Castilla y León es una tierra de sabor, de disfrutar de la buena gastronomía y de los platos más típicos de cada una de las provincias. Son muchos los cocineros de la Comunidad que cuentan con una Estrella Michelín y cada uno de los rincones puede presumir de tener deliciosos manjares que conquistan el paladar de los más exigentes.
Si viajamos a Valladolid sabemos que no podemos dejar escapar la oportunidad de comer su deliciosa sopa castellana ni tampoco el lechazo. En el caso de Burgos, no faltarían las morcillas ni los torreznos en Soria. El arroz a la zamorana de Zamora, como su propio nombre indica, o la sopa de truchas de León. Pero, ¿qué ocurre con Salamanca? ¿Conocemos cuál es su plato estrella?
Cuando los turistas viajan a la provincia saben muchos alimentos que deben degustar ya que tienen seña de identidad. Como es el caso del conocido hornazo o, incluso, de la chanfaina. Pero no es lo único, ya que hay un alimento que destaca especialmente y que se ha convertido en un manjar. Una comida muy arraigada que, en ocasiones, pasa desapercibida para los foráneos puesto que no lo conocen demasiado.
Se trata del farinato y es especialmente popular en Ciudad Rodrigo. Antiguamente era considerado como el 'chorizo del pobre', y ha ido adquiriendo gran popularidad hasta convertirse en uno de los productos más demandados de la cocina charra. Es un embutido que se elabora a partir de una mezcla de ingredientes entre los que se incluye la manteca de cerdo, pimentón, cebolla, ajo, anís, pan y sal.
El nombre viene de 'farina', que significa harina, y que es uno de sus elementos más imprescindibles. Se caracteriza por su forma de herradura y su color naranja.
Elaboración
Elaborar el farinato no es una tarea compleja y se realiza aprovechando la época de matanza. Una vez se mezclan todos los ingredientes, se cocina a fuego lento y se embute en tripa de vaca siguiendo la manera tradicional o casera y, posteriormente, se ata en ambos extremos. Dándole esa forma tradicional de herradura.
En cuanto al paso a paso, lo primero es sofreír la cebolla y el ajo para que puedan soltar los sabores y, posteriormente, se añade el anís. Con el aceite aún caliente, hay que añadir el pimentón y la manteca. Cuando se haya derretido, es el momento de poner el pan húmedo y mezclar con todo lo anterior.
La textura final se la da la harina de trigo que le da el toque espeso. También se agrega aguardiente a la preparación y se embute en tripa de cerdo natural o artificial para que inicie su proceso de curado.
Cómo comer farinato
Lo bueno de este alimento es que hay muchos modos de preparación y se puede integrar en diversas recetas. Una de las más populares, y que a todo el mundo encanta, son los huevos fritos con farinato.
El embutido se corta a rodajas y se fríe junto a los huevos para combinar los sabores y texturas. Un auténtico manjar. No es la única forma ya que también se puede añadir en empanadas, croquetas o platos de pasta y arroz. Un sabor intenso y especiado que le da un toque muy delicioso a cualquier receta.