miranda do Douro comenzó el Festival Intercéltico de Sendim. Y lo hizo, como es costumbre, entre amigos, como lo hacía también Aute cuando subía al escenario. Mário Correia, el director y productor, la presidenta de la Cámara de Miranda, Helena Barril, el presidente de la freguesía de Sendim, y el presidente de Inatel, Francisco Madelino, fueron los encargados de abrir la 23 edición. Portugal comenzó aquí, en las tierras de Miranda, con el Reino de León, y aquí continúa, con los legados de los celtas y suevos, que aquí caminaron y se alojaron. "Somos esas mezclas que nos unen, no la falsa pureza que pretende separar", apuntó Madelino. Un acto en el que, además, Correia entregó una serie de distinciones algunos de los presentes por su "compromiso y lealtad" al Intercéltico de Sendim, como el periodista que escribe.

Desde esta óptica, el Intercéltico levantó el telón de las músicas de raíz. Las músicas de las esencias que, juntas, unen a los territorios más allá de las fronteras que, para las gentes que habitan estos territorios, no existen. Así, comenzaron los gaiteros, con sus gaitas, bombos y cajas, en un pasacalles por las calles de la Villa sendinesa. Eran los más pequeños con continúan con el saber musical y cultural que generación tras generación se transmite como recuerdo a los ancestros.

Después llegaron los grupos en el escenario Inatel. Primero fueron los gallegos de Ferrol Lenda Ártabra Folk. Para la ocasión volvieron a contar con la colaboración de las Cantareiras Ghaldaripas, grupo de Pandereteiras que suele acompañarlos en las grandes ocasiones, en la recuperación de la tradición musical gallega. Eso sí, con sonidos modernos, como la batería y la guitarra eléctrica. Se presentaron en el festival con las incorporaciones de Xoel Ramos en la batería y percusiones y con el acordeonista Javier Díaz junto al resto del grupo integrado por Alberto Hermáns, Marta Masafret, Álex Lorenzo, Salva Acosta y Xosé Casal.

El grupo ferrolano apuesta por un espectáculo que represente la riqueza cultural que tiene Galicia. La mayor parte del repertorio que interpreta el grupo está compuesto por ellos mismos. Apuestan por un doble track que es cuidar lo que ya tienen pero también aportar material nuevo creando letras y melodías. Jotas, muíneiras/muñeiras, pasacalles, polcas, marchas o maneos son algunos de los ritmos que se pueden distinguir en sus conciertos.

El sonido castellano de Carrión Folk

Carrión Folk es una formación palentina con una larga trayectoria, 25 años y 3 discos elaborados cuidadosamente. Su entusiasmo por difundir las músicas de raíz está dando fruto cada vez más valorado, sobre todo en los últimos años. Su mirada hacia la música de nuestra tierra está convenciendo a la población cada vez más joven, que se interesa más por la cultura popular. En sus conciertos podemos revivir la música de antes, interpretada en el siglo XXI.

Una banda numerosa y equilibrada, con variedad de instrumentos melódicos y percusiones étnicas, que gustó al numeroso público que se dio cita en recinto de conciertos de Sendim. Interpreta la música tradicional con una visión joven, fiel a la tradición castellana, interiorizando las raíces y expresando lo que sienten con la sensibilidad, frescura y calidad que las caracteriza. La crítica valoró su manera de entender la música tradicional, los sonidos y su fidelidad a una manera peculiar de interpretar las raíces castellanas y leonesas.

Ocho músicos ponen en escena la música tradicional castellana desde las cantigas hasta los últimos trabajos de campo del veterano folclorista del grupo: muestran la riqueza tímbrica de los más variados instrumentos de cuerda (rabel, violín, mandolina, guitarra, contrabajo), de viento (varios tipos de dulzainas, gaitas, pito castellano, flautas de pico) y la riqueza rítmica: atabales, darbukas, cajones, panderos, panderetas, churrascos).

La voz evoca letras tradicionales e innova poetizando escenas que emocionan y motivan la interacción del público, pasión reforzada por las escenas de paloteos, panderadas, churrascadas. El espectáculo va in crescendo hasta la explosión final. El público siempre participa activo, solicita bises y baila cuando las condiciones sanitarias lo permiten.

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