El 20 de julio de 1996, un artefacto explosivo colocado por la banda terrorista ETA en el aeropuerto de Reus acabó con la vida de una empleada de la limpieza y dejó más de una treintena de heridos. Entre ellos, el salmantino Juan José Mateos, un guardia civil de 23 años, natural de Ciudad Rodrigo, que a sus 20 días de servicio se vio azotado por uno de los 3.500 atentados que la banda cometió entre 1968 y 2010.
Mateos es una de las víctimas que dejó ETA durante más de cuatro décadas. En su caso, las secuelas físicas fueron importantes, y tuvo que pasar por quirófano tres ocasiones, recomponiéndole los oídos y siendo intervenido en la cabeza. Tras su recuperación, el camino fue claro: el agente desechó la opción de abandonar y apostó por formar parte del antiguo Grupo Antiterrorista Rural (GAR) en el País Vasco. Ahora, continúa luchando contra el olvido, a través de homenajes y de la escritura.
“La lucha contra el ETA ha sido siempre de manera personal y de manera profesional, desde el grupo del GAR, como desde hace unos años escribiendo, para recordar lo que el grupo terrorista hizo en la sociedad, no solo vasca, sino de toda España”, señala Mateos a la Agencia Ical, con motivo de la publicación de su último libro, ‘Inocentes’.
Tras leer durante años sobre la lucha antiterrorista, Mateos refleja que comenzó a escribir al no encontrar un libro que le enganchase de manera policial, un “libro de ensayo real”. Tras dos autopublicaciones, llegó ‘Pikoletos’, tomo que ya alcanza su octava edición, y que aborda el trabajo de los GAR durante más de 30 años. Ahora, con ‘Inocentes’, busca dar voz a aquellas víctimas que no reflejan los recuentos, a las viudas, los hijos y las familias de personas anónimas asesinadas por la banda terrorista.
Su vinculación con víctimas del terrorismo ha hecho posible la recopilación de estos testimonios a través de los cuales el autor busca mostrar la realidad, más allá de la repercusión mediática que dejaban los coches bomba o los asesinatos de personas con renombre. En este caso, las historias tratan de obreros, trabajadores anónimos, abordando cuestiones “que no se conocen y que son necesarias para poder seguir avanzando en el tiempo y que la sociedad conozca lo que ha ocurrido en realidad”.
“Estamos hablando también de que cuando alguien fallece, y más en estas situaciones, la persona se va, peros sus familias, sus viudas, sus hijos se quedan, y continúa ese duelo, ese dolor que en muchas ocasiones queda invisibilizado”, explica el autor. Con ‘Inocentes’, pretende así dar voz a todas estas personas “para que no quede en el olvido todo lo que ha sucedido”.
El libro recoge así cartas inéditas, testimonios de familias que fueron extorsionadas, a quienes negaron el saludo y a las que el miedo obligó al silencio. “Los muertos, los mutilados o los heridos sí se pueden calcular, pero luego hay una cantidad de personas que fueron extorsionadas, amenazadas, gente que sufrió aquella mafia de diferentes maneras, que es incalculable”, recalca Mateos, con el convencimiento de que las cuestiones políticas han “edulcorado” la situación y de que “las heridas, lejos de cerrarse, están mal curadas”. “Yo creo que hay que atenderlas de otra manera para que se pueda, de alguna forma, pasar página, sin una necesidad imperiosa de imponer un perdón o un olvido”, demanda.
Sociedad rehén de una banda terrorista
Con la vista puesta en Euskadi y desde su experiencia, Mateos traslada que “toda la sociedad ha sido rehén de una banda terrorista que ha permanecido en el tiempo durante más de 50 años”. Además, añade que hoy en día el silencio permanece “porque es mucho más fácil”. Un silencio que se termina cuando todavía hay quienes enaltecen a los terroristas y, aunque ya no asesinen, siguen predicando sus ideales.
“Ellos mismos pecaron en su día de tener un escaso nivel cultural, de dejarse manipular por lo que era la corriente de los años 70 y 80, y cuando quisieron darse cuenta estaban metidos en una envolvente que no tenía salida”, continúa el autor. Por ello, atribuye a la “falta de cultura” en lugares más “cerrados” que algunos jóvenes “sigan cargados de odio” y apoyen estas ideas.
Ante la necesidad de no olvidar el daño que causó ETA, y escribiendo de una forma “real”, lejos de las novelas, con ‘Inocentes’ Mateos busca trasladar una “realidad documentada” para llegar a muchos lectores, sobre todo a las nuevas generaciones. “Es complejo, pero es muy triste dejar en el cajón del olvido algo que ha ocupado más de 50 años de historia de España”, reconoce.
Lo que explica este libro es que a la sociedad vasca "no solo la obligaron a curar las heridas cuando todavía no estaban cerradas, es que han intentado blanquear a los terroristas de muchas maneras, ofreciéndoles por cuestiones políticas beneficios que no les corresponden, porque a otro tipo de criminales o presos comunes no se les dan”. Por ello, anima a acercarse a estas líneas “para que dentro de unos años la gente pueda entender que se causó mucho dolor, que las víctimas del terrorismo no padecemos odio y que queremos pasar página”. Para que los lectores consideren “todo lo ocurrido como lo que es, no como una lucha antifranquista o revolucionaria. No, esto ha sido terrorismo, terrorismo puro y duro”, sentencia.